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Las afuera del pueblo
muggle de
Pequeño Hangleton.
Mansión Riddle-

—La fría mañana de invierno envolvía la Mansión Riddle con una calma especial.

Era el último día del año, y el aire parecía tener una quietud extraña, como si la nieve que caía suavemente sobre los terrenos estuviera protegiendo el amanecer de cualquier ruido.

Barty se levantó temprano, como siempre, ajustándose el chaleco gris oscuro sobre su camisa, con un inusual aire de entusiasmo en el rostro.

No era un día cualquiera: hoy celebraban el cumpleaños número quince de Donker.

Caminando con paso decidido por los pasillos casi en penumbra de la mansión, Barty llegó hasta la puerta de la habitación de Donker y tocó suavemente.

Después de unos segundos, oyó la voz perezosa de Donker desde dentro-

Donker: Adelante, Barty.

-Barty abrió la puerta, quedándose parado bajo el marco con una sonrisa divertida.

Donker yacía en la cama, boca abajo, con un suéter y pantalones de pijama abrigados. Estaba aún medio dormido, con las sábanas tiradas al suelo y el cabello despeinado, observándolo a través de un solo ojo abierto-

Barty: Buenos días, cumpleañero. -comentó con voz cálida-

-La mención de su cumpleaños hizo que Donker sonriera un poco y escondiera la cara contra el colchón y la almohada, como si intentara ocultar el rubor que comenzaba a aparecer en sus mejillas.

La risa de Barty resonó en la habitación mientras avanzaba hasta el borde de la cama, recogiendo la sábana del suelo-

Barty: No puedo creer que sigas haciendo esto. -comentó, lanzando la sábana sobre Donker con un gesto despreocupado- ¿Cuántos años llevas destapándote y tirando la sábana al suelo cada noche? Algún día tendrás que cambiar eso, ¿sabes?

-Donker rodó los ojos y se giró, quedando sentado en el centro de la cama mientras tallaba sus ojos para despejarse un poco-

Donker: No es mi culpa. -murmuró- Simplemente… me da calor por la madrugada y me destapo.

-Barty lo miró con una mezcla de incredulidad y diversión, señalando hacia la ventana, donde copos de nieve caían suavemente sobre los terrenos nevados-

Barty: Donker, está literalmente nevando afuera. -dijo, sacudiendo la cabeza con una sonrisa- Si hace tanto frío, ¡cómo es posible que te destapes y digas eso!

-Donker se encogió de hombros y murmuró algo apenas audible sobre cómo “a veces, las cosas pasan sin razón alguna”.

Barty soltó una risita rendida, dándole un golpecito en el hombro-

Barty: Feliz cumpleaños, Donker. Estoy realmente orgulloso de ti. -le confesó, en un tono bajo y cargado de emoción- Eres el mejor hijo que alguien como yo pudo haber tenido. Pero eres el único al que he querido realmente.

-La sinceridad de esas palabras tocó a Donker profundamente, y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras miraba a Barty con afecto-

Donker: Gracias, papá… -murmuró, conteniendo un leve temblor en su voz- Sabes, creo que si sigues a mi lado hasta que sea viejo, me saldrán canas mucho más rápido.

-Barty soltó una carcajada, agitando la cabeza-

Barty: Es probable, con lo malhumorado que puedes ser. -comentó bromista- Pero, por Merlín, no puedo creer que ya estés cumpliendo quince años.

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