veintitrés

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Al día siguiente de todo eso estábamos en el hospital, mi esposo me había convencido de venir ya que no habíamos tenido los resultados de mis análisis

—Hagamos apuestas.— pidió Roier mientras esperábamos mi cita

—Pensé que se te había quitado ese vicio de hacer apuestas.— reí un poco

—Solo quiero matar el tiempo.— se burló —Además pensé que hacer apuestas contigo es mejor que hacer apuestas que te involucren.—

—Al menos maduraste un poco.— me burlé también —Pero bueno, ¿sobre que quieres apostar?.—

Continuamos sentados en la sala de espera, un lugar blanco y estéril que olía a desinfectante. Las sillas eran incómodas, pero el tiempo de espera las hacía aún más insufribles. Las enfermeras pasaban de un lado a otro, llamando a los pacientes con voz incluso cansada

—Bueno, aún no lo sé bien. ¿Qué tal si apostamos sobre el diagnóstico?.— sugirió Roier mirándome con una sonrisa un tanto traviesa

—Eso suena un poco turbio para este momento, ¿no crees?.— respondí, tratando de mantener el tono tranquilo apesar de la ansiedad que me estaba provocando esta situación

La idea de apostar sobre mi salud no me hacía mucha gracia, pero Roier siempre encontraba la manera de desviar mi atención de las cosas que me preocupaban.

—Está bien, está bien. Entonces apostemos sobre cuántas personas han leído la misma revista que yo mientras esperan aquí.— replicó, levantando una revista de modas desgastada que había encontrado en la mesa

—Ni siquiera has leído eso, no creo que sepas leer.— respondí burlona y me miró mal —Esta bien, ¿cincuenta personas?.— pregunté tratando de seguirle el juego.

—Cincuenta...— parecía pensarlo —Yo diría que menos, unas treinta tal vez. Esta revista parece más vieja que nuestra relación.— bromeó y ahora yo lo miré mal

Nuestra charla se interrumpió cuando una enfermera apareció y me llamó por mi nombre. Nos levantamos y seguimos a la enfermera por el pasillo hasta llegar al consultorio. El doctor nos esperaba con una sonrisa que me provocó bastante alivio

—Hola señorita _____, ¿Cómo se encuentra hoy?.— preguntó mientras nos acomodábamos en las sillas

—Un poco nerviosa, para ser honesta.— respondí, tratando de mantener la calma —No recibí los resultados en estos días y para ser honesta eso me ha tenido tensa.—

—Es una reacción completamente normal.— dijo el doctor, hojeando el expediente. —Bien, tengo los resultados de sus análisis aquí. Me alegra que hayan decidido venir, así podemos revisarlos juntos.— continuó, mientras yo contenía la respiración por el estrés que sentía

El doctor comenzó a explicar los resultados, señalando números y términos que me resultaban casi incomprensibles para mí, me aliviaba al menos ver que tampoco Roier entendía lo que pasaba, ambos eramos lo suficientemente bobos

En algún momento de toda la explicación del doctor, capté las palabras clave: "buenas noticias". Sentí un alivio inmenso al escuchar que no había nada grave, solo algunas deficiencias que podrían corregirse con medicación... aunque aún me resultaban raros los dolores

—¡Ves! Te dije que no había que preocuparse.— dijo Roier, dándome un suave codazo y sonriendo bastante feliz

—Sí, supongo que me dejé llevar por el pánico.— admití, sonriendo también, sintiendo que una gran carga se me quitaba de encima

—Recuerde seguir las indicaciones y regresar para un control en unas semanas.— agregó el doctor, entregándome una hoja con recomendaciones y medicamento que debía comprar —No baje la guardia y si se siente mal venga de inmediato.—

Nos despedimos y salimos del consultorio, caminando por el pasillo de regreso a la sala de espera. Roier se detuvo un momento para dejar la revista en su lugar, ni siquiera noté que se la había llevado, parecía una señora

—Ahora que sabemos que todo está bien, ¿qué tal si vamos a comer algo rico para celebrar?.— sugirió Roier, entrelazando su mano con la mía mientras nos dirigíamos a la salida

—Suena perfecto, tengo hambre y ganas de algo rico.— respondí, sintiéndome más ligera y animada.

Mientras caminábamos hacia el estacionamiento, el sol de la tarde brillaba cálidamente sobre nosotros; el aire fresco era revitalizante y me llenaba de energía

Estaba agradecida por tener a Roier a mi lado, por su manera de hacerme sonreír incluso en momentos de incertidumbre como hoy

Decidimos ir a nuestro restaurante favorito, un lugar pequeño y discreto con comida casera que habíamos encontrado hace poco. Nos sentamos en nuestra mesa habitual, cerca de la ventana, desde donde podíamos ver la vida pasar afuera mientras disfrutábamos de nuestra comida

—Entonces, ¿cuál es el plan ahora que sabemos que estás bien?.— preguntó Roier mientras hojeábamos el menú

—Creo que el primer paso es seguir las recomendaciones del doctor, después, quizás podríamos pensar en unas vacaciones juntos.— sugerí, sintiendo la emoción de hacer planes para el futuro

—Me parece una excelente idea, podemos ir a la playa para celebrar el año nuevo.— propuso Roier, sus ojos tenían un brillo de entusiasmo

Pasamos el resto de la tarde hablando de posibles destinos, imaginando cómo serían nuestras vacaciones, riendo y disfrutando de la compañía del otro, sin duda me sentía afortunada de haberme casado con él

Después de terminar nuestra comida, decidimos dar un paseo por el parque cercano. Caminamos de la mano, disfrutando de la tranquilidad del lugar, el parque estaba lleno de vida, con niños jugando, familias paseando y parejas como nosotros disfrutando del momento

—Es increíble cómo un día que empezó con tanta preocupación puede terminar siendo tan agradable.— hablé mientras caminábamos

—Todo es cuestión de perspectiva.— respondió Roier, apretando mi mano suavemente

Nos quedamos allí, en silencio, disfrutando de lo que seguíamos viviendo; del calor del sol y del ambiente q nuestro alrededor

Sabía que habrían más desafíos por venir, pero también sabía que juntos podríamos enfrentar lo que fuera

𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐎𝐍 [Roier X Tú] (FDC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora