Capitulo 11: Lauren

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Narra Lauren.

Llegué a la fiesta con mis amigos y no vi a las chicas por ninguna parte. Eso me alivió, no tenía ganas de ver a Camila cogidita de la mano con Alex. No es que me molestará... Bueno si, me molestaba y mucho. Simplemente no me gustaba Alex para Camila.

-Lauren, ¿quieres? -Fran, un amigo, me ofreció una bebida y la acepte. Miré el trago antes de beberlo y ví pequeñas partículas flotando en el líquido. "Idiota" pensé.

-Toma, no quiero tus mierdas. -Le devolví el trago bruscamente y el rió por lo bajo.

-Vaya, me has pillado... -dijo divertido.

Rodé los ojos y me giré. Ahí estaban las chicas, pero no veía a Camila... "¿Como se habrá vestido, llevara falda como aquella vez?" Pensé "Lauren, callate". Me dí la vuelta y ahí estaba, con unos pantalones altos tejanos que hacían su trasero mucho más apetec... Bonito, eso, bonito... un jersey de color negro que dejaba al descubierto una parte de su vientre. Llevaba el pelo suelto, como siempre. ¿Como podia ser tan endemoniadamente preciosa? Estaba con una bebida en mano y riendo con su acompañante... Alex. Estúpido Alex. Giré otra vez y fui con las chicas.

-Hola. -Saludé con la mejor sonrisa que pude darles. Ellas me saludaron de vuelta.

-¿Quienes son tus amigos? -Me preguntó Normani.

-Eso, amigos. -Me encogí de hombros.

-¿Te aplaudo? -Preguntó Dinah de lo más irónica. -Nos referimos a que... No se ven muy sanos.

-Y no lo son. -Afirmé y ella me miró preocupada. -Ey, yo no me meto nada si es lo que piensas, no estoy tan idiota. -Reí.

-¿Segura?

-Totalmente. -Volví a afirmar con una sonrisa. -Ahora, por favor, ¡vamos a bailar!

Todas gritaron siguiendome. Bailamos y bebimos durante horas, las cosas se ponían borrosas para mí. Todo era felicidad, hasta que ví a Camila bailando muy pegadita con el idiota de Alex. Se me revolvió el estomago sin saber por qué. Empecé a encontrarme mal y salí de la multitud. Me alejé un poco y me senté en un banco, al lado de la piscina, iluminada únicamente por la luz de la luna.

-Hola. -Oí su vocecita detrás de mí y el corazón se me aceleró.

-Hola. -Dije casi en un susurro.

-¿Estas bien? -Se sentó a mi lado y bajé la mirada a la piscina.

-Sí, solo me ha sentado mal el alcohol... -Mentí. -Pero ya se me ha pasado un poco.

-Bueno el aire te hará bien... -Nos quedamos en silencio unos eternos segundos, no sabía que decir. -Lauren... -Susurró.

-Dime.

-¿Te... Te acuerdas del beso que nos dimos? -Dijo nerviosamente mientras a mi casi me coge una taquicardia.

-Cla...Claro, ¿por qué? -Subí la mirada y ella me miraba nerviosa.

-¿Te gustó? -puedo asegurar que en ese momento se me paró el corazón. Mis ojos se abrieron como platos y ella bajó la mirada, ¿que se supone que debía decir? ¿Me gustó? ¿No me gustó? No me disgustó pero... ¡Ella era una chica! -Perdon... Estoy un poco bebida, no me tomes en serio. -Rió nerviosamente, pero todavía no me miraba.

-Camz... Camila... Yo... -Intentaba que algo saliera de mi boca, pero no, mis nervios estaban a flor de piel. Ella subió la mirada y eso no ayudó, simplemente me quedé sin palabras.

-Olvídalo. -Sonrió y apoyó la cabeza en mi hombro, mi corazón no bajaba el ritmo, las dos mirabamos a esa piscina, tan quieta como una roca.

Si... -Dije en un susurro después de un buen rato de pensarlo, no quise admitirlo desde que paso, pero ahora me dio igual. ¿De donde saqué el valor? Preguntadle al vodka de Dinah. Ella levantó la cabeza, apoyando su barbilla en mi hombro, mirándome. Yo giré la cabeza hacía ella, nuestras caras estaban a centimentros. Mariposas volaban por mi estomago como locas. -Si me gustó. -Dije en el mismo tono.

Ella sonrió y se empezó a acercar lentamente a mi rostro. Quería besarla, quería hacerlo hasta dejarla sin respiración, sus labios eran tan bonitos, tan carnosos... Y sus ojitos se desviaban a mis labios aunque ella luchaba para mirarme a los ojos. Se veía tan tierna. Sentí su respiración agitada en mis labios, así supe que ella estaba igual de nerviosa que yo. Sentí como apoyó su mano en mi muslo para acercarse más, su tacto me dio una corriente que viajó por todo mi cuerpo, haciendome suspirar.

La luz de la piscina se encendió de la nada, las dos saltamos separandonos. Ella estaba roja como un tomate pero apartó la mirada de la mía rápidamente.

-¡Camila! -Alex se acercó. -¿Donde estabas? Has desaparecido de golpe, eres mejor que un mago. -Bromeó, aunque ninguna rió. No, no me causaba ninguna gracia que hubiera roto el momento. Podía ser mi amigo, pero perdió el titulo en cuanto se fijó en Camila.

-Estaba acompañando a Lauren... No se encontraba bien. -Soltó nerviosamente

-Sí. -Afirmé cortante. -Me voy, será mejor que me vaya a casa y me tome un café o me ponga a dormir... Adiós. -Me levanté sin ni siquiera mirarlos a la cara y me fui. No estaba dispuesta a quedarme viendo el espectaculo de las parejitas, a demás ¿qué acababa de pasar...? No quería saberlo, ni pensar en ello.

Llegué a casa y me tumbé en la cama esperando la llegada del sueño, pero mi corazón seguía demasiado agitado. Encendí mi portatil y empecé a ver mi serie favorita. No dejaba de mirar la belleza de la protagonista, cosa que me frustraba, ¿por qué no podía mirar al protagonista masculino por el que todas babeaban? Siempre me había fijado en ella, pero desde Camila, me molestaba. Me hacía pensar que la miraba de una forma distina... Porque yo admiraba su trabajo, ¿verdad? Estaba claro que era preciosa pero... Hasta la más heterosexual lo diría, ¿no? Y soñar despierta con que la besaba... Gruñí ante ese pensamiento, eso no lo pensaban las chicas heterosexuales, y si lo hacían no disfrutaban con ello. Bajé la pantalla del ordenador molesta.

-¿Por qué me haces dudar de mí, Camila? -Susurré poniendome las dos manos en la cara.

Es cierto, dudaba de mi, de quien era y quien me gustaba. Siempre había mirado más a las chicas que a los chicos. Pero no me había planteado el por qué hasta ahora, no quería. Yo estaba bien conmigo misma, ¿por qué tenía que llegar ella y besarme? ¿Por qué tenia que gustarme tanto ella y sus besos? Sacudí la cabeza. Esto no podía estar pasándome, seguro que estaba confundida, son cosas de la edad y las hormonas. Todo pasará, ahora debía olvidarme de ella como algo más que una amiga. Cerré los ojos y me dormí.

A la mañana siguiente desperté con una gran resaca y ganas nulas de ir al colegio. ¿Quien en su sano juicio montaba una fiesta entre semana? Bueno, yo fui, así que tampoco me quedaba atrás en la escala de los locos.

Me levanté y me metí a la ducha directa, me vestí y arreglé un poco la cara que traía, digna para salir en un capitulo de The Walking Dead. Mi móvil vibró.

Camila: Buenos días, ¿como te encuentras? :)

Mierda. Mierda. Mierda. ¿Por qué me ponía las cosas tan difíciles? Me calmé. Las amigas se preocupan por otras, es normal, es normal... ¿Por qué sonreía como una imbecil al teléfono? Suspiré y respondí.

Lauren: Buenos días, muy bien hoy, gracias por preocuparte.

Un mensaje seco, como debe ser. Me disponía a dejar el móvil pero volvió a vibrar.

Camila: ¡Me alegro mucho! :)

No respondí.

Camila: ¿Puedo preguntarte algo?

Mi corazón se paró.

Lauren: Dime...

Camila: Tus amigos esos... ¿Por qué te juntas con ellos? Alex me dijo que no eran muy sanos, perdón por entrometerme, solo quiero saber.

Maldito Alex.

Lauren: Si lo que te preocupa es si me drogo... No, no lo hago, nunca lo he hecho. Son mis amigos y ya, no veo por qué tenga que dejar de juntarme con ellos por tener un hábito distinto.

Camila: Vale, lo siento, solo estaba preocupada...

No respondí.

Camila: ¿Podemos hablar hoy?

No respondí, otra vez. Esto iba a ser complicado. ¿Querría hablar sobre lo de la fiesta? Espero que no, yo solo quiero olvidarlo todo.

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