Capítulo 59: Frágiles Conexiones

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El aire en la fortaleza de Lilith estaba impregnado de una mezcla de tensión y esperanza mientras Izuku se sentaba frente a ella. Habían pasado por tanto en poco tiempo, y ahora, en este nuevo vínculo que estaban forjando, había una oportunidad para la redención y la comprensión.

Lilith miraba por la ventana, contemplando la vasta extensión del infierno, un lugar que una vez consideró su prisión, pero que ahora sentía que podía ser su hogar. "Nunca pensé que podría sentirme así de nuevo", confesó, rompiendo el silencio. "Después de ser expulsada del Edén, viví con la soledad como única compañía. ¿Cómo se supone que debo confiar de nuevo en alguien?".

Izuku, sintiendo el peso de su historia, decidió responder con honestidad. "Entiendo lo que sientes. He enfrentado mi propia soledad y desconfianza. Pero estoy aquí para demostrarte que no todos somos como aquellos que te han herido. Puedo ser tu amigo, alguien en quien puedes confiar".

Lilith giró su mirada hacia él, sus ojos esmeralda reflejando una mezcla de sorpresa y vulnerabilidad. "¿Amigo? No estoy segura de qué significa eso para mí. Siempre he sido vista como una villana. La gente me teme y me odia por lo que me hicieron. ¿Por qué habrías de querer ser mi amigo?".

"Porque creo que todos merecemos una segunda oportunidad", dijo Izuku con firmeza. "No importa lo que los demás digan de ti. Tu pasado no define quién eres hoy. Lo que realmente importa es cómo decides actuar en el presente y hacia el futuro. Yo quiero ayudarte a sanar".

Lilith dejó escapar un suspiro profundo, sintiendo que las palabras de Izuku resonaban en su interior. La idea de tener a alguien que creía en ella era desconcertante. "No estoy acostumbrada a ser vista de manera positiva. La mayoría solo ve mi oscuridad".

"Tu oscuridad es solo una parte de ti", respondió Izuku, inclinándose hacia adelante. "Todos llevamos sombras dentro. Lo que importa es cómo elegimos lidiar con ellas. Quiero que me hables de tus heridas, de lo que te duele".

Lilith dudó al principio, pero algo en la sinceridad de Izuku la animó. "Cuando fui expulsada del Edén, no solo perdí mi hogar. Perdí a Adán, el único que realmente había amado. Y aunque me convertí en la reina del Infierno, siempre sentí que era una prisión. Aprendí a usar mi magia para protegerme, pero eso no llena el vacío".

"Eso debe haber sido increíblemente doloroso", dijo Izuku, empatizando con su pérdida. "Perder a alguien que amas es devastador. Pero lo que viviste no significa que estés destinada a vivir sola para siempre. Tal vez, al abrirte a otros, podrías encontrar la paz que tanto anhelas".

Lilith lo miró con escepticismo, pero también había un destello de esperanza en sus ojos. "Nunca pensé que alguien podría ver más allá de mi exterior. Siempre me han definido por mis errores".

"¿Y si comenzamos de nuevo?", sugirió Izuku. "Podríamos compartir nuestras historias. Yo también tengo mis demonios, pero estoy dispuesto a confrontarlos. Si compartimos nuestras cargas, tal vez podamos llevarlas juntos".

Lilith sintió que un peso se levantaba de sus hombros. "Está bien. Comenzaré a contar mi historia, pero quiero que sepas que hay mucho dolor y oscuridad en ella".

"Estoy preparado", respondió Izuku, su voz firme y alentadora.

A medida que Lilith comenzó a hablar sobre sus recuerdos, la fortaleza se llenó de su historia. Describió su infancia en el Edén, su relación con Adán y cómo la traición había dejado cicatrices profundas en su alma. Habló de su transformación en reina del Infierno, de los hechizos y conjuros que había aprendido para protegerse, pero también de la soledad y el arrepentimiento que la acompañaban.

Izuku escuchó atentamente, cada palabra de Lilith resonando en su corazón. "Te admiro por tu fuerza", dijo al final de su relato. "Lo que has pasado es más de lo que muchos podrían soportar. Pero has sobrevivido y has aprendido a luchar".

Lilith sonrió, sintiendo que el frío en su interior comenzaba a derretirse. "Nunca pensé que podría encontrar a alguien que pudiera entenderme. Gracias, Izuku. Tu bondad es refrescante".

"Y gracias a ti por compartir tu historia", respondió él, sintiendo que su conexión se volvía más fuerte con cada palabra. "Juntos podemos enfrentar cualquier oscuridad que se presente. Ahora, hablemos de cómo podemos trabajar juntos en esta nueva lucha por la humanidad".

Lilith sintió una calidez en su pecho, una chispa de esperanza que no había experimentado en mucho tiempo. A medida que continuaron hablando, se dieron cuenta de que la amistad, una vez tan esquiva para ella, podía florecer en el lugar más inesperado: el corazón de una demonio y el dios del sol.

El Dios del SolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora