Capitulo 16: ¡Sorpresa!

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Narra Lauren

-Dinah, no me apetece salir esta noche y deja de insistir porqué me estas taladrando la cabeza... -llevaba media hora suplicándome para que saliera con ella y las demás, pero realmente no me apetecía. 

-Vamos Lauren, eres la reina de las fiestas, ¡no puedes abandonarnos! -Hizo un puchero y yo me reí. 

-No os abandono... Solo hoy, de verdad que no me apetece nada, tengo trabajos de la Universidad. 

-Aburrida. -me sacó la lengua burlona y yo sonreí. -Pues nada cerebrito, quédate aquí con tus preciados libros. Prefería la Lauren vaga del instituto... -susurró la última frase fingiendo que no quería que yo la escuchara. 

-Ja, ja, ja. -Reí sarcástica. -Después del susto que me lleve creyendo que os graduaríais todas menos yo, deje la vaguería para siempre. -Dinah rió. 

-Totalmente, todavía me acuerdo de tu rezando... Tú, la pecadora número uno. -estalló en risas, sabía a que se refería. 

-No sé de que me hablas, Dios y yo tenemos una relación muy intensa. -esta vez las dos empezamos a reír todavía más. 

-Lo sé, al fin y al cabo no parabas de mencionarlo la otra noche... -fruncí el ceño confundida. -"¡Oh Dios, Dios, sí!" -me imitó exageradamente, haciendo que riéramos las dos. -creía que te lo estabas haciendo con aquella chica rubia que trajiste, pero en ese momento... Me hiciste dudar. 

-¡Dinah! -exclamé avergonzada. -Esto de compartir piso no me da ningún tipo de privacidad... 

Y bueno, sí, después de muchos altibajos emocionales y de mucho miedo e indecisión, terminé aceptándome. Siempre tuve atracción únicamente por las chicas, pero eso no era algo de lo que me sentía orgullosa, estaba dispuesta a ignorarlo por el resto de mi vida y de hecho, me iba bien, pero luego apareció Camila y me puso la vida patas arriba, para luego irse y dejarme confundida. Después de que se fuera, seguí sin aceptarlo, es más, salí con algunos chicos... No fue hasta que llegué a la Universidad y me mudé a la ciudad con las chicas que me sentí más libre. Fuera de ese pueblo nadie me conocía, podía ser quien yo quisiera sin ser juzgada por mis actos pasados. Entonces lo hice, salí del armario. Temí por lo que me podían decir mis amigas, pero lo aceptaron como si hubiera dicho que me gustaban los cacahuetes y todo fue más fácil. 

Dinah terminaba de arreglarse delante del espejo, mientras yo estaba tumbada en su cama jugando con mi teléfono. Dinah y yo vivíamos juntas, mientras que Normani y Ally también, pero a dos calles de la nuestra. Nos juntábamos casi cada día en casa de alguna de nosotras, era increíble como nuestra amistad no se rompía ni se desgastaba por nada. La verdad, eramos como hermanas. 

-Bueno Laur, me voy ya. -cogió sus llaves y su bolso. -No quemes la casa, no tengas sexo en mi cama, es más, no hagas nada en mi cama, levanta. -me cogió del brazo y me levantó, yo me reí. -Bien. No toques mis cosas y... No abras el segundo cajón de mi mesita de noche. -besó mi mejilla. -Adiós tonta, te quiero. -dicho esto se fue. Esperé a oír la puerta principal para abalanzarme al cajón que me dijo que no abriera y obviamente, lo abrí. 

-Que idiota es... -susurré riendo. En su cajón no había más que bollería industrial de todo tipo. 

Salí de su habitación y me dirigí a la mía. Tenía trabajos que hacer. La noche iba pasando y estaba segura de que cafeína era lo único que tenia recorriendo mis venas y bueno, tenía que mantenerme despierta para terminar tanto trabajo acumulado. A las cuatro y pico de la madrugada oí la puerta principal abrirse y reí para mi misma cuando oí a Dinah maldecir sin parar los tacones que llevaba. 

-¡Laur! -gritó de repente. -¡Laur tengo una muy buena noticia! -Sonaba emocionada. 

-Dinah, podría estar durmiendo perfectamente, son las cuatro de la madrugada. -contesté saliendo de mi habitación. 

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