Un Millón de Dólares.

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Lisa se despertó sintiendo un dolor agudo en la cabeza. El alcohol de la noche anterior había hecho su trabajo, y ahora se arrepentía de haber bebido tanto. Mientras se frotaba las sienes, maldijo en voz baja y se prometió que no volvería a beber de esa manera.

—¡Dios, mi cabeza!— gruñó, sintiendo el latido detrás de sus ojos. Al menos era domingo, un día sin trabajo ni responsabilidades.

Se levantó tambaleante y miró a Minnie, quien seguía profundamente dormida en el sofá, en una posición extraña. Decidió que era momento de despertarla.

—¡Minnie, levántate, ya es mediodía!— le dijo, dándole un ligero empujón.

—Manobal... ahora no... — se quejó Minnie con voz ronca. —Dios, mi cabeza va a explotar...

Lisa dejó escapar una carcajada, aunque inmediatamente se arrepintió al sentir un nuevo pinchazo en la cabeza.

—Pues claro que sí, bebimos como si no hubiera mañana. ¡Parecíamos un barril sin fondo, Minnie!— añadió mientras se sentaba en el borde de la cama, masajeándose la frente.

Minnie se incorporó lentamente, con una mano en la cabeza, intentando mitigar el dolor.

—No grites, Lisa. Si sigues así, mi cráneo se partirá en dos— gimió, buscando a tientas una botella de agua que estaba en la mesa de centro. —No volveré a beber jamás...

Lisa soltó una risa incrédula.

—Siempre dices lo mismo, pero luego somos las primeras en pedir otra ronda— bromeó.

Minnie, sin ánimo de discutir, se levantó lentamente y fue al baño para tomar una pastilla.

—Bueno, Lalisa, me voy a retirar— dijo Minnie, mientras se ajustaba la camiseta y se acomodaba el cabello. —Tengo que subir unas fotos nuevas a la plataforma. Y tú, deberías estar pensando ya en el video que vas a grabar.

Lisa suspiró profundamente. Era cierto, el video era algo que tenía que hacer y, aunque había decidido participar en ese evento especial, no podía evitar sentirse abrumada por la idea.

—Lo sé... Me daré una ducha y lo pensaré— dijo mientras se pasaba las manos por el rostro, intentando despejarse un poco.

Minnie le dio una palmada en la espalda antes de dirigirse a la puerta.

—Está bien, Lisa. Nos vemos más tarde. Piensa bien lo que harás— dijo antes de salir.

Lisa cerró la puerta detrás de ella y se quedó un momento en silencio. A solas en su departamento, sintió una mezcla de nervios y curiosidad. Se dirigió al baño, encendió la ducha y se quedó mirando su reflejo en el espejo. ¿Podría hacerlo? ¿Podría cumplir con las expectativas de tanta gente que esperaba ver ese video? La idea de acostarse con alguien desconocido en un juego de roles seguía pareciéndole surrealista.

Mientras tanto, en el departamento de Jennie, una escena similar se desarrollaba.

—Jennie, levántate, es mediodía y ya pedí la comida— dijo Jisoo con tono imperativo, mientras sacaba unos envases de comida a domicilio de una bolsa de papel.

Jennie, con una voz apenas audible, respondió desde su habitación.

—Déjame dormir, Jisoo...

—No, vamos. Arriba. No puedes dormir todo el día— insistió Jisoo, entrando en la habitación y sacudiendo las sábanas.

Jennie se cubrió el rostro con una almohada, pero finalmente se rindió, levantándose lentamente con el rostro descompuesto y una clara resaca.

—Bien... bien, ya voy— murmuró mientras se tambaleaba hasta el baño.

Only Fans You Signed Up (Jenlisa Gip) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora