doce

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Cuando pude abrir de nuevo los ojos; miré a mi alrededor, por alguna razón estaba en una habitación del hospital que se me hacía conocida, era como si ya hubiera estado aquí

—¿Hola?.— exclamé al no ver a nadie —¿Hay alguien aquí?.—

Me adentré más en la habitación hasta que la puerta de la habitación se abrió, al ver quien entró abrí mis ojos sin disimular mi sorpresa

—¿Ángel?.— pregunté confundida —¿Estoy soñando?.—

—Sí.— respondió sin más, yo estaba consiente de que esto no era real —¿Cómo has estado?.—

—Bastante bien.— admití acercándome a él, en este sueño no se veía para nada enfermo, me alegraba verlo así —Jamás pude agradecerte por... ya sabes.—

—No lo hice por ti, lo hice por Spreen.— avisó, era cruel aunque no era real —Me alegra que estés viviendo esta segunda oportunidad.—

—Bueno, aunque déjame decirte que no estoy segura de estar totalmente sana.— me burlé un poco de mi situación —A veces pienso que moriré pronto.—

—Yo sé que no morirás.— aseguró —Solo no dejes de ser la Mulán que conocí, esa que jamás tuvo miedo.—

¿Ser la Mulán que "jamás tuvo miedo"? Siempre tuve miedo, pero antes podía afrontarlo mejor... quizás se refería a que debía ser más fuerte. Cuando iba a preguntarle algo más desapareció...

Desperté y seguía sentada en aquel lugar donde me habían sacado sangre, aún tenía a una de las enfermeras ahí y claramente mi esposo tampoco se había movido

—Se ahorran una demanda.— avisó Roier mirando a la enfermera —Por ahora.— susurró eso último

Me pasaron un vaso con jugo así que lo empecé a beber, supuse que era para recomponerme

—Le estaba explicando a su esposo que el desmayo fue una reacción normal de su cuerpo por los piquetes, no hay de que preocuparnos.— contó la enfermera aunque se veía apenada

—No hubiera pasado si no hubieran dejado que la otra chica se equivocara más de una vez.— ahora sí que él estaba molesto

—Tranquilo.— susurré intentando analizar lo que acababa de pasar —Estoy bien.—

—Debo llevar esto al laboratorio del hospital, nuevamente una disculpa.— exclamó la enfermera mientras se llevaba aquel tubo con mi sangre

Me quedé sola con mi esposo, él soltó un gran suspiro

—No mames, te juro que se me salió el alma del cuerpo cuando te desmayaste.— habló —Aunque solo fueron algunos minutos.—

—Parece ser que mi cuerpo solo soporta 3 piquetes.— intenté burlarme —Ya la escuchaste, fue una reacción normal. Deja que me recupere un poco y vamos a mi siguiente estudio.—

—No sabes lo mucho que me preocupo por ti, no hagas burlas.— pidió —Wey, cuando te vi cerrar tus ojos y perder tu fuerza, me recordó todo lo que sentí cuando te operaron.—

Y de nuevo el sentimiento de culpa apareció en mi interior, sabía que él no quería que pensara que yo era una carga, pero eso era ya imposible

—No me digas wey.— lo regañé para no enfocarme en lo demás —O tendré que golpearte.—

—Si intentas golpearme te desmayas por el esfuerzo.— se burló ahora

—¿Cómo pasas de preocuparte a burlarte en menos de cinco minutos?.— pregunte riendo un poco

—Es el poder del amor, no lo entenderías.— sonrió y sonreí también, él tenía el poder de contagiarme sus sonrisas —Ahora terminate ese jugo o no llegaremos a tu turno del siguiente estudio y no quiero volver otro día.—

—Ya voy, espera.— dije y volví a tomar mi jugo

Cuando lo terminé tiramos aquel vaso de plástico en un pequeño bote de basura que había ahí, me levanté y salimos

Nuevamente caminamos por los pasillos del hospital, cuando pasamos por el área pediátrica fue inevitable detenerme a observar aquella puerta que visité algunas veces

—¿Qué pasa?.— cuestionó mi esposo mirándome

—A veces me olvido de los lindos momentos que vivimos en esta área.— murmuré —Ya sabes, cuando éramos una pequeña familia.—

Mi esposo tomó mi mano cuando comprendió a que me refería, era obvio que me sentía nostálgica por la pequeña Venecia

—Yo la extraño.— confesó —Pero sé que hicimos lo correcto, quizás ya tenga una buena familia que la ama tanto como nosotros.—

—¿Tú crees que ella sea feliz?.— pregunté y asintió –Me hubiera gustado seguir en contacto con la gente que cuida de ella para asegurarme de que esté bien.—

—Mulán, te prometo que en algún momento volveremos a tener noticias de nuestra tripita.— aseguró y lo miré confundida —¿Lo olvidaste? Éramos "el tripón, la tripona y la tripita".—

—Jamás estuve de acuerdo con que me dijeran tripona.— recordé riendo

—Como sea, deberíamos seguir con todo lo que tienes que hacer hoy por aquí, luego tendremos tiempo para ponernos nostálgicos.— sonrió y asentí sabiendo que tenía razón

Seguimos nuestro camino aunque ahora me seguía preguntando ¿Qué hubiera pasado si Venecia continuara siendo parte de nuestras vidas? Seguramente todo sería muy distinto

Sabía que la vida me había dado una segunda oportunidad cuando me hicieron la operación del corazón, eso me mantenía optimista por ahora, dios no me quitaría una oportunidad tan grande sin darme la oportunidad de luchar por conservar todo lo que tenía en este momento

—¿Qué te pasa?.— cuestionó sacándome de mis pensamientos —De un momento a otro dejaste de caminar, sentía que ahora te estaba arrastrando.—

—Perdón, me metí tanto en mis pensamientos que me olvidé de mover los pies.— avisé y se burló

Tenía claro que no dejaría que nada me bajoneara, daría lo mejor de mí para demostrar que podría volver al comienzo y lucharía por la vida que tenía ahora

𝐃𝐈𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐃𝐄 𝐋𝐄𝐎𝐍 [Roier X Tú] (FDC #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora