Al llegar al tercer día en el campamento, Izuku se dio cuenta de que ya había dominado sus habilidades divinas, pero su espíritu de superación lo impulsaba a ayudar a sus compañeros a desarrollar sus quirks. El entrenamiento de cada uno avanzaba, pero el ritmo era arduo. Izuku sabía que algunos solo necesitaban un poco de guía para superar sus límites, y con eso en mente, decidió intervenir y colaborar con cada uno de sus amigos.
Ayudando a la Clase 1-A
Izuku comenzó observando atentamente a cada uno de sus compañeros. Bakugo, a pesar de ser explosivo en carácter, tenía mucho potencial para canalizar su energía de manera más precisa. Shoto tenía un dominio inigualable del fuego y el hielo, pero necesitaba trabajar en la combinación de ambos quirks. Uraraka, por su parte, deseaba hacer más versátil su habilidad de gravedad cero.
"Bakugo," comenzó Izuku, acercándose mientras Bakugo practicaba sus explosiones, "veo que eres increíble con tu poder, pero ¿has intentado regular la cantidad de energía que emites en vez de soltar todo de golpe?"
Bakugo gruñó, pero asintió, intrigado. "Tch, no necesito ayuda, pero si quieres intentarlo, veamos si tienes algo útil que decir, Deku."
Izuku le enseñó técnicas de respiración y enfoque para optimizar sus movimientos explosivos. Luego, ayudó a Shoto a coordinar sus habilidades de fuego y hielo para crear ataques más complejos, mientras que Uraraka practicaba su control de gravedad con mayor precisión. Así, Izuku se convirtió en un guía para todos, generando una atmósfera de apoyo y colaboración.
La Propuesta de Mandalay
Al final de un día exhaustivo, Mandalay se acercó a Izuku con un tono de seriedad.
"Midoriya, sé que has estado ayudando a tus amigos, y eso es admirable. Pero quisiera pedirte algo más personal."
Izuku la miró con curiosidad. "Por supuesto, Mandalay. ¿En qué puedo ayudarte?"
Mandalay suspiró. "He notado cómo te has ganado la confianza de los demás, incluso de Kota, quien no suele llevarse bien con los héroes. Me gustaría que me enseñaras a conectar mejor con él. Su resentimiento me duele, pero no sé cómo acercarme sin empeorar las cosas."
Izuku le sonrió con empatía. "Entiendo cómo te sientes, Mandalay. A veces, el dolor que guardamos nos hace distanciarnos, pero creo que Kota solo necesita un poco de tiempo y ver las acciones de los héroes como tú."
Mandalay asintió, agradecida, y los dos se dirigieron a una zona despejada para iniciar una serie de entrenamientos que, de paso, mejorarían su conexión.
Entrenamiento y Diálogo Entre Izuku y Mandalay
Mientras entrenaban, Izuku mostró a Mandalay formas más precisas de usar sus habilidades de telepatía en combate y a proyectar su voz sin agotarse.
"Intenta proyectar tu voz hacia ese árbol, pero concentra toda tu energía en la intención," indicó Izuku, guiándola. "Recuerda que no solo es el poder; la claridad también es importante."
Mandalay cerró los ojos, respiró profundamente y proyectó su voz. La onda se dirigió con precisión hacia el punto que Izuku había señalado. Al abrir los ojos, una sonrisa sorprendida cruzó su rostro.
"¡Lo logré!" exclamó. "¿Cómo es que haces que todo parezca tan sencillo?"
Izuku se rió, recordando sus propios inicios. "No fue fácil para mí, créeme. Me tomó años entender que la intención y el control son la clave. Pero tú tienes mucha determinación; puedes lograrlo."
La conversación derivó en temas más profundos, y Mandalay se sintió lo suficientemente cómoda como para abrirse sobre su preocupación constante por Kota.
"Siento que he fallado con él. Después de todo, soy su tía, y debería ser la persona en la que confía. Pero... cada vez que intento hablarle sobre sus padres, parece que solo lo enojo más."
Izuku asintió, recordando sus propias pérdidas y cómo le había llevado tiempo abrirse a los demás. "Kota necesita ver el bien que hacen los héroes de manera genuina, Mandalay. Tal vez si le muestras que también tienes tus propias batallas, podría ver la conexión humana detrás del héroe."
Mandalay lo miró, procesando sus palabras. "Gracias, Izuku. Nunca pensé en verlo de esa manera."
El Momento de Kota y La Promesa de Izuku
Esa noche, Izuku encontró a Kota en una zona apartada, mirando el cielo nocturno. Se acercó despacio, sin decir nada al principio.
Kota miró de reojo a Izuku. "¿Qué haces aquí?"
Izuku