Jennie.

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Después de que Lisa Manobal se fue de mi oficina, volví a enfocarme en terminar el resto del papeleo. Las horas pasaron sin que me diera cuenta, como solía suceder cuando me sumergía en el trabajo. El silencio de la oficina me mantenía en una calma engañosa, hasta que vi el reloj. Las 10 PM otra vez. Había vuelto a perder la noción del tiempo.

Tocaron la puerta.

—Adelante,—respondí con voz controlada, sin levantar la vista del documento que estaba revisando.

Allison, mi asistente personal, entró tímidamente.

—Señorita Kim, son las 10, y es mi hora de salida. ¿Necesita algo más antes de que me retire?

Levanté la mirada y sonreí brevemente, aunque el cansancio ya empezaba a hacer mella en mí.

—No, Allison, está bien. Yo también me retiraré pronto. Gracias por tu trabajo, puedes irte.

Allison asintió, pero antes de salir, hizo una pausa, como si dudara en decir algo más.

—Ah, señorita Kim, gracias por lo que hizo por mi amiga Lisa. Sé que le dio la exclusiva a Lloud por ella.

—No te preocupes por eso, —respondí sin mostrar mucha emoción, pero sabía que la situación con Lisa había tenido más impacto en mí del que estaba dispuesta a admitir—. Supongo que al final fue lo correcto. Descansa, Ally.

—Igualmente, señorita Kim. Nos vemos el lunes.

Una vez que Allison se fue, recogí mis cosas y me dispuse a marcharme. Mi cuerpo sentía el agotamiento de la larga jornada, pero mi mente seguía inquieta, atrapada entre pensamientos que intentaba ignorar. Llamé a mi chófer mientras salía de la oficina, y caminé hacia el estacionamiento.

Cuando llegué, Suga, mi fiel chófer, me estaba esperando con la puerta abierta del coche.

—Señorita Kim, buenas noches, —dijo con su habitual formalidad—. ¿A dónde la llevo esta vez?

—A mi departamento, Suga. No tengo más asuntos por hoy.

—Como ordene, señorita Kim.

El viaje a casa fue rápido y silencioso, como siempre. Al llegar, me despedí de Suga y subí directamente a mi penthouse. Una vez dentro, sentí la familiar tranquilidad de mi hogar: amplio, lujoso, con ventanales que ofrecían una vista increíble de la ciudad. Vivir en el último piso me daba una sensación de superioridad, de control, pero al mismo tiempo, a veces me recordaba lo sola que estaba.

Me dirigí al baño y tomé una larga ducha, dejando que el agua caliente aliviara el estrés del día. Después, me puse unas bragas rojas de seda y una bata suelta encima, y me dejé caer en el sofá tipo L que dominaba la sala de estar. El contraste entre la comodidad de mi apartamento y el caos que sentía por dentro era casi abrumador. Desde allí, la vista nocturna de la ciudad era espectacular; las luces parpadeantes de los edificios y las calles me daban una sensación de distanciamiento del mundo que a veces agradecía.

Con una taza de café en mano, abrí mi laptop para revisar algunos contratos relacionados con la construcción de los hospitales. Mi empresa estaba en plena expansión, y uno de nuestros nuevos proyectos era la construcción de hospitales con tecnología avanzada, algo que podría ayudar a limpiar el nombre de mi familia tras los errores de mi hermano. Sin embargo, mientras mis ojos recorrían las cláusulas legales, una notificación en la esquina de la pantalla capturó mi atención.

Notificación:
@Lala-Bal ha subido un nuevo video: "Travesuras en la bañera".

Mi corazón dio un vuelco. Sabía perfectamente quién era Lala-Bal.  Había logrado mantenerme alejada de su contenido por semanas, pero ahora, al ver esa notificación, los deseos reprimidos volvieron con una fuerza abrumadora.

—Jennie, ignóralo, —me dije en voz baja, como si hablar en voz alta me diera más control sobre mí misma—. No puedes volver a caer.

Sabía que era lo correcto. No debía dejarme llevar por la tentación de ver su contenido otra vez. Pero era débil. No pude resistir. ¿Qué daño podría hacer solo mirar?

