𝐂𝐡𝐚𝐩𝐭𝐞𝐫 𝟒𝟗

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 -𝐑𝐞𝐧𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐞𝐧 𝐁𝐚𝐡𝐢𝐚

Desperté con la cabeza latiéndome como si la hubieran golpeado toda la noche. La luz del celular me encandiló en cuanto lo desbloqueé. Eran las diez de la noche. Sentí como un peso en el pecho, una mezcla de bronca y tristeza que hacía rato no me dejaba respirar tranquila. Esta vez estaba decidida: tenía que irme. Alejarme de una vez por todas de esta ciudad que solo me había traído recuerdos dolorosos. Volver a Bahía, aunque ahí haya mas recuerdos. Había intentado de todo para recomponerme, pero acá, en Buenos Aires, solo me encontré con más espinas, con más heridas abiertas. No podía seguir así.

Sin pensarlo demasiado, agarré el celular y busqué los horarios de micros. Encontré uno que salía temprano, a las 7 A.m. Lo reservé sin dudarlo, sintiendo una mezcla de alivio y miedo. Era la primera vez que tomaba una decisión tan definitiva en tanto tiempo. Me quedé sentada en la cama un rato, mirando a mi alrededor, a este cuarto que me había visto llorar y reír, donde había pasado tantas noches deseando que Rodrigo llamara, aunque fuera solo para escuchar su voz. Me reí sola, irónicamente, porque después de tanto tiempo esperando y sufriendo, el que se quedó con todo el peso fui yo. Él... él había seguido su vida como si nada.

Abrí el placard y empecé a sacar cosas. Metí mi ropa en la valija, agarrando prenda por prenda, sintiendo que cada cosa que guardaba era una parte de mí que había decidido soltar. No quería quedarme en esta "Ciudad de la furia" ni un segundo más. ¿Para qué? Para seguir dándole vueltas a lo mismo, para seguir esperando algo que no iba a llegar. Había sido un error quedarme tanto tiempo pensando que las cosas podían cambiar. Me había quedado acá aferrada a recuerdos, a promesas que él nunca cumplió, y ya no podía más.

Terminé de guardar casi toda mi ropa y, cuando estaba cerrando la valija, me agarró una mezcla de nostalgia y tristeza que me dejó clavada en el lugar. Miré el cuarto. Este cuarto que había sido mi refugio, donde intenté reconstruirme después de cada caída, de cada vez que me decepcioné, de cada vez que pensé que él iba a aparecer. Pero estaba claro: Rodrigo ya no iba a estar.

Saqué el celular y, sin pensarlo demasiado, llamé a Iván. Él era el único que sabía, que entendía todo sin que yo tuviera que explicarle nada. Atendió rápido, con su voz tranquila, como si supiera que algo estaba pasando.

—¿Todo bien, Valen? —me preguntó, y en su tono podía sentir la preocupación.

Tomé aire. Tenía que decírselo.

—Vuelvo a Bahía, Iván. Necesito empezar de cero, salir de acá. No puedo más con esta ciudad, con todo lo que pasó —le dije, tratando de sonar firme, aunque por dentro sentía que se me rompía algo.

Hubo un silencio del otro lado, como si él estuviera procesando lo que le acababa de decir. Y después suspiró, esa mezcla de resignación y alivio que solo alguien que te quiere de verdad puede sentir.

—Me alegro por vos, en serio. Creo que te va a hacer bien, necesitás eso más que nada. ¿Estás segura de que estás bien? —me preguntó, sabiendo que estaba a punto de derrumbarme.

Me mordí los labios, dudando si contarle todo. Podría haberle dicho que no, que no estaba bien, que Rodrigo había destrozado algo en mí que no sabía cómo recomponer. Pero en lugar de eso, le mentí, como siempre.

—Sí, Iván, estoy bien. Es lo mejor que puedo hacer ahora, necesito paz —le respondí, forzando una sonrisa, como si eso fuera a convencerme también a mí.

—Esta bien, tengo que ir a preparar algunas cosas para un stream, avisame cuando llegues. Te quiero mucho valen, nos vemos

—Chau ivan, yo tambien te quiero mucho amigo— Suspire.

Corté la llamada y me quedé sola en mi cuarto, mirando la valija, sintiendo el dolor de cada recuerdo, de cada mirada, de cada esperanza rota. Rodrigo seguía presente en mi cabeza, como si fuera imposible soltarlo, como si él estuviera atado a todo lo que fui en esta ciudad. No era solo él, era toda la historia que había construido en Buenos Aires; una historia que había terminado mal, pero que me había definido durante tanto tiempo.

Cerré los ojos y lo primero que me vino a la mente fue ese beso en el auto de Rodrigo, el sabor de sus labios, su perfume, esa cercanía que habíamos tenido, aunque fuera por un instante. Me sentí una adolescente otra vez, esa chica que siempre pensó que él era inalcanzable, que nunca iba a mirarla dos veces, porque siempre estaba detrás de Guille. Me di cuenta de cuánto tiempo había pasado esperando algo que, al final, me había destrozado. el último "te amo" que me había dicho con lágrimas en los ojos. Y ahí estaba yo, sola, sin él, con las mismas heridas que pensé que se habían cerrado hacía años.

La noche avanzaba, y aunque estaba exhausta, sabía que no iba a poder dormir. Cerré los ojos, buscando un poco de calma, pero lo único que me venía a la mente era ese beso en su auto, su mano en la mía, y la forma en la que me miró, como si al fin me viera. Sentí una punzada en el pecho, y me di cuenta de que todavía lo amaba, de que por mucho que quisiera olvidarlo, él seguía siendo parte de mí. Lo odiaba por eso, porque no podía dejarlo ir, porque me había dejado llena de preguntas, de dudas, de cosas que nunca nos dijimos.

Recordé cómo en la secundaria lo miraba de lejos, cómo lo evitaba porque pensaba que él nunca iba a mirarme. Siempre lo veía con Guille, siempre pendiente de ella, como si yo fuera invisible. Y cuando al fin nos encontramos, cuando las cosas parecían estar en su lugar, él lo arruinó todo. Volví a recordar la noche en el boliche de Bahía, el beso, la promesa rota. Me dolía pensar que fui una idiota, que después de tanto tiempo, seguía atada a él, a alguien que nunca supo qué hacer con mis sentimientos.

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Buen Domingoo

Espero que anden bienn

Ya vamos llegando al Chapter 50 !!

Disfruten del Capitulo, Voten y comenten

Que creen que va a pasar? 😏👀

Nos vemos mañana 🧡

                       -Angi<3


𝐂𝐞𝐫𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐓𝐢 - 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 𝐂𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora