Capitulo 18: Juego de seducción

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Narra Lauren

Llevabamos una semana compartiendo tiempo con Camila, la verdad es que estaba algo cambiada. Ya no vestía con sus sudaderas y sus jeans, ahora era más elegante, más fina... al igual que su comportamiento. Su risa ya no era esa risa escandalosa que llenaba todos los rincones, su risa era más calmada y la tapaba con su mano derecha. Ya no era cálida, ni cariñosa, ahora era fría y distante. También era reservada. Huía de las preguntas que le hacíamos sobre su vida durante esos dos años, pero sobretodo huía de mí. 

Había tratado en más de una ocasión entablar una conversación con ella, a solas, pero siempre iba en busca de compañía, como si fuera a matarla o algo parecido. Y sí, tenía interés en ella, al fin y al cabo era una chica preciosa y ahora las dos estábamos fuera del armario, nada nos podría detener de pasar un buen rato. Por lo que había conocido de ella y lo que vi el primer día, podía jurar que le encantaba pasar buenos ratos, sin compromisos. Claro que, ella todavía no sabía que me gustaban las chicas, quería sorprenderla.

La nueva Camila era distinta a la antigua, bastante, la verdad. Pero seguía teniendo su esencia, supongo que eso nunca se va. Seguía siendo torpe e infantil a veces, y eso me encantaba, aunque sucedía con poca freqüencia. Por otro lado ya no estaba la Camila soñadora, la que imaginaba su primer beso de película, tampoco la optimista que sonreía pese haber besado a una chica por primera vez en un baño, estando las dos ebrias. Ni tampoco la payasa, sus chistes malos y sus gestos graciosos, ya formaban parte del pasado. Era como si esta nueva Camila luchase para mantenerse seria y formal o quizá la vida la había hecho así. 

-¡Ya he llegado de la Universidad! -entré al piso y caminé hacía la cocina para coger un refresco. -¡Dinah Jane te tocaba limpiar la cocina y esto da asco! -me acerqué al montón de platos que había en la pica y por poco muero. -¡Dinah ven a limpiar esta asquerosidad, huele horrible!

-Chica, que pesadez. -entró con una toalla enrollada en su cabeza. -Me estaba duchando y me has asustado con tanto grito.

-La que se ha asustado soy yo, creía que había un cadáver en casa con el olor que desprende esto.

-Eres una exagerada... -murmuró acercándose a los platos para empezar a lavarlos. -Wow, a lo mejor no tan exagerada. -hizo una mueca de disgusto y yo reí. Me senté en la barra detrás suyo y nos quedamos en silencio. -¿Te puedo preguntar algo?

-Mm, claro... -Miedo me daba.

-¿Que te parece Camila? -Silencio. -Digo, ella es atractiva y es lesbiana... Y amiga nuestra.

-¿Estas intentando que me enrolle con ella? -pregunté burlona y levantando una ceja, aunque ella estaba de espaldas a mi. 

-¿Por qué no? He visto como te mira más de una vez, y créeme cuando te digo que te come con la mirada. -rió y yo también. ¿De verdad hacía eso?

-Pues a mí no me parece que le guste... Siempre que estamos solas y me acerco huye de mi como si fuera la peste. -murmuré.

-Bueno, a lo mejor le da vergüenza, pero cuando te mira el trasero no creo que sea porqué tu pantalón es bonito. -reímos. -¿Te gustaría tener algo con ella? -pregunta del millón.

-No lo sé, es mi amiga y como has dicho también vuestra. No quiero tener malos rollos dentro del grupo. -Aunque la verdad era que mataría por una noche con ella.

-Vamos, no estoy diciendo que te cases con ella, solo sexo, algo así como amigas con derechos. -se giró hacia mí secando sus manos en un trapo y luego se encogió de hombros. -Al fin y al cabo es lo que siempre haces y por lo que me ha contado, ella también.

-¿Que te ha contado? -¿Qué? Tenía curiosidad.

-Uy, muchas cosas... -me guiñó el ojo y en ese momento sonó el timbre. -Hablando de Roma...

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