Con un suspiro de derrota, hice clic en la notificación. Al hacerlo, se desplegaron varias fotos nuevas de Lala. Ahí estaba ella, en poses sensuales, su piel reluciente bajo la luz suave de la cámara. Tenía un cuerpo que podría describirse como perfecto. Cada curva parecía diseñada para encender algo en mí. Mis pensamientos volvieron a la mañana, cuando trataba de mantenerme concentrada durante la entrevista y mis ojos no dejaban de desviarse a sus labios, a la manera en que su blusa apenas ocultaba sus pechos.

—Tiene un cuerpo espectacular, sin duda, —murmuré para mí misma, incapaz de apartar la vista.

Sin embargo, lo que realmente llamó mi atención fue el nuevo video, el motivo por el cual había abierto esa notificación. El título, "Travesuras en la bañera", sugería lo que me temía. Sabía que tendría que pagar para verlo, pero el costo no me sorprendió. $1000 dólares. Un precio elevado, incluso para OnlyFans, pero yo lo había pagado antes.

—No puedo creerlo, Jennie, —me dije en tono de reproche—, estás gastando dinero solo para ver a alguien masturbarse.

Pero el deseo era más fuerte que la lógica. Sin pensarlo más, hice el pago, y el video comenzó a reproducirse.

La pantalla se llenó de la imagen de Lala en una bañera, rodeada de espuma. Su expresión era coqueta, provocativa, mientras jugaba con el agua y su propio cuerpo. Mis ojos estaban pegados a la pantalla, mientras mi mente trataba de procesar lo que sentía. No era solo atracción física. Había algo más profundo, algo que había estado creciendo desde hacía tiempo, aunque me negaba a admitirlo.

Mientras la observaba, no pude evitar imaginar cómo sería estar allí, con ella. Ser la persona que la tocara, no a través de una pantalla, sino en la vida real. La idea me estremeció.

Lo puse en pausa y sin considerar lo que hacía, fui a mi habitación por mi juguete sexual.

Lo volví a reproducir mientras lo  encendía, empecé a estimularme, cuando su miembro salto del agua hasta su ombligo, tenía que agarrar su miembro con sus dos manos para cubrirlo completamente y empezó a simular embestidas, mientras yo me penetraba con mi vibrador "¡Dios!" dije, "Ya necesitaba esto". Empecé a penetrarme más duro cuando la mujer pelinegra gimió

Ah,Ah,Ah

Entonces no pude más, mientras me venía en un devastador orgasmo, me imaginé el rostro de Lisa Manobal. No podía creer lo que imaginé. Respiraba agitada y miraba como la mujer llegó a su clímax y terminó el video.

--- Estarás volviéndote loca, Jennie.-- me reprendí.--- ¿Cómo puedes imaginarte qué la mujer es Lisa Manobal? ¡Imposible!

¿Por qué haces esto?, me preguntaba una y otra vez. Jennie Kim, CEO de una de las compañías más grandes del país, cayendo en un juego del que no sabía si quería salir. Pero había algo en Lala que me hacía vulnerable. Y no solo era su cuerpo; había una atracción emocional, algo en ella que me llamaba profundamente, aunque jamás lo admitiría en voz alta.

Apagué el video, cerré la laptop y me quedé sentada en la oscuridad de mi salón, solo acompañada por la luz suave de la ciudad a mis pies.

Lisa Manobal. Un nombre que resonaba en mi mente. Sabía que no era solo otra chica atractiva en la pantalla. Sabía que esta obsesión iba más allá de lo físico. Y lo peor era que no estaba segura de cómo detenerlo.

Sin embargo, lo que aún no sabía era que muy pronto tendría la oportunidad de estar más cerca de Lisa de lo que jamás habría imaginado. Porque aunque Lisa no lo sabía aún, su "fan número uno" estaba dispuesta a pagar lo que fuera necesario para tener una noche especial con ella.

 











Otro por qué veo que la historia a gustado ✨💕🤠

Only Fans You Signed Up (Jenlisa Gip) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora