Verano en Jeonju || JeongCheol

XXIII

La noche avanzaba, pero Seungcheol seguía dando vueltas en la cama, incapaz de dormir. De repente, su teléfono vibró, y al ver la hora, arqueó una ceja. ¿Quién en su sano juicio mandaría un mensaje a estas horas? Al ver que era Jeonghan, una sonrisa confortante apareció en su rostro.

"Ya quiero verte..."

Seungcheol parpadeó, estupefacto. ¿Qué demonios...? Un mensaje a las tres de la mañana. A él. De Jeonghan.¿Estaba escribiéndole a eso a las tres de la mañana? Recordó la noche del beso: el bar, las miradas intensas, el roce de los labios... ¿Qué hago ahora? pensó, mirando el mensaje como si fuera una bomba a punto de explotar

Sumido en sus pensamientos, Seungcheol comenzó a recordar los momentos de su pasado, aquellas relaciones fallidas y los miedos que había guardado tan celosamente. A pesar de su dura fachada, temía abrirse y ser vulnerable. Y ahora, frente a Jeonghan, esos sentimientos volvían a aflorar.

No podía quedarse ahí pensando. Necesitaba a alguien que le dijera lo que tenía que hacer, porque claramente no tenía ni idea. 

Sin pensarlo dos veces, se levantó de la cama y fue directo al cuarto de Jun. Tocó la puerta, y al no recibir respuesta, decidió que la sutileza no era su fuerte esa noche y simplemente entró.

—Jun, despierta —dijo en voz baja, encendiendo la luz con una actitud que sugería que estaba a punto de resolver un asesinato.

Jun, quien parecía más muerto que vivo, dio vuelta en la cama, cubriéndose los ojos con un brazo mientras murmuraba algo incomprensible.

—¿Otra serpiente en la casa, hyung? Porque te juro que no me voy a levantar por una maldita serpiente a estas horas.

—No, es peor —dijo Seungcheol, sin la menor intención de explicarle el concepto de prioridades a su hermano—. Jeonghan me mandó un mensaje.

Jun parpadeó, sin entender nada en absoluto.

—¿A estas horas? ¿Es alguna especie de broma muy mala o me estás despertando de verdad por esto? —preguntó con un tono que claramente decía "no me hagas perder el sueño por algo tan patético".

—No, escucha —insistió Seungcheol, más emocionado de lo que debería estar—. Es un mensaje a las tres de la mañana diciendo que quiere verme. No es cualquier cosa, Jun. Es como si me estuviera mandando señales de que soy su musa... o algo por el estilo.

Jun lo miró fijamente, y luego dejó escapar un suspiro tan largo que casi parecía haber perdido toda esperanza en la humanidad.

—¿Sabes qué, hyung? —dijo, sentándose en la cama con la misma energía que alguien que acaba de descubrir que la vida realmente no tiene sentido—. Invítalo a salir o lo que sea. Pero hazlo ya, o te juro que en la próxima te lanzaré un zapato. No tengo tiempo para tus dramas de medianoche.

—¿Salir? —Seungcheol se frunció, como si le estuvieran pidiendo que diseñara un plan para invadir un país—. ¿Tú crees que eso está bien? ¿Que lo invite? A esta hora.

Jun levantó la mirada, claramente harto de la situación.

—Sí, hyung, hazlo antes de que mi paciencia se agote y decidacometer un crimen de odio —Jun extendió la mano, buscando su zapato con la rapidez de un hombre que tiene experiencia en lanzamientos.

Seungcheol soltó una risita irónica y se alejó rápidamente. 

—Está bien, está bien —dijo levantando las manos en señal de rendición—. Solo necesitaba escuchar a alguien que no fuera mi propia cabeza en espiral.