cincuenta

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Al día siguiente desperté, me levanté al notar que mi esposo no estaba a mi lado. Me sentí extrañada, pero no quise darle tanta importancia. 

Fui a lavar mi cara, mis dientes y empecé a maquillarme. Hoy no saldría, pero últimamente seguía manteniendo bastantes inseguridades. Era cierto que Roier ya se había disculpado, aunque en el fondo eso no sería suficiente para curar mi corazón, ahora solo quería verme lo más linda posible para mi esposo

Pasé las siguientes horas en mi arreglo personal, cuando me sentí bien simplemente bajé a desayunar. Era extraño estar sola en casa, pero debía empezar a acostumbrarme, después de todo, Roier se iría de viaje en algunas semanas

—¡Llegué!.— escuché un grito después del sonido de la puerta cerrándose

Segundos pasaron antes de tenerlo sentado frente a mí

—¿Qué desayunas?.— cuestionó y señalé mi tazón 

—Cereal.— respondí como si fuera algo obvio —¿A donde te fuiste? Ayer no me avisaste que saldrías temprano.— 

—Necesitaba tiempo para planear algo.— indicó y lo miré confundido —Te prepararé una sorpresa porque necesito que veas que puedo ser pendejo, pero jamás dejaré de ser la persona de la que te enamoraste.— 

Fue inevitable sonreír... Quizás las inseguridades se irían después de un tiempo ¿no?, todo con Roier había sido perfecto, no quería arruinarlo con algo así 

—¿Me vas a preparar algo antes o después de viajar con tus amigos?.— cuestioné y le di una cucharada más a mi cereal 

—Parece que tú tienes más presente ese viaje, lo mencionas más que yo.— se burló un poco —Será después de eso. Estoy coordinando los detalles con ellos y probablemente adelantemos el viaje a la siguiente semana, para tu sorpresa falta un mes, así lo olvidarás y no te lo esperarás.— 

—¿Entonces te vas la siguiente semana?.— cuestioné ahora centrando el tema en eso —¿Por cuanto tiempo?.— 

—Tres o cuatro días.— respondió —Quería irme una semana, pero no creo que sea momento para eso.— 

—Puedes irte toda la semana, yo estaré bien aquí.— indiqué —Desde que nos conocimos, odio que me hagas sentir como si cambiaras tus planes por mí.— 

—Cálmate, no lo hago solo por ti.— exclamó —Lo hago por nuestro matrimonio, empieza a bajar la guardia. Me parece que estás muy tensa.— 

Tenía razón, quizás empezaba a cubrirme de nuevo con esa capa fría que antes usaba para evitar que los demás me dañaran. Ni siquiera quería pensar que podría volver a ser tan cerrada con mi esposo, no quería pensar en ser como antes de todo 

—Perdón.— exclamé y dejé mi desayuno a un lado —No me puedes culpar, la crisis me mantiene algo estresada.— 

—Mientras no te haga sentir dolores estaremos bien.— dijo y asentí 

—No creo que puedas hacer algo que me haga terminar en el hospital, creo que aprendí a estar tranquila, mi salud es lo más importante.— reí 

Mi esposo tomó mi cereal y empezó a comer también así que lo miré fijamente

—No he desayunado, me fui temprano e intenté volver antes.— dijo entre bocados 

—Pero eso era mío.— me crucé de brazos 

—Lo mío es tuyo y lo tuyo es mío ¿recuerda?.— se burló —Hasta que la muerte nos separe.—

"Hasta que la muerte nos separe" ¿podríamos llegar a cumplir esa propuesta?. Es cierto que todos los matrimonios tenían días buenos y días malos, pero durante estos días mi cabeza no paraba de pensar que quizás no moriríamos juntos

—Nos casamos por bienes separados.— recordé ahogando una pequeña risa 

—¿Entonces no me compartirás tus cosas?.— dramatizó riendo y negué —Solo me casé por eso, si no ganaré nada deberíamos divorciarnos.— 

—Dime donde firmo.— reí también

La risa de ambos siguió por unos segundos antes de acabar de manera bastante incómoda, ambos nos miramos como si entendiéramos lo que el otro pensaba 

—Nunca me habías seguido el juego con bromas sobre el divorcio.— exclamó por fin, su mirada demostraba algo de duda 

—Lo sé.— murmuré como si acabara de darme cuenta —Supongo que me cansé de pedirte que no lo hicieras, no quiero ser aguafiestas, quiero bromear también sobre cualquier cosa sin importar de que se trate.— 

Sonrió un poco, pero no era de esas sonrisas alegres, era una de decepción. Lo conocía tan bien que entendía que lo que había dicho podría resultarle incómodo, pero realmente pensaba ¿si él podía hacer las cosas mal, porqué yo no?

Sabía que esto no nos llevaría a ningún lado, pero me sentía un tanto cansada de intentar ser razonable mientras él seguía corriendo en la dirección contraria. Ahora él había dicho que estaba dispuesto a salvar nuestro matrimonio, pero quería que me lo demostrara con acciones y no con palabras

—¿Hoy tienes algo que hacer?.— se animó a preguntar

—Prenderé stream, quiero hacer un directo de 8 horas.— dije

—No te gusta hacer streams tan largos.— recordó

Antes de conocerlo, mi lugar seguro eran mis streams. Era cierto que ahora había descuidado todo eso, pero quizás estando con mi gente podría sentirme mejor conmigo misma. Esto ya no solo se trataba de nuestro matrimonio, se trataba de mí 

—No he prendido desde hace bastante, quiero reponer dinámicas y recordarles a mi comunidad que sigo activa.— reí 

—¿Quieres que hagamos algo juntos?.— propuso y asentí —¿A que hora?.— 

—Yo te aviso.— sonreí —Las primeras horas las mantendré ocupadas jugando con mis amigas, cuando esté libre te envío mensaje.— 

—Me parece bien, no me pondré exigente.— avisó —Esperaría todo el tiempo necesario para estar con mi Mulán.—

Él no paraba de recordarme las razones por las cuales nos casamos... todo sería perfecto si parara de recordarme las razones que me hacían dudar   

𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐎𝐍 [Roier X Tú] (FDC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora