Capitulo 13: Mi princesa

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Narra Camila.

Desperté por el fuerte ruido de lapuerta principal de mi casa, miré la hora en mi teléfono y a penaseran las cinco de la madrugada. Oí como unos pasos inestables subíanlas escaleras y me helé. Me quedé mirando desde mi cama, laoscuridad que había más allá del marco de mi puerta, hasta que vi una silueta. El olor a alcohol se podía sentir desde donde yo estaba.

-Camila... -susurró la borracha voz demi padre.

Empezó a caminar hacía mi habitación,y yo me apresure en salir de la cama y cerrar la habitación conpestillo antes de que pudiera entrar. Oí como se apoyaba contra mipuerta, y me alejé de esta sin dejar de mirarla, entre las sombras.

-Camila, abre... -su voz era bajita,pero enfadada. -Camila, abre de una maldita vez. -Ordenó.

-No... -susurré, las lagrimas yaquerían salir de mis ojos. Mi padre golpeó la puerta confuerza una vez. -Por favor... No me hagas daño... -supliqué con la vozquebrada.

-No quiero hacerte daño... Solo haréque seas una mujer... -Me helé con sus palabras, ¿a caso se referíaa...? No, no podía ser.

-¿Que...? Soy una mujer. -dije, elmiedo apoderándose de mi.

-No, las mujeres no se enamoran deotras mujeres... -susurró con furia. -Yo haré que te gusten loshombres, solo abre la jodida puerta o te juro que sera peor. Nopodrás huir siempre de mi Camila.

-Estas borracho, por favor déjame enpaz. -por mucho que intentaba retenerlas, las lagrimas ya recorrían mis mejillas. Jamás creí que viviría este tipo de abusos, lospeores.

-Tu lo has querido. En cuanto menos telo esperes, te haré una mujer. No me importa lo que quieras, peroharé que dejes de ser una asquerosa. -no contesté. Oí sus pasosalejarse.

Me senté en el suelo, en la oscuridad.Estaba temblando y las lagrimas no cesaban. ¿Por qué me tenía quetocar esto? ¿Que hice para merecer esta mierda de vida? Temía pormi, temía por mi hermana pequeña, que al crecer estaba empezando adarse cuenta de las cosas que ocurrían en casa. A veces podíadisimularlo, y otras era imposible. Deseaba que mi hermana fuerafeliz, que no tuviera que pasar por las cosas por las que yo pasé,tenía que buscar una solución.

No dormí en toda la noche, me vestícuando fue hora de ir al instituto y salí asegurándome de que mipadre dormía. Claro que lo hacía, tenía la resaca del siglo. Medirigí a la habitación de mi hermana y me senté a su lado en lacama, ella abrió sus ojitos lentamente y me miró.

-Perdón Sofi, no quería despertarte.-saqué un mechón de pelo de su cara y lo coloqué detrás de suoreja. Le sonreí.

-Ya estaba despierta. -sonrió devuelta, pero de repente cambió su rostro a uno preocupado, como sihubiese recordado algo. -Ayer oí como papá hablaba contigo sobrealgo, sonaba enfadado... ¿Estas bien? -me puse nerviosa por supregunta.

-Papá esta enfadado conmigo...-susurré.

-Papá siempre está enfadado, ya nocreo que este enfermo... Creo que él es malo... A veces me hacesentir muy mal... -su mirada se apartó de la mía, estaba triste,podía verlo. -¿Por qué esta enfadado contigo? -me pensé bien larespuesta, era complicado.

-Verás... -me acomodé un poco. -En...En las películas siempre hay princesas que se enamoran de príncipesy viceversa... Bueno... yo... A veces, las princesas puedenenamorarse de... otras... otras princesas... -Sofi me mirófrunciendo el ceño, no entendía. -Sofi, si yo fuera una princesa depelícula, no me enamoraría de un príncipe... me enamoraría de unaprincesa, porqué me gustan las princesas... Y papá no entiende quedos princesas pueden amarse y estar juntas al igual que un principe yuna princesa, por eso esta enfadado conmigo... -Sofi me miro duranteunos instantes, todavía con el ceño fruncido.

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