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Jimin sintió un cosquilleo en el estómago. ¿Cómo había pasado por alto algo tan evidente? Al recordar los momentos en los que Jungkook había estado a su lado, ahora notaba detalles que antes le parecían insignificantes: la forma en que el alfa siempre le prestaba atención, cómo lo cuidaba discretamente, o la manera en que sus ojos se suavizaban al mirarlo. ¿Cómo no se había dado cuenta de que había algo más en esas miradas y esos gestos?

Desvió la vista, sintiendo el calor subirle a las mejillas. —Supongo que... nunca lo noté —murmuró, casi para sí mismo.

Jungkook lo observó, una leve sonrisa curvando sus labios. —Es fácil pasar por alto cosas cuando te acostumbras a que estén ahí —dijo con suavidad, su voz baja y profunda.

No quería victimizarse, ni tampoco culparlo. Recordando lo que había dicho el padre de Jimin, tenía razón. El no podía presionar a Jimin , tanto para que aceptara sus sentimientos como para que olvidara su matrimonio. No era justo imponer su sentir , y era (en parte) culpa suya haber terminado como había terminado el alfa.

El silencio se instaló de nuevo, pero esta vez no era incómodo. Había algo nuevo entre ellos, algo que apenas comenzaba a desvelarse. Jimin sintió la necesidad de decir algo, de llenar el vacío, pero las palabras no salían. Se dio cuenta de que estaba frente a un Jungkook que no conocía del todo, alguien que había crecido junto a él pero que también había cambiado de formas que no había percibido.

Fue como quitarse una venda y ser por primera vez, capaz de ver más allá.

Jungkook le observaba con una mano en la mejilla, apoyado, mientras con la otra mano deslizaba un mechón rubio a un lado de la oreja del omega.

—No sabía que... eras así de atento —admitió finalmente, levantando la vista para encontrarse con la mirada penetrante del alfa.

—Siempre he sido así contigo, Hyung. —Repitió.—Pero tú estabas distraído con otras cosas —respondió Jungkook, su tono cálido, pero con un matiz de anhelo que Jimin no pudo ignorar.

Jimin sintió un nudo en la garganta, como si una barrera que había estado erigiendo durante años empezara a resquebrajarse. Había estado tan centrado en sus propios problemas, en su relación (fallida) con Eunwoo y en la crianza de Sun, que no se había detenido a mirar lo que tenía justo frente a él. Jungkook siempre había estado allí, ofreciéndole un apoyo incondicional sin pedir nada a cambio.

—Supongo que estaba ciego —murmuró Jimin, avergonzado por su propia ignorancia.

Jungkook negó con la cabeza y esbozó una sonrisa. —No estabas ciego, Hyung. —dice, y al notar la distancia entre los dos tomó a Jimin del costado y la pierna para atraerlo hacia él. Más cerca, para que pudiera apoyar su espalda en su pecho.

Jimin se río por la facilidad del alfa en moverlo tan fácil.

—Simplemente tenías otras prioridades, y lo entiendo. Pero ahora... —su voz se hizo un poco más baja—, ahora estoy contento de que me estés viendo.

Las palabras de Jungkook resonaron en el pecho de Jimin, provocando una mezcla de emociones que lo dejaron sin aliento. Era como si de repente todo el tiempo que habían pasado juntos adquiriera un nuevo significado. Miró al alfa, y en sus ojos oscuros encontró algo que nunca había notado antes: una promesa, un deseo latente que había estado oculto a plena vista.

—Entonces... —dijo Jimin, sintiendo que su voz temblaba—. ¿Todo este tiempo...has sido así?

Jungkook se acercó un poco más, su mirada fija en la de Jimin. —Todo este tiempo —afirmó con suavidad—He estado esperando a que tú también lo notaras.

El silencio volvió a caer, pero esta vez estaba lleno de una comprensión silenciosa, un acuerdo tácito de que algo había cambiado. Jimin sintió que su corazón latía con fuerza en su pecho, acelerándose con cada segundo que pasaba. Estaba asustado, sí, pero también ¿emocionado? Por primera vez en mucho tiempo, sintió que estaba a punto de dar un paso hacia algo desconocido.

Sin saber qué más decir, Jimin extendió la mano y la colocó sobre la de Jungkook, que descansaba en el suelo. El alfa no se movió, pero Jimin pudo ver cómo sus ojos se oscurecían levemente, un indicio de la intensidad de sus sentimientos.

—Perdón.

—No tengo nada que perdonar. —Tomó la mano de Jimin y la llevó a sus labios.

—Gracias —murmuró Jimin finalmente, su voz apenas audible— Por esperar. Y por estar aquí.

Jungkook respondió con una sonrisa tranquila, sin soltar la mano de Jimin. —Siempre voy a estar aquí, Hyung. No importa cuánto tiempo pase.

Con ese intercambio de palabras, el silencio volvió a instalarse, pero estaba cargado de una nueva cercanía. Ambos se dejaron caer hacia atrás, acomodándose sobre las almohadas, con Jimin descansando su espalda en el pecho de Jungkook. El alfa rodeó la cintura del omega con un brazo, sosteniéndolo cerca, mientras el ritmo pausado de su respiración se sincronizaba con el de él.

Sin darse cuenta de cómo, ambos empezaron a sentirse cada vez más pesados, sus párpados cayendo con el cansancio acumulado y los efectos del soju. Poco a poco, la tensión se fue disipando, dándole paso a una calma adormilada que los envolvió en un abrazo silencioso. Antes de que Jimin se quedara dormido por completo, sintió el latido constante del corazón de Jungkook bajo su mejilla, y una sensación de paz se apoderó de él.

—Buenas noches, Jungkook —murmuró con un suspiro antes de sucumbir al sueño.

El alfa, con una leve sonrisa dibujándose en sus labios, le dio un apretón suave a la mano entrelazada con la suya.

—Buenas noches, Hyung —respondió, cerrando los ojos y permitiendo que el sueño lo arrastrara junto a él.

Así, en la penumbra de la habitación y envueltos por la calidez del otro, quedaron dormidos, abrazados como si hubieran estado destinados a encajar de esa forma desde siempre.

💔Más Allá De Un Corazón Roto | Kookmin Au ❤️‍🩹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora