El sonido de mi teléfono vibrando me despertó temprano, como si el universo ya supiera que hoy sería un día pesado. Las primeras luces del amanecer se filtraban a través de la ventana, iluminando el cuarto con una suavidad que contrastaba con el caos que sentía dentro. Me levanté de la cama, pero mi cuerpo no quería responder como normalmente lo hacía. Sabía que había tomado una decisión, pero el peso de esa decisión, de las consecuencias, me estaba aplastando.
No pude evitar recordar lo que le dije a Natalia anoche. Había sido sincero, por primera vez en mucho tiempo, y le aseguré que cortaría con Sara. No era solo una promesa vacía; estaba comprometido a hacerlo. Sabía que no podía seguir atrapado entre dos mundos. Natalia lo merecía.
Mi teléfono vibró nuevamente. Esta vez era un mensaje de Sara. Sentí un nudo en el estómago antes de abrirlo, pero lo hice.
"¿Qué está pasando? He intentado hablar contigo todo el día, pero no contestas. ¿Todavía podemos hablar? No sé qué hacer sin ti."
Una parte de mí quería ignorarlo, dejar el teléfono a un lado y seguir con mi vida. Pero la otra parte, la que siempre había estado ahí, temía lo que Sara pudiera decir, lo que necesitaba decir. Me levanté y me dirigí al balcón, buscando aire fresco.
Me había acostumbrado a tenerla en mi vida de alguna manera, aunque sabía que todo lo que compartimos ya no era sano. Pero la realidad es que cortar con Sara significaba enfrentarse a lo desconocido. A lo que realmente significaba seguir adelante con Natalia. Era aterrador.
Decidí responderle. "Es mejor que no hablemos más. Estoy con alguien más ahora. No puedo seguir en este vaivén contigo."
Esperaba que esas palabras al menos despejaran las dudas de Sara, pero no era tan fácil. No me respondía de inmediato, lo que solo aumentaba mi ansiedad. Me senté en el borde de la cama, dándole vueltas a la cabeza, cuando finalmente mi teléfono vibró de nuevo.
"¿De verdad crees que puedes olvidarme tan fácilmente? No soy solo un error, Richard. No puedes borrar los años que hemos compartido así de rápido."
No pude evitar sentir un dolor en el pecho al leer el mensaje. Los años que compartimos, las risas, las peleas, los momentos buenos y malos… todo se sentía tan reciente. Pero había que tomar decisiones. No podía vivir en el pasado, ni aferrarme a alguien solo porque la nostalgia me decía que eso era lo correcto.
Miré el teléfono, dudando si responder. Pero antes de que pudiera decidir, recibí una llamada. El nombre que apareció en la pantalla era el de Natalia. Su voz tranquila me tranquilizó, aunque también despertó un sentimiento de culpabilidad.
—¿Cómo estás? —preguntó, con un tono suave, pero con una evidente preocupación en su voz.
—Estoy… pensándolo —respondí, apoyándome contra la pared del balcón. —He hablado con Sara, pero no sé si eso fue suficiente. El pasado nunca es fácil de dejar atrás.
—Lo sé. Y te aprecio por haber sido honesto conmigo, pero sé que lo que realmente importa ahora es que te comprometas a lo que prometiste. No podemos seguir con este peso entre nosotros.
El silencio en la línea me hizo sentir más vulnerable que nunca. Natalia tenía razón, lo que me esperaba era complicado. No solo por la relación con Sara, sino porque debía mirar hacia el futuro.
—Voy a cortar con ella definitivamente. Quiero que me des la oportunidad de demostrar que puedo ser quien necesitas —le dije, con el miedo de que mis palabras fueran solo eso: palabras.
—Solo quiero que no te sientas obligado —respondió ella. —No tienes que hacerlo porque yo te lo pida, sino porque lo sientes. Porque es lo mejor para ti, para nosotros.
El silencio volvió a llenar el espacio entre nosotros, pero sus palabras calaron profundo en mi mente. No era solo una cuestión de hacer lo correcto, era una cuestión de lo que realmente quería para mi vida. No estaba listo para perder a Natalia, ni siquiera para mantener una relación superficial con Sara. Tenía que decidirme por una sola cosa.
Esa misma tarde, me reuní con Sara en el parque donde solíamos encontrarnos cuando todo estaba bien. No tenía idea de lo que iba a decir, pero sabía que no podía seguir posponiendo lo inevitable. Sentía que no podía seguir con ella, ni siquiera como amigos. A medida que me acercaba a ella, la tensión en el aire era palpable.
—Necesitamos hablar —le dije, apenas me senté frente a ella.
Sara me miró con esos ojos tristes, como si ya supiera lo que estaba a punto de decirle. Su expresión era de dolor, pero también de aceptación, como si, por fin, entendiera que nuestra relación había llegado a su final.
—Sé lo que quieres decirme —dijo, en un susurro. —Y aunque no me guste, sé que es lo mejor para los dos.
La forma en que me miraba, con ese dolor tan real, casi me hacía arrepentir, pero no podía. No podía seguir en esta montaña rusa de emociones, de promesas vacías y corazones rotos. Estaba decidido.
—Sara, no puedo seguir con esto. No puedo estar contigo si no puedo ser honesto. He encontrado a alguien más, y no quiero seguir viviendo entre dos mundos. Lo que tuvimos fue hermoso, pero está terminado.
Sara no dijo nada durante un largo rato. Su mirada cayó hacia el suelo y, por primera vez, no sentí esa presión de tener que explicar. Ella sabía que lo que estábamos viviendo ya no era justo para ninguno de los dos. Lo entendía, aunque el dolor en sus ojos me hacía cuestionar mi decisión una vez más.
—Lo entiendo —dijo finalmente, levantando la mirada. —Solo espero que, por una vez, puedas ser feliz.
Me levanté, sentí el peso de la decisión caer sobre mis hombros, pero al mismo tiempo, una ligera sensación de alivio se empezó a apoderar de mí. Lo que tenía que hacer ya estaba hecho. No importaba lo que Sara pensara, ni lo que había pasado entre nosotros. Lo que importaba era lo que venía después.
El futuro.
Me dirigí a mi coche, ya con una nueva sensación de libertad, pero también con el miedo de que las cosas no fueran a resultar bien con Natalia. Pero por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba tomando el control de mi vida.
Y esa era la única manera de seguir adelante.
"Ahora es el momento de enfrentarme al futuro."