Capitulo 9: Enferma

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-¡Dinah Jane, pon esa chaqueta donde estaba ahora mismo! -exclamó Lauren cuando vio su chaqueta, siendo utilizada como cojín.

-Laur, todas tus chaquetas son iguales, que más da. -agitó su mano con desdén.

-Respeta mis cosas. -dijo molesta mientras quitaba con fuerza la chaqueta de debajo del trasero de Dinah.

-¡Auch! -se quejó y Camila rió, que también se encontraba con ellas. -bueno, de todos me voy ya a mi casa, tengo que hacer de canguro. -se levantó y se dirigió a la puerta.

Estaban en casa de Camila, en su habitación, unas semanas después de lo ocurrido entre la morena y la pelinegra. No habían hablado sobre lo que pasó, y tampoco tenían las intenciones de hacerlo. Decidieron ignorarlo. Su relación seguía mejorando poco a poco, y no querían estropearlo.

-Espera Dinah, voy contigo. -dijo Lauren mientras se ponía la chaqueta.

-No, espera Lauren. -soltó Camila mientras se ponía de pie. -Quiero darte un disco de un artista nuevo que he escuchado, creo que podría gustarte. -durante ese tiempo, habían descubierto que las dos tenían una gran pasión por la música, aunque sus gustos eran totalmente distintos, siempre compartían nuevos descubrimientos musicales.

-Bueno, tengo prisa, así que te dejo aquí Lauren, adiós chicas. -Dinah salió por la puerta.

-Te vas a sorprender, creo que este disco será de tu agrado. -sonrientemente, Camila le entregó el disco a la chica de ojos verdes.

-No sé que decirte... La última vez dijiste lo mismo "¡Oh Lauren, te va a encantar este disco, es fantástico!" -imitó de una manera exagerada a Camila y las dos rieron fuertemente.

-Primero, tenía que intentar que te gustara One Direction, ¿que clase de fan sería si no lo hiciera? Y segundo, yo no hablo así. -se cruzó de brazos fingiendo enfado, aunque con una sonrisa que inevitablemente se asomaba por sus labios.

-Ya, bueno... Si eres feliz creyendo eso... -se burló.

-Idiota. -la morena soltó una risita y golpeó juguetonamente el brazo de Lauren, quien también rió.

Se miraron a los ojos durante unos segundos, pero terminaron apartando las miradas intentando espantar esos sentimientos no deseados, aunque inevitables para ambas. Camila acompañó a Lauren a la puerta, para despedirse.

-¿Nos vemos mañana en clase?

-Claro. -sonrió Camila. -Hasta mañana.

-Gracias por el disco, en el fondo One Direction no estaba tan mal... Un par de canciones estaban... bueno bien...-reconoció un poco a regañadientes, pero en seguida se vio recompensada por la gran sonrisa que le dio Camila a cambio, cosa que le inspiró mucha ternura. -Hasta mañana Camz. -en seguida se dio cuenta de ese mote cariñoso que acababa de salir de sus labios y los nervios la atacaron de golpe. -Camila. -se corrigió rápidamente.

-Me gusta Camz. -se apresuró en decir Camila, sintiéndose especial por la manera en que la llamó, quizá era solo un simple apodo, pero para ella significó mucho. Lauren sonrió tímidamente y Camila hizo lo mismo. Tras unos instantes de mirarse mutuamente se despidieron. -Adiós Lauren.

-Adiós, hasta mañana.

Camila cerró la puerta con una gran sonrisa en su cara y dejó salir un suspiro, cada día se sentía más cerca de la pelinegra y eso le encantaba en algún sentido. Cuando se dio la vuelta, su sonrisa se borró tan rápido como un coche de carreras. Su padre la miraba fijamente desde el salón, sentado en el sofá. Ella intentó ignorar esa penetrante mirada y dio un paso para dirigirse a las escaleras, pero la voz de su padre la detuvo.

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