Capítulo 21: El Duelo de Luz y Fuego

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Capítulo 21: El Duelo de Luz y Fuego

El aire estaba cargado de tensión y poder mientras Izuku Midoriya se enfrentaba a Helios en un campo de batalla forjado por la misma energía del sol. Helios, con su forma radiante, se erguía como una deidad de fuego y luz, mientras que Izuku, aunque fortalecido por los poderes de Apollo, seguía siendo humano. Era la primera vez que se encontraba en una pelea de tal magnitud, donde la brecha entre un dios y un héroe se hacía evidente.

Un Rival Descomunal

Helios sonrió con confianza, sus ojos resplandecían con la luz del sol. “No eres un dios, Midoriya. Pero posees un gran potencial. Vamos a ver hasta dónde puedes llegar”.

Izuku apretó los puños, sintiendo el sudor resbalar por su frente. “No me subestimes, Helios. He trabajado muy duro para llegar hasta aquí”.

Sin otra palabra, Helios lanzó el primer ataque. Con un movimiento de su mano, un torrente de fuego solar se disparó hacia Izuku. Instintivamente, Izuku levantó su brazo, utilizando su Escudo Solar. La explosión fue ensordecedora, y la onda de calor casi lo lanzó al suelo, pero se mantuvo firme.

“¡No puedo rendirme ahora!”, gritó, acumulando energía y contraatacando con su Rayo Solar. La descarga de calor recorrió el aire, chocando con las llamas de Helios. Ambos ataques se encontraron en un estallido de luz y fuego, creando una nube de vapor y escombros.

Un Cuerpo Limitado

La batalla continuó, con ambos luchadores intercambiando ataques devastadores. Izuku comenzó a usar técnicas avanzadas, invocando su Fuego Solar para atacar a Helios desde múltiples ángulos, pero la divinidad del dios del sol lo hacía casi invulnerable. Helios esquivaba los ataques con facilidad, respondiendo con ráfagas de fuego que hacían que Izuku se viera obligado a concentrarse al máximo.

“Usas bien tus habilidades, pero no tienes el cuerpo de un dios”, declaró Helios, haciendo que Izuku sintiera el peso de la verdad en sus palabras. Aunque había ganado el poder de Apollo, aún era un humano, y eso limitaba su verdadero potencial.

Izuku respiró hondo, sintiendo el ardor de su cuerpo. Concentración Térmica fue una de sus primeras respuestas. Aumentó el calor de su cuerpo, sintiendo cómo la energía fluía a través de él. “¡No necesito ser un dios para ganar! ¡Puedo igualarte!” gritó mientras se lanzaba al ataque.

Un Combate Violento

El campo de batalla era un espectáculo de luz y fuego. Izuku utilizó su Explosión Solar, liberando energía acumulada en un estallido de calor que iluminó la noche. Helios se vio obligado a retroceder, pero no estaba dispuesto a rendirse. Con un movimiento de sus brazos, invocó una Tormenta Solar, generando ráfagas de luz que impactaban el suelo, levantando nubes de polvo y escombros.

“¡Tienes potencial, joven héroe, pero no puedes igualarme aún!” exclamó Helios mientras se preparaba para lanzar un ataque devastador.

“¡No me subestimes!” gritó Izuku, usando su Aliento Solar para empujar el aire caliente hacia Helios, intentando desorientarlo. Sin embargo, el dios del sol era ágil, evadiendo el ataque con gracia y contraatacando con una lluvia de llamas.

Izuku sentía el calor de cada impacto en su piel; el sudor y la sangre comenzaban a mezclarse mientras luchaba con cada fibra de su ser. Con el corazón palpitante, sabía que no podía dejar que Helios se impusiera. “Debo usar todo lo que tengo”, pensó.

La Intervención de Artemisa

En un intento desesperado por igualar la balanza, Izuku decidió invocar los hilos de Artemisa, que danzaban a su alrededor, proporcionándole velocidad y agilidad. “¡Vamos, Artemisa! ¡Ayúdame!” gritó mientras los hilos resplandecían con un brillo dorado.

Los héroes profesionales, observando la intensa pelea a través de una transmisión en vivo, se sentían abrumados. “Esto es increíble, pero… ¿será suficiente?” se preguntó Endeavor mientras veía a Izuku luchar con todo su ser.

Burnin, preocupada por su seguridad, miró a Izuku con una mezcla de admiración y temor. “¡Izuku, ten cuidado! ¡No olvides lo que me prometiste!” Pero su voz se perdió en el fragor de la batalla.

Izuku, sintiendo la presión de su promesa a Burnin, decidió que era el momento de un ataque decisivo. Con un grito, lanzó su Despertar del Sol, acumulando toda la energía solar que pudo reunir en un solo punto. El aire vibraba a su alrededor, y una esfera de luz brillante se formó en su mano.

“¡Esto es por todos los que confían en mí!” rugió mientras lanzaba la esfera hacia Helios, que la interceptó con un muro de llamas. El choque fue brutal, generando una explosión que hizo temblar el suelo.

Un Final Impactante

A pesar de la intensidad de la pelea, la realidad se hacía evidente: Izuku estaba luchando contra un dios. Su cuerpo, aunque fortalecido, comenzaba a ceder. El sudor y la sangre chorreaban por su frente y brazos, pero se negaba a rendirse. Su determinación lo empujaba hacia adelante, incluso cuando las fuerzas de Helios lo golpeaban con toda su furia.

Finalmente, Helios, sintiendo que Izuku era un oponente digno, decidió cambiar su estrategia. “Has demostrado ser un rival formidable, pero aún estás lejos de mi nivel”. Con un movimiento casi imperceptible, levantó su mano y comenzó a concentrar toda su energía en un solo punto.

Izuku, sintiendo la presión del ataque inminente, se preparó para lo peor. “¡No puedo dejar que esto termine así!” pensó mientras reunía el resto de su fuerza, a pesar del dolor que lo invadía. Con un grito final, invocó el Fuego Divino (Blanco), lanzando una explosión de energía celestial hacia Helios.

La colisión fue catastrófica, iluminando el cielo nocturno como si fuera de día. La explosión arrojó a ambos luchadores a lados opuestos del campo. El polvo y el humo cubrieron el área mientras ambos caían al suelo, exhaustos.

Reconocimiento Mutuo

Con dificultad, Izuku se levantó, su cuerpo temblando. Helios, aunque herido, también se incorporó lentamente. Ambos se miraron, sabiendo que habían alcanzado sus límites. “Eres un héroe excepcional, Midoriya. No esperaba menos de ti”, declaró Helios, su voz llena de respeto.

“Gracias… pero no estoy satisfecho. Sé que puedo ser más fuerte”, respondió Izuku, su determinación inquebrantable.

Burnin, que había estado observando desde la distancia, corrió hacia él. “Izuku, ¡estás herido!” le gritó, pero su preocupación se desvaneció al ver la resolución en los ojos de Izuku.

“Lo sé, pero esto es solo el comienzo. Necesito seguir entrenando. No puedo permitir que esto sea mi límite”, afirmó.

Helios, todavía con su resplandor, asintió. “Entiendo tu deseo de crecer. Te seguiré observando, joven héroe. Hasta que estés listo para enfrentarme de nuevo”. Y con esas palabras, comenzó a desvanecerse en la luz, dejando a Izuku con una nueva meta.

La Promesa de un Nuevo Comienzo

A medida que la batalla llegaba a su fin, Izuku se sintió más fuerte que nunca. No solo había sobrevivido a un enfrentamiento con un dios, sino que había aprendido la importancia de su lucha y la fuerza que aún debía desarrollar. La conexión con sus amigos y el deseo de proteger a quienes amaba ardían más intensamente que nunca en su corazón.

“Debo prepararme. Debo ser más fuerte”, murmuró para sí mismo mientras se giraba hacia Burnin, quien lo miraba con preocupación y orgullo.

“Lo hiciste increíble, Izuku. Estoy tan orgullosa de ti”, dijo ella, abrazándolo fuertemente.

Mientras el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, Izuku supo que este era solo el comienzo de su viaje. La lucha por el futuro de su mundo continuaría, y estaba decidido a enfrentarse a cualquier desafío que se interpusiera en su camino.

El Dios del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora