Recuerdos.

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En el departamento de Minnie.

— ¿Lisa? ¿Qué haces aquí? —preguntó Mimi sorprendida al ver a Lisa en la puerta.

Lisa suspiró, claramente frustrada, y se encogió de hombros.

— Hola, Mimi. Pues verás… Jennie se enojó conmigo porque le sonreí a la chica del restaurante. Me echó del departamento.

Mimi le lanzó una mirada divertida mientras se hacía a un lado para dejarla pasar.

— Está muy sensible, ¿no? Pasa, anda. ¿Quieres una cerveza o agua?

— Una cerveza, por favor.

Ambas se sentaron en el sofá. Mientras Minnie iba a la cocina por la bebida, Lisa se recostó y soltó un suspiro cansado. Cuando Mimi volvió, le pasó la cerveza y se acomodó junto a ella.

— Entonces, Jennie te echó por una sonrisa…

Lisa asintió, rodando los ojos con resignación.

— Sí, está muy sensible últimamente. Pero bueno, ya tiene grande su pancita. Amo hablarle a los bebés… ¿puedes creer que ya tiene ocho meses?

Minnie sonrió, divertida.

— ¡Es increíble! Todavía recuerdo cuando me contabas todas las cosas que pasaron los primeros meses…

Flashback: Dos meses de embarazo

Jennie, tumbada en la cama con expresión agotada, se quejaba entre suspiros.

— Lili… estoy muy cansada. Solo quiero dormir.

Lisa, acariciando su cabello, sonrió comprensiva.

— Está bien, cariño. Descansa, yo estoy aquí.

Una semana después

— ¿Cómo te sientes, amor? —preguntó Lisa mientras llegaba con una bolsa de comida en la mano, como cada día.

Jennie se sentó en la cama con esfuerzo, su cara reflejando cansancio.

— Bien… aunque sigo teniendo muchas náuseas. Y el vómito… ni se diga.

Lisa se sentó junto a ella, mirándola con preocupación.

— Lo siento, amor. Si pudiera, haría cualquier cosa para evitarte esas náuseas.

Jennie le dio una sonrisa débil.

— No pasa nada, cariño. Lo importante es que los bebés estén bien. ¿Qué trajiste para almorzar?

— Comida mexicana…

Jennie se quedó en silencio un segundo, y de repente rompió en llanto.

— ¿Por qué lloras, amor?

— ¡Tú solo quieres verme gorda! —sollozó Jennie—. ¡Por eso trajiste comida mexicana! Me vas a dejar por otra…

Lisa abrió los ojos, desesperada.

— ¡No, amor! Tú misma me pediste esta comida… ¡Dios, no! No quiero a nadie más que a ti...

Madrugada: Tres de la mañana

— Amor… —susurró Jennie mientras empujaba suavemente a Lisa, que dormía profundamente.

Lisa, medio dormida, murmuró:

— ¿Qué pasa, Nini?

— Quiero tacos… y una hamburguesa.

Lisa abrió los ojos lentamente, mirando la hora en su celular.

Only Fans You Signed Up (Jenlisa Gip) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora