XXIX

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La tarde estaba oscura y nublada, el ambiente estaba cargado de algo que no podía despejarse, como una tormenta a punto de estallar.

Soonyoung había pasado toda el día en silencio, aislado en su habitación. No sabía si quería pensar en lo que había sucedido con Minghao o si simplemente lo evitaba porque las emociones le resultaban demasiado fuertes. La rabia, la tristeza y la confusión se mezclaban en su mente, y aunque sentía que algo estaba roto, no sabía si alguna vez podría volver a encajarlo.

Jeonghan entró en la habitación de su primo, tratando de acercarse a él. Sabía que Soonyoung no estaba bien, y eso era raro en una persona tan alegre como él; por eso quería llegar al fondo del asunto.

—¿Quieres cenar algo? —intentó Jeonghan, apoyándose en el marco de la puerta.

—No tengo hambre.

La respuesta fue seca, casi automática. Jeonghan suspiró, dejando a un lado su taza de café. Sabía que algo había pasado. Soonyoung no solía callar sus emociones, y aquel comportamiento retraído solo significaba una cosa: Minghao.

—¿Puedo sentarme? —preguntó.

Soonyoung asintió débilmente, sin apartar la vista del techo. Jeonghan se acomodó a su lado, en la cama, estudiándolo en silencio. Había visto a su primo enojado, triste e incluso desesperado, pero nunca tan vacío.

—¿Quieres contarme qué pasó?

El silencio se alargó, hasta que Soonyoung habló, con la voz rota:

—Me dijo que no estaba listo. Que no quiere ponerle un título a lo nuestro.

Jeonghan parpadeó, sorprendido. Sabía que Minghao era reservado, pero aquello sonaba más intenso de lo que esperaba.

—¿Eso fue todo?

—¿No es suficiente? —respondió Soonyoung con un tono amargo, frotándose los ojos. Su tristeza comenzaba a transformarse en enojo.

Jeonghan no respondió, dejando que su primo hablara.

—Siempre ha sido así, con esa barrera que no me deja cruzar. Pero... yo pensé que con el tiempo cambiaría... ¡Pensé que confiaría en mí, que querría algo más!

—Lo siento, Soon —dijo Jeonghan en voz baja.

Soonyoung negó con la cabeza, y el silencio volvió a instalarse en la habitación.

El enojo de Soonyoung era palpable, y Jeonghan sintió un dolor por él, pero también entendió por qué su primo estaba tan molesto. Soonyoung había estado esperando algo más, algo que Minghao nunca le ofreció.

Jeonghan se quedó callado, dejando que Soonyoung liberara su frustración. Pero también podía ver que detrás de todo eso había una profunda tristeza, un dolor que no quería admitir, y quizás un miedo a ser abandonado.

El recuerdo del día anterior apareció en la mente de Soonyoung, como si hubiera ocurrido solo minutos antes.

"—No sé si esto tiene futuro, Soonyoung —dijo Minghao, su voz baja y vacía—. No puedo ofrecerte lo que quieres. No quiero que las cosas se compliquen. No hay necesidad de nombrar esto."

El recuerdo hizo que Soonyoung apretara los puños con fuerza. No podía comprender por qué Minghao había sido tan frío, tan distante. La rabia lo invadía por momentos, pero luego todo se convertía en un abismo de tristeza.

Esa noche, Jeonghan no pudo evitar sentirse inquieto. Soonyoung había estado tan callado, tan distante, que su corazón se le apretó al pensar en todo lo que debía estar atravesando. Cuando vio a Soonyoung en ese estado, simplemente no pudo quedarse con las manos cruzadas. Necesitaba compartir lo que estaba ocurriendo.

Verano en Jeonju || JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora