XXXV

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La brisa fresca que envolvía el pequeño pueblo parecía calmar el ánimo de Soonyoung mientras caminaba junto a Wonwoo hacia la tienda cercana al hospital. El horario de visitas había terminado, por lo que tuvieron que retirarse ya y ambos morían de hambre

Aunque Soonyoung intentaba mantener una charla animada, su entusiasmo parecía un poco forzado. Movía las manos mientras señalaba los lugares a su alrededor, como si quisiera contagiar a Wonwoo de un cariño genuino por el pueblo.

—¿Ves esa casa de allá? La señora que vive ahí tiene un perro que siempre corre tras los autos vestido de hotdog —comentó Soonyoung, riendo ligeramente.

Wonwoo lo observaba con una mezcla de ternura y sospecha. Sabía que Soonyoung estaba tratando de distraerse, quizás de la preocupación por Jeonghan o, tal vez, de algo más que no estaba dispuesto a compartir. Aunque Wonwoo sonrió, no dejó de notar el leve temblor en la voz de su amigo, como si estuviera sosteniendo un hilo de emoción que amenazaba con romperse.

—Eres como un guía turístico demasiado entusiasta —bromeó Wonwoo, intentando aliviar la atmósfera.

—¿Entusiasta? ¡Por supuesto! Este lugar merece todo mi amor —respondió Soonyoung con una sonrisa más amplia de lo necesario, pero sus ojos delataban una pequeña sombra de melancolía.

Al llegar a la tienda, ambos se separaron para buscar lo que necesitaban. Wonwoo se dirigió directamente a las estanterías de bocadillos, mientras Soonyoung, distraído, se quedó junto a la entrada revisando las bebidas. 

Fue entonces cuando una figura familiar entró al lugar. El tiempo pareció detenerse por un instante.

Minghao.

Soonyoung parpadeó, incapaz de reaccionar de inmediato. Su corazón, que hace un momento estaba tranquilo, comenzó a latir con fuerza, acelerándose al reconocer a la persona que había estado evitando en su mente durante días. 

Minghao también pareció sorprendido al verlo, aunque rápidamente recuperó su compostura.

—Hola, Soonyoung —saludó Minghao, con una voz tranquila que contrastaba con la tensión que llenaba el aire entre ellos.

Soonyoung abrió la boca, cerrándola rápidamente antes de obligarse a responder. Su voz salió más baja de lo habitual.

—Hola.

Un nudo se formó en su garganta, pero trató de mantener la compostura. Aunque se sentía agradecido con Minghao por haberle avisado sobre Jeonghan, no podía ignorar el dolor que seguía cargando desde su separación. 

Minghao parecía igual de calmado que siempre, y eso solo hacía que Soonyoung se sintiera más vulnerable.

—Gracias por avisarme lo de Jeonghan —añadió finalmente, sus palabras apenas un susurro.

Minghao asintió, metiendo sus manos a los bolsillos de su abrigo con aparente desinterés, aunque sus ojos no dejaban de estudiar el rostro de Soonyoung.

—No fue nada —respondió, pero había algo en su tono que sugería que significó más de lo que estaba dispuesto a admitir.

Un silencio incómodo cayó entre ellos. Soonyoung sintió cómo su pecho se apretaba. Quería decir algo, cualquier cosa, pero temía que su voz pudiera traicionarlo. Finalmente, Minghao rompió el silencio.

—Vine a verlo, pero me dijeron que el horario de visitas ya terminó.

—Podrías volver mañana —respondió Soonyoung rápidamente, casi como si quisiera terminar la conversación. Su tono era más frío de lo que había planeado, pero no se sentía capaz de manejar la situación de otra manera.

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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Verano en Jeonju || JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora