Hotel.

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Después de la Cena en la Mansión Kim

Después de despedirse de los padres de Jennie, la pareja salió de la majestuosa mansión y caminó hacia el auto. El aire nocturno estaba fresco, y la luna iluminaba tenuemente el camino.

— Hoy yo manejaré el auto —anunció Jennie mientras tomaba las llaves.

Lisa se encogió de hombros, aún agotada por la intensa experiencia en casa de los Kim.

— Está bien. Igual estoy algo cansada.

Subieron al auto, y Lisa apoyó la cabeza contra la ventanilla, observando la ciudad pasar lentamente bajo las luces. El silencio entre ellas era cómodo, cargado de emociones no expresadas, como si ambas estuvieran digiriendo lo que acababa de ocurrir.

Sin embargo, pronto Lisa notó que no tomaban el camino habitual hacia su departamento. Frunció el ceño, intrigada.

— ¿A dónde vamos? —preguntó, girando la cabeza hacia Jennie.

Jennie le lanzó una sonrisa enigmática sin apartar la vista del camino.

— A un lugar que te va a gustar.

Lisa arqueó una ceja, pero no insistió. Sabía que Jennie siempre tenía algo bajo la manga cuando usaba ese tono.

Después de un rato, llegaron a la entrada de un hotel imponente, iluminado con neones dorados y una gran fachada de mármol.

— ¿Un hotel? —preguntó Lisa, sorprendida—. Jennie, ¿qué estamos haciendo aquí?

Jennie le dedicó una mirada pícara mientras apagaba el motor.

— No cualquier hotel, cariño. Vamos, te va a encantar.

Lisa siguió a Jennie con curiosidad mientras esta se registraba en la recepción. La sonrisa cómplice de Jennie hacia el personal del hotel le indicaba que había estado planeando esto cuidadosamente. Cuando finalmente subieron al ascensor, Jennie presionó el botón del último piso. Lisa, intrigada pero emocionada, la miró de reojo.

— ¿De verdad me vas a decir qué estamos haciendo aquí?

Jennie le sonrió, tomando su mano.

— Verás, sé que pasaste por algo difícil esta noche, algo que ni siquiera yo esperaba… pero quería compensarlo. Quiero que esta noche sea especial para ti, amor.

El ascensor se detuvo, y Jennie abrió la puerta de la suite presidencial.

— Bienvenida, Lisa.

Lisa dio un paso dentro y se quedó boquiabierta. La habitación era amplia y elegante, con ventanales que ofrecían una vista panorámica de la ciudad. Sin embargo, lo que más le llamó la atención fue lo que había en el centro: un gran cuarto rojo, con paredes de terciopelo carmesí, iluminación suave y una cama inmensa rodeada de espejos. Había muebles y accesorios que sugerían una noche de exploración sin límites.

— Nini… esto es...

Jennie la abrazó por la espalda, apoyando la barbilla en su hombro.

— Es un cuarto rojo, y hoy eres dueña de mí, Lisa. Puedes hacer conmigo lo que quieras.

Lisa se giró lentamente, tomando el rostro de Jennie entre sus manos, como si quisiera asegurarse de que aquello era real.

— Oh, Jennie... —susurró con una sonrisa traviesa—. Acabas de despertar algo en mí, y te juro que vas a arrepentirte de haberme traído aquí.

Jennie le devolvió la sonrisa, desafiándola.

— Tomaré el riesgo, Manobal.

— ¿Recuerdas la palabra segura? —susurró Lisa, rozando los labios de Jennie con los suyos.

Only Fans You Signed Up (Jenlisa Gip) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora