Verano en Jeonju || JeongCheol

XXXI

La noche estaba calmada, y Jeonghan no podía dejar de sonreír. Estaba en su casa, frente a la ventana de su habitación, con la luz tenue que se filtraba desde el pasillo. Aquel día había sido diferente: Seungcheol y él se habían hecho oficialmente novios.

Esa conversación, esos sentimientos que habían estado creciendo entre ellos, ya no tenían que ser ocultos. Era real, y el hecho de que Seungcheol fuera su pareja le daba una paz que no sabía que necesitaba.

Sin embargo, mientras su mente flotaba entre recuerdos de los momentos compartidos con Seungcheol, algo le daba vueltas en el estómago: Soonyoung.

El recuerdo de su primo, casi hermano, desolado por lo que pasaba con Minghao, lo sacó de su ensueño. Jeonghan sabía que, aunque él estuviera feliz, la tristeza de Soonyoung no podía ser ignorada. Soonyoung no lo estaba pasando bien, y Jeonghan no podía dejarlo solo en ese estado. Minghao lo estaba ignorando, y Soonyoung estaba perdiendo la esperanza de que las cosas se arreglaran entre ellos.

Jeonghan suspiró, mirando la luz de noche sobre el escritorio. Decidió que no podía dejar pasar otro día sin hablar con él. Se acercó al salón, donde lo encontró sentado en el sofá, con una manta sobre sus piernas, con el resplandor de la televisión frente a él; aunque Jeonghan sabía que en realidad no estaba viendo nada.

—Soonyoung —dijo Jeonghan con suavidad, sabiendo que el menor no estaba del todo presente en ese momento.

Soonyoung levantó la vista lentamente, sus ojos oscuros, tristes, pero agradecidos por la presencia de Jeonghan.

—No puedo dejar de pensar en él —dijo finalmente, su voz quebrada, como si estuviera cansado de hablar de lo mismo, pero sin saber qué más hacer.

Jeonghan se acercó y se sentó a su lado, mirando cómo Soonyoung frotaba las manos, una acción que siempre hacía cuando estaba nervioso.

—Lo sé. Y no te estoy presionando, ¿pero qué tal si intentas distraerte un poco? Podemos salir, hacer algo diferente.

Soonyoung suspiró, rascándose la cabeza. No parecía tener mucha energía para una distracción. Pero Jeonghan no se iba a rendir tan fácil. Tenía algo importante que contarle, algo que, en su mente, podía iluminar un poco la situación.

—Hoy, Seungcheol y yo... —se detuvo, viendo que la cara de Soonyoung se iluminaba un poco al escuchar el nombre de su novio—. Nos hicimos novios.

Jeonghan lo dijo de forma casual, como quien habla de una noticia normal, pero no pudo evitar notar cómo el rostro de Soonyoung cambió al instante. El brillo en sus ojos se apagó rápidamente.

Soonyoung no respondió de inmediato. Su expresión pasó de la sorpresa a algo que Jeonghan no alcanzaba a leer del todo. Y entonces, de manera abrupta, Soonyoung dejó de mirarlo y se levantó del sofá.

—¿Qué? ¿Ahora me vas a restregar tu relación? —su tono no era exactamente agresivo, pero sí cargado de frustración y dolor. Soonyoung se giró hacia él—. No me hables de eso ahora. No es justo.

Jeonghan sintió una punzada en el pecho. Su primer impulso fue disculparse, pero lo detuvo. No quería que Soonyoung pensara que lo estaba ignorando o minimizando su dolor.

—No era mi intención —dijo rápidamente, poniéndose de pie y acercándose un poco más a Soonyoung. —No es eso. Solo... pensaba que podría alegrarte saber que finalmente se hizo oficial, que todo está bien para mí. Pero si te hizo sentir mal, lo siento de verdad.

Soonyoung se cruzó de brazos, su mirada fija en el suelo, pero Jeonghan podía ver la frustración clara en su rostro. Aun así, sus palabras salieron suaves, aunque cargadas de dolor: