En el Umbral de lo Desconocido
Después de la incorporación de Amaterasu a su grupo, Izuku Midoriya y Artemisa se encontraron en la necesidad de reclutar a otro poderoso aliado en su lucha por la humanidad. Sabían que la batalla que se avecinaba en el Ragnarok no podría enfrentarse solo con la luz del sol y la sabiduría de las deidades. Debían buscar a Morrigan, la diosa celta de la guerra y la muerte, cuyo poder podría cambiar el rumbo del conflicto. Con el mapa mitológico en mano, se dirigieron hacia los territorios que una vez pertenecieron a los antiguos celtas, donde la presencia de Morrigan aún se sentía en el viento y en la tierra.
Introducción a la Mitología de Morrigan
Morrigan es una de las figuras más intrigantes de la mitología celta. Conocida como la “dama de los cuervos”, Morrigan era una deidad que influía en el destino de los guerreros en el campo de batalla, simbolizando tanto la muerte como la victoria. A menudo se la representaba como una triple diosa, con tres aspectos: la joven, la madre y la anciana, cada uno representando un ciclo diferente de la vida y de la guerra. Esta dualidad reflejaba la naturaleza misma de la guerra: la destrucción y la creación, la muerte y el renacimiento.
La conexión de Morrigan con los cuervos la convertía en un presagio de guerra. Se decía que aparecía en los campos de batalla en forma de un cuervo, observando y eligiendo a aquellos que vivirían y aquellos que caerían. Su figura estaba asociada con la estrategia y la astucia, así como con el amor y el sacrificio, haciendo de ella una deidad compleja y formidable.
La Búsqueda de Morrigan
A medida que Izuku y Artemisa se acercaban a la antigua tierra celta, el paisaje se volvía cada vez más sombrío. El cielo se cubrió con nubes grises, y un aire de misterio y anticipación envolvía el lugar. Era como si la misma tierra estuviera en alerta ante la presencia de sus visitantes. Un cuervo negro sobrevoló sus cabezas, sus alas cortando el viento con una gracia aterradora.
Finalmente, llegaron a un claro en el bosque, donde la bruma danzaba entre los árboles. Allí, entre las sombras, apareció Morrigan. Tenía una presencia imponente; su cabello negro caía en ondas desordenadas, y sus ojos, de un rojo intenso, brillaban con un destello de conocimiento y poder. Vestía una armadura hecha de materiales oscuros, adornada con símbolos celtas que contaban historias de batallas pasadas. Cuando habló, su voz resonó como un trueno en el silencio del bosque.
“¿Quién se atreve a invocar mi nombre en mi dominio?” preguntó, con un tono que era parte desafío y parte curiosidad.
La Conversación con Morrigan
Izuku, sintiendo el peso de la mirada de la diosa, dio un paso adelante, consciente de que este encuentro podía definir el destino de su misión. “Morrigan, venimos en busca de tu ayuda. El Ragnarok se aproxima, y la humanidad necesita aliados poderosos. Tú posees la fuerza y el conocimiento para cambiar el curso de esta guerra.”
Morrigan lo observó, escudriñando su alma. “¿Qué te hace pensar que la humanidad es digna de mi intervención? He visto su naturaleza, su codicia y su fragilidad. ¿Por qué debería unirme a su causa?”
Artemisa intervino, “Lo que pedimos no es solo una guerra, sino la esperanza de un futuro. La humanidad puede ser imperfecta, pero en su lucha hay un valor que vale la pena proteger. Tu experiencia podría guiarlos hacia la victoria, y juntos podríamos enfrentar a la oscuridad que se avecina.”
Izuku, sintiendo la necesidad de profundizar en su argumento, compartió su propia historia. Habló de sus luchas, de los sacrificios de sus amigos y del significado de la lucha por la humanidad. “No se trata solo de ganar o perder; se trata de proteger a quienes amamos y de encontrar un propósito más allá de nosotros mismos.”
La Historia de Morrigan
Intrigada, Morrigan escuchó atentamente. Con cada palabra, la conexión entre Izuku y la diosa se hacía más fuerte. La diosa, sintiendo el fervor y la pasión en la voz de Izuku, decidió compartir parte de su propia historia.
“En la antigüedad, mi nombre era temido y reverenciado. He elegido a muchos guerreros, no solo para guiarlos hacia la victoria, sino también para advertirles de la fragilidad de la vida. Cada batalla que presencio deja una huella en mi ser. La guerra no es simplemente una elección; es un ciclo interminable de sufrimiento y redención.”
Mientras hablaba, las imágenes de guerreros caídos y victorias solitarias pasaban por su mente. “La sangre derramada nunca se olvida, y las almas perdidas vagan por los campos de batalla eternamente. No obstante, la humanidad, a pesar de su imperfección, también es capaz de grandes hazañas de amor y sacrificio. He visto a aquellos que luchan no solo por sí mismos, sino por aquellos que no pueden.”
La Prueba de Morrigan
Sin embargo, Morrigan no estaba lista para comprometerse. “Quiero ver tu fuerza en acción. Si deseas mi apoyo, tendrás que demostrar que eres digno. Enfréntame en combate. Si logras resistir mi ataque, consideraré unirme a ti.”
Izuku asintió, sintiendo que debía aceptar el reto. No solo era una prueba física, sino también una oportunidad para demostrar su valor y su determinación. La tensión en el aire creció cuando Morrigan se preparó para atacar. En un instante, se lanzó hacia él, transformándose en un cuervo negro, sus alas expandiéndose y creando un estruendo que resonó en el bosque.
La Batalla Épica
La batalla comenzó con un movimiento rápido y astuto de Morrigan, quien se abalanzó sobre Izuku con la agilidad de un depredador. Izuku, sintiendo la presión, utilizó todas sus habilidades para esquivar su ataque inicial. Morrigan era implacable; sus movimientos eran fluidos y letales, como una danza mortal entre la vida y la muerte.
Izuku contraatacó, usando su poder y velocidad. Cada golpe que lanzaba era un reflejo de su deseo de proteger a sus seres queridos y a la humanidad. Sin embargo, Morrigan respondía a cada uno de sus movimientos con una estrategia magistral. Cambiaba de forma, adaptándose a su estilo de combate y anticipándose a sus movimientos. A medida que intercambiaban golpes, el terreno temblaba bajo sus pies, y la energía de sus ataques creaba ondas de choque que resonaban en el bosque.
A medida que la batalla avanzaba, Izuku empezó a comprender la naturaleza de Morrigan. Ella no solo era una guerrera; era una estratega que comprendía la guerra en un nivel profundo. Cada ataque de ella no solo estaba destinado a derrotarlo, sino a enseñarle. Izuku empezó a ver la batalla como una forma de conexión, no solo como un conflicto. Con cada intercambio, estaba aprendiendo no solo a luchar, sino a comprender la esencia misma de la guerra.
La lucha culminó en un momento de pura energía. Ambos se encontraron en un impasse, sus poderes chocando en una explosión de luz y sombras. En ese instante, Izuku pudo ver no solo a la diosa de la guerra, sino a una protectora que había llevado el peso de innumerables batallas. En ese segundo, el tiempo se detuvo.
La Decisión de Morrigan
Exhaustos pero con un nuevo respeto mutuo, ambos se detuvieron. Morrigan sonrió con un matiz de admiración en su rostro. “Has demostrado ser más que un guerrero. Has mostrado compasión en medio de la batalla, y eso es algo raro. Quizás la humanidad no sea tan insignificante como pensaba. Tal vez haya esperanza en sus corazones.”
Izuku, sintiendo el alivio, no pudo evitar sonreír. “No solo se trata de la lucha; se trata de lo que defendemos. Y con tu ayuda, podremos proteger lo que amamos.”
Morrigan asintió, su mirada llena de resolución. “Estoy dispuesta a unirme a ti en el Ragnarok, pero ten en cuenta que la guerra es implacable. Habrá sacrificios, y la oscuridad no será fácilmente vencida. Sin embargo, juntos, seremos una fuerza a tener en cuenta.”
La Unión de Fuerzas
Con su acuerdo, Izuku sintió que un peso se levantaba de sus hombros. La incorporación de Morrigan a su equipo representaba una poderosa unión de luz y oscuridad. Su experiencia y su conexión con la guerra serían vitales en la lucha contra las fuerzas del Ragnarok. Ahora, con Amaterasu y Morrigan a su lado, se sentía más fuerte y confiado que nunca.
“Gracias, Morrigan. Juntos, lucharemos no solo por la humanidad, sino también por un futuro donde la vida y la muerte coexistan en armonía,” dijo Izuku, lleno de determinación.
Y así, la diosa de la guerra se unió a su causa, lista para enfrentar los desafíos que se avecinaban y para ser parte del Ragnarok.
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El Dios del Sol
FantasyEn un mundo donde la mayoría de las personas poseen superpoderes, Izuku Midoriya es un niño que lucha por encontrar su lugar como "sin quirks". A medida que su sufrimiento aumenta debido a las burlas de sus compañeros, un encuentro inesperado con Ap...