Capítulo 81: "El Último Resplandor"

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Introducción al Enfrentamiento

La última ronda del Ragnarok estaba por comenzar. El escenario, devastado y oscurecido por la batalla, parecía una tierra desolada bajo el peso de siglos de guerra. Era el final, el último combate donde se decidiría el destino de la humanidad. Izuku Midoriya, el héroe convertido en el nuevo Apolo, era la última esperanza de la humanidad. Con su cabello verde y su mirada resuelta, Izuku encarnaba la luz y el poder del sol, un faro de esperanza que resonaba en los corazones de todos los que alguna vez habían creído en él.

Los pensamientos de Izuku revoloteaban entre los recuerdos de su mentor All Might y sus amigos: Mandalay, Shoto, Bakugo, y Melissa, la portadora de One For All. La intensidad de sus emociones vibraba con cada respiración, alimentando el brillo dorado de su aura. La figura de All Might, que lo inspiró a ser un héroe, se mantenía firme en su mente como una constante. No podía defraudarlo, ni a él ni a todos los que depositaban su confianza en él. En ese momento, Izuku se sintió en comunión con cada ser humano que había luchado y soñado con un mundo mejor.

La Aparición de Shiva

En el extremo opuesto del campo, apareció Shiva. Era una presencia imponente, colosal, una figura divina que irradiaba poder absoluto y calma letal. Los cuatro brazos de Shiva, adornados con joyas resplandecientes, parecían manifestaciones de su poder. Cada movimiento, aunque pausado, sugería una energía desatada contenida solo por su voluntad. El aire se volvió denso y eléctrico a su alrededor, cargado con una esencia que intimidaba y atemorizaba incluso a los espectadores más valientes.

Una sonrisa lenta y sardónica cruzó el rostro de Shiva, y su voz profunda resonó como un trueno que sacudió el terreno. “Izuku Midoriya, el nuevo Apolo... ¿Crees que podrás vencer al destructor del universo? Hoy, conocerás el poder de la destrucción en su máxima expresión.”

El poder de las palabras de Shiva era palpable, y una sombra pareció caer sobre la multitud. Un silencio pesado se instaló en el estadio, y todos los ojos estaban fijos en los combatientes. Era una batalla de extremos: la luz del nuevo Apolo contra la sombra del destructor.

El Anuncio del Combate

Heimdall, el guardián del Bifrost, se erguía con una postura solemne para presentar a los combatientes. Con su voz poderosa, anunció: "¡Damas y caballeros, el Ragnarok alcanza su clímax! En la arena, el héroe que se convirtió en dios, el nuevo Apolo… ¡Izuku Midoriya! Frente a él, el destructor de mundos, el todopoderoso… ¡Shiva!"

Los gritos y vítores de la multitud inundaron el lugar. Se escuchaban cánticos de apoyo para Izuku, pero también gritos de admiración hacia Shiva, quien imponía respeto por su increíble poder. Entre el público, las diosas miraban a Izuku con emoción y preocupación. Atenea apretaba su lanza con intensidad, mientras Nix y Hela permanecían en silencio, observando cada detalle de la batalla que estaba a punto de comenzar. Artemisa, por su parte, mantenía una expresión de esperanza y confianza en Izuku.

La Primera Ofensiva

Sin perder tiempo, Izuku avanzó. Un resplandor dorado cubrió su cuerpo, transformando su aura en una explosión de energía pura que iluminó el campo de batalla. “¡Esto es por la humanidad!” gritó con una voz firme, lanzándose hacia Shiva con una velocidad sobrehumana, acumulando luz en sus manos hasta formar un rayo incandescente.

Este era el Rayo del Alba, una técnica que Izuku había desarrollado tras fusionarse con el poder del sol. El rayo era una manifestación pura de energía luminosa, y cuando lo disparó, su velocidad era tal que dejaba un rastro dorado en el aire, como si abriera un camino de luz hacia su oponente.

Shiva, sin embargo, permaneció impasible. Uno de sus brazos se elevó en un movimiento sereno, como si bloquear el rayo fuera un simple ejercicio de meditación. Con un gesto casi casual, desvió el ataque de Izuku hacia el suelo, donde explotó en un estallido cegador que sacudió el terreno y dejó un cráter en el suelo. Sin embargo, la expresión de Shiva no cambió; el dios sonreía, casi como si se burlara.

El Dios del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora