Capítulo 38: Mi único amor

118 4 1
                                    

Narra Camila

-Lárgate de aquí. -hablé enfadada, aunque por dentro me sentía muy débil. Él seguía imponiendome.

-No hasta que tenga a Sofía. -Me contestó en un tono despreocupado.

-No te la vas a llevar, ni de coña. -Intenté cerrar la puerta, y él me lo impidió.

-Camila, será mejor que me dejes entrar. -Habló entre dientes.

-¡No! ¡No le vas a arruinar la infancia como hiciste conmigo! -Intenté por todos los medios acabar de cerrar la puerta, pero él era mucho más fuerte.

-¿Yo te arruiné la infancia? -Exclamó cuando consiguió abrir la puerta, adentrándose en mi casa, mientras yo daba unos pasos atrás. -Que yo sepa tenias un techo, y comida para llevarte a la boca. Hay gente que no tiene ni eso.

-Estás demente, eres un jodido loco. -Enfurecí. -Si no te vas llamaré a la policía, que no lo hiciera años atrás no significa que ahora no sea capaz. -Amenacé.

-Sabes que no eres capaz, porque sin mí, tu madre se muere. -Dijo con una sonrisa sobrada.

-No me tientes. -Respondí sin titubear.

-Veo que todavía sigues siendo una maleducada, ¿cómo querías que no te golpeara? -Se acercó a mí, pero no me moví. No podía demostrar que por dentro me moría de miedo. -Joder, si todavía me dan ganas de hacerlo. -Espetó.

-Vete, no te lo voy a volver a decir. -Ignoré sus comentarios. -Sofía no vendrá contigo, y si sigues insistiendo, llamaré a la policía.

Un segundo después de haber pronunciado aquella frase, sentí su mano golpear mi mejilla, y seguidamente me di cuenta de que me había caído al suelo de culo. Pestañeé varias veces, intentando recobrarme de ese golpe inesperado.

-¡Mi amor! -Oí la voz asustada de Lauren, y seguidamente sus pasos acercarse a toda prisa. Hubiera saltado de la alegría ante ese apodo cariñoso, si no estuviera en tal situación. -¿Qué pasa aquí? -Preguntó mirando a mi padre, pero agachada a mi lado, sosteniendo mi mano. -Señor Cabello, será mejor que se vaya. Si ella no llama a la policía lo haré yo, y créame que yo no dudaré. -Por primera vez en mi vida, me sentí a salvo, protegida. Sentí que a su lado era invencible. Que nada podía pasar.

Mi padre rió amargamente.

-Vaya, veo que sigues con esa tontería de que te gustan las mujeres. Qué asco. -Negó con la cabeza. -Y tú. -Miró a Lauren, quien se levantó de golpe, poniéndose delante de mí. Protegiéndome. -No te metas, no pintas nada.

-Me incumbe, Camila es mi novia, es usted quien no pinta nada. Sofía no le necesita, ella es la niña más feliz del mundo con su hermana. -Mi pecho se hinchó de orgullo. Me encantaba que Lauren me valorase de aquel modo. -Ahora váyase, juro que vuelve a decir que no, y llamo a la policía. -Dijo sin demostrar ni un poco de inseguridad. Me recordaba a la Lauren que había conocido en el instituto. Esa que pasaba de todo, que te decía las cosas a la cara sin inmutarse.

-Volveré cuando Sofía esté en casa. -Nos miró durante unos segundos, negó con la cabeza, y salió por la puerta. Cerrándola con un portazo.

-¿Estás bien, Camz? -Se agachó a mi lado, tomándome por los lados de mi cara. Sonreí. La amaba con locura.

-Sí... Muchas gracias, Lauren. -La abracé. -Tenía mucho miedo. -Susurré en su oreja. -Mucho.

-No pasa nada, no voy a dejar que haga nada... Ni a ti, ni a tu hermana. -Sobó mi espalda con sus manos, tranquilizándome. -Te lo prometo.

-Mi amor... -Murmuré, recordando sus palabras anteriores. -Me gusta.

-Es lo que eres. -Sonreí. -Mi único amor... -Terminó en un susurro.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 21, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Encontrarte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora