¿Necesitas ayuda?

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Un mes había pasado desde el nacimiento de las gemelas, y cada día era una aventura nueva para Jennie y Lisa. Lisa, quien había solicitado un permiso especial en su trabajo, estaba completamente dedicada a sus hijas. Por su parte, Jennie alternaba entre los días en casa y algunas salidas esporádicas al trabajo, mientras trataba de encontrar el equilibrio entre su rol de madre y su carrera. Pero, aunque amaban cada segundo con las pequeñas, no siempre era sencillo. Había días buenos, donde las niñas parecían ángeles, y días difíciles en los que se veían forzadas a llamar a los padres de Jennie para obtener ayuda extra.

Una tarde de martes, el departamento estaba en calma. Lisa estaba sola con las bebés, pues Jennie había salido para atender un compromiso urgente en su trabajo. Las pequeñas dormían plácidamente en sus cunas, pero con el instinto de madre en pleno desarrollo, Lisa sabía que pronto despertarían. Se acercó suavemente y les habló en un susurro dulce.

— Hola mis amores, ¿ya despertaron? —dijo, acariciando la cabecita de una de ellas que empezaba a abrir los ojos, bostezando dulcemente. Las miró con una mezcla de ternura y diversión—. Mis dormilonas, aquí está mamá. ¿Quieren que les cante? Espero les guste, porque es lo que siento por su mami.

Lisa respiró hondo, sabiendo que no era exactamente una cantante profesional, pero estaba decidida a transmitirles su amor. Comenzó a cantar una de sus canciones favoritas, una que siempre le había recordado a Jennie desde el día en que se conocieron.

Lisa cantó suavemente:

Todos los días me despierto al lado de un ángel
Más hermosa de lo que las palabras podrían decir
Dijeron que no funcionaría, pero ¿qué sabían?
Porque pasaron los años y todavía estamos aquí hoy…”

Las pequeñas la miraban, curiosas ante el sonido de su voz, mientras ella continuaba con emoción:

“Nunca en mis sueños pensé que esto me pasaría…
Mientras estoy aquí delante de mi mujer,
No puedo contener las lágrimas en mis ojos…”

Lisa sonrió, sumergida en sus propios sentimientos, y las bebés parecían calmarse más con cada verso.

— No sabía que cantabas, Lalisa Manobal —se escuchó una voz suave detrás de ella.

Lisa dio un pequeño sobresalto, girándose hacia la puerta y encontrando a Jennie recargada en el marco, observándola con una mezcla de ternura y sorpresa.

— ¡Vaya! Ya llegaste... Bueno, espero que te haya gustado. Está dedicada a ti —respondió Lisa, sonrojada.

Jennie se acercó a ella con una sonrisa y la abrazó con ternura.

— Todo de ti me gusta, cariño —dijo Jennie antes de darle un suave beso en los labios y luego miró a las pequeñas—. ¿Cómo están mis amores? ¿Se portaron bien con mamá? Las extrañé a mares…

Jennie levantó a una de las bebés con cuidado y la acercó a su pecho, mientras Lisa hacía lo mismo con la otra. Juntas caminaron hacia la sala, donde pasaron un rato mimando y conversando con las pequeñas hasta que, entre risas, Lisa rompió el silencio.

— Jen, necesito contarte algo —dijo Lisa, cambiando de tono. Jennie la miró con curiosidad mientras seguía arrullando a Lexie—. Fran Gran se va de vacaciones y dejará a cargo a una amiga suya. No ha dicho quién es, pero me llamó para pedirme que la ayude en lo que necesite.

Jennie la miró con una ceja levantada.

— ¿Y eso? No me digas que te pusiste nerviosa, Lalisa Manobal. Ya no te afectan las jefas, ¿o sí?

Lisa negó con una sonrisa.

— Claro que no, amor. Pero pensé en mencionarlo porque, bueno, yo regreso al trabajo en un mes y… creo que sería bueno contratar a alguien que nos ayude con las niñas. Son dos, Jennie, y tú también vas a regresar al trabajo. Además, ya casi termino mi último examen en la uni, ¿puedes creerlo? —dijo, con una mezcla de entusiasmo y agotamiento.

Only Fans You Signed Up (Jenlisa Gip) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora