💔Más Allá De Un Corazón Roto | Kookmin Au ❤️‍🩹

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Park Jimin, fue un niño cuyo nacimiento fue deseado y amado desde el primer momento.

Nacido en el seno de familia acomodada y cariñosa. Una madre omega que siempre fue dulce y devota, con algo de carácter para conseguir todo aquello se propusiera. Y sobre todo, para mantener a raya a su esposo, un alfa dominante que en el pasado habría sido un dolor de cabeza.

Pero que ahora parecía haberse ablandado tras el nacimiento de su cachorro.

Algo que le hubiera pasado a cualquiera que tuviera la oportunidad de conocer la pequeña bolita de amor que era Park Jimin.

En sus primeros años de vida, hasta los siete, era el niño más popular del vecindario. Cuando conoció a su mejor amigo (aunque ahí no lo sabía) , Jeon Jungkook, un niño de cinco años que vivía solo con su madre.

La señora Park, no tardó en ofrecer su ayuda con la joven madre y eso hizo que eventualmente Jimin y Jungkook se hicieran cercanos.

Desde ese momento, Jimin cuidaba de su menor.

Frases como "mi bebé , come sopita que viene el avión" , o "tienes que peinarte para que te veas bonito, mi bebé", eran el pan de cada día para Jungkook.

Y se podría decir que eso no cambió ni en la adolescencia, ni en la universidad, solo cambió cuando Jimin tuvo a su cachorro.

Pero para llegar a ese punto, abría que contextualizar más.

•••

Jimin siempre fue dulce, de eso no cabe duda. Pero lo que tenía de dulce, también lo tenía de posesivo, cabezota y caprichoso. No muy diferente a su madre, la verdad.

Es por eso que a sus padres no les sorprendió que se presentara como omega a la edad de doce años.

Aquella noticia , sin embargo, había sido molesta para Jimin, que se sentía mortificado por saber que no sería un alfa como su padre.

Y es que ya a esa edad, Jimin sentía un cariño especial por Jungkook, quién creía que se presentaría como omega, y a quién cortejaría cuando fueran mayores. (O al menos ese era su plan a esa edad)

¿Spoiler? No fue así.

Jungkook se presentó como alfa a la edad de once, y era bastante dominante.

Lo que hizo que Jimin, al descubrir eso empezara a ejercitarse a edad temprana para no verse como el prototipo de omegas que había escuchado hablar. No. Él quería ser diferente, como su madre. Alguien tenaz, valiente y autosuficiente.

Sin embargo, esa faceta se quebró cuando a los veintiuno conoció a Cha Eunwoo, un alfa puro que lo enamoró a primera vista.

Jungkook fue testigo de ese momento para su mala suerte, justo en el momento en el que iba a confesar el amor que siempre tuvo.

Y por supuesto, no desistió, hubo tres intentos más para hacérselo saber, pero Jimin ya estaba completamente enamorado como para ver a alguien más.

Así que acepto la derrota y le deseó lo mejor.

Tomó su tiempo y su distancia, y al cabo de un mes, Jimin le llamó para comer juntos.

Jungkook aceptó enseguida, esperando (por muy mal que suena) que le dijera que ya había terminado con Eunwoo.

Pero no fue así.

Nada más verlo y sentir su nuevo olor supo que estaba en estado, pues sus feromonas lo habían gritado enseguida. Y hubiera llorado ahí mismo por no ser él padre del cachorro que esperaba, pero Jimin se veía tan hermoso y feliz. Que solo pudo alegrarse y prometer que ayudaría en todo.

Y fue así. Estuvo en el nacimiento de la pequeña Sunhi, cuando Eunwoo estuvo de viaje y Jimin lo llamó en la madrugada para pedirle ayuda. Estuvo para cuidar a la pequeña cuando sus padres entraban en celo y también como tio consentidor.

Y entonces, una noche fría, Jimin tocó la puerta del departamento de Jungkook con Sunhi de la mano.

En ese entonces la niña ya tenía cuatro años. Próxima a cumplir los cinco.

—¿Puede quedarse una semana? Ha habido problemas con su padre y debo hacer cosas. Te daré todo lo necesario, es una cachorrita muy buena. ¿A qué si Sunhi?

La niña asiente.

Y Jungkook se queda con ella, para el último día de la semana, recibir a Jimin con un tinte en su cabello ahora rubio y sin su anillo de matrimonio.

Se había separado.