Capitulo 32: Así de fría

72 3 0
                                    

Narra Lauren

Acabé de arreglarme para ir a la Universidad, mientras salivaba por el olor que desprendían las tortitas recién hechas de Dinah.

Me me senté en la cama y me puse mis botas negras, cuando oí el timbre sonar. Oí dos voces susurrando, cosa que me hizo fruncir el ceño.

-¿Quien es, Dinah? -exclamé.

-Nadie, no salgas. -devolvió, nerviosa.

Más susurros.

Salí de la habitación con la mochila en un hombro, y el corazón me dio un vuelco.

-He dicho que no salieras, idiota. -dijo Dinah.

-Hola, Lauren... -murmuró tímidamente Camila.

-Camila. -saludé con frialdad. -No desayunaré aquí, me voy.

Y tal como entré, salí. Mi estomago gritaba por comida, porqué por culpa de Camila me quedé sin tortitas. ¿Que hacía allí? Sabía que no la quería ver, y se seguía apareciendo.

Un mes. Un mes había pasado desde que le había abierto mi corazón, y un mes había pasado desde que me lo rompió. La había visto un par de veces, incluida esta, pero todas se limitaban a hola y adiós, o ni siquiera eso. Al principio estaba muy dolida. Dinah, Normani y Ally me ayudaron mucho, y me hicieron sonreír, y ahora... Ahora simplemente la odiaba. Ella me había utilizado, como si no fuera nada.

Apreté el puño en una correa de mi mochila, y seguí andando con furia hacia la Universidad, hasta que alguien me detuvo por mi brazo libre.

-Hey, para un poco corre-caminos. -me dijo Karen con una sonrisa.

-Hola, no te había visto. -la saludé.

-Lo he notado. -me sonrió. -¿cómo estás? -preguntó con ternura. Sí, ella también sabía lo que pasó con Camila.

-Bien, no he tenido un buen despertar.

-¿Y eso?

-Camila ha venido, ni siquiera he podido desayunar porqué he salido pitando. -resoplé.

-¿Para qué ha venido? ¿A hablar contigo? -dijo mientras me tendía la mitad de un sándwich que sacó de su mochila.

-Gracias. -le sonreí. -No, no hemos hablado más de... de eso. -me encogí de hombros. -Ha venido a ver a Dinah, supongo.

-Será idiota... -susurró más para ella misma, que para mí. -Te hizo daño y ni siquiera te ha preguntado cómo estás, ¡nada! -finalizó exaltada.

-Da igual...

-Lo siento, ya se que la quieres, pero no puedo con ella. No me cae bien. -sonreí, porqué era adorable como se preocupaba por mí.

-No la quiero, Karen. Dejé de hacerlo en cuanto vi cómo era realmente. No podría estar enamorada de una persona fría y manipuladora como ella. -finalicé, y aunque no sabía si lo que estaba diciendo era del todo cierto, vi como en sus ojos aparecía un brillo especial.

-¿De... De verdad? -preguntó incrédula y casi con felicidad. No podía ser más poco disimulada.

-De verdad.

Nos miramos durante unos segundos, y no quité mis ojos de los suyos, viendo como poco a poco un rubor cubrió sus mejillas.

-Deberíamos entrar. -sugerí finalmente.

-Mmm, s...sí, claro. -caminamos en silencio hacia la entrada del recinto, y tras unos segundos volvió a hablar. -¿Quieres venir hoy a mi casa? Ya sabes, a charlar... Hace tiempo que no lo hacemos.

Encontrarte (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora