Capitulo 2: La tormenta.

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La mañana había pasado relativamente rápido para Lauren. Se dirigía al comedor donde por fin, calmaría del todo a su estomago, que pese a la barrita que le había dado Camila, todavía seguía con un hambre de tamaño familiar.

Para su sorpresa, ahí estaban sus amigas sentadas con la nueva, acosándola con preguntas que ella solo se limitaba a contestarlas con una sonrisa, como siempre. Lauren se sentó y saludó sin ganas, ya le costaba hablar con desconocidos que encima traen una a su mesa, a su terreno. 

-Ella es Lauren, la más simpática y sociable del mundo entero. -dijo sarcásticamente Dinah. -pero cuando te acostumbras ella no es tan mala. -le guiñó un ojo a Camila.

-La conocí esta mañana, ¿verdad? -sonrío.

-Ahá. -respondió la chica sin mirarla.

Normani se giró hacia Camila y negó con la cabeza con una sonrisa en su cara, era su manera de decirle que era normal el comportamiento de Lauren, que no debía tomárselo como algo personal, la morena se encogió de hombros con una pequeña sonrisa. Las chicas volvieron a su tema de conversación, era increíble lo rápidas que eran cogiendo confianza con cualquiera, ya estaban riendo y bromeando como si hiciera media vida que se conocían.

Lauren comía sin hablar ni una sola palabra, solo preocupándose de llenar su estomago y hundiéndose en sus pensamientos, aunque físicamente se encontrará en la cafetería de su escuela, su mente estaba a kilómetros. Pronto se despertó de su burbuja, sintiéndose observada, se giró y ahí estaba Camila, mirándola descaradamente, sin prestar atención a las chicas que estaban a su lado hablando. Se miraron durante unos instantes, pero Lauren apartó su mirada sintiéndose incomoda, aunque notaba que la otra chica no sacaba los ojos de ella. Sus miradas se cruzaron infinitas veces durante la comida, pero siempre se interrumpían por la misma chica, no soportando aguantar demasiado tiempo el contacto visual. Cuando sonó el timbre indicando que debían volver a clase, Lauren miró una vez más a Camila, que esta vez la miraba con una sonrisa enorme enseñando sus dientes, de una forma muy graciosa y tierna, ella a pesar de intentarlo, no pudo evitar sonreír, seguidamente se levantó cogiendo sus cosas para irse.  La morena se quedó con su gran sonrisa en la cara, usándola como medalla por haberle sacado una sonrisa a la más callada.


Ya habían pasado dos semanas desde aquello, Lauren había invitado a las chicas a su casa, pero cuando llamó Camila estaba con ellas y también vinó a su casa.

Ahora se encontraban todas en su habitación hablando y gritando como locas. Todas excepto la morena, que se encontraba de pie observando cada rincón de la habitación, estaban sentadas en la cama.

-Tienes una habitación muy bonita. -le dijo la chica de ojos café.

-Gracias. -respondió sin más.

-Vale chicas -era Dinah. -ya sé que sois como una especie de anticristo de las fiestas, pero tenemos que ir a la que dará Ana este fin de semana, os lo ruego.

-Yo me aburro en las fiestas, además Ana no es santo de mi devoción, no me cae muy bien. -contestó Ally y todas le dieron la razón.

-Por favor chicas, -juntó las manos en forma de suplica. -¿por mi? Habrá un montón de chicos guapos y buena música... Al menos vayamos una hora para que nos vean y no piensen que vivimos en una cueva.

-Yo voy. -dijo Lauren sin más mientras Dinah se le abalanzaba a abrazarla.

-A Lauren si le dices que van chicos ya la tienes en el bote. -rió Normani y la otra negó con la cabeza. -Bueno... Vayamos entonces, no viene mal hacer cosas distintas para variar. ¿Tu, Camila?

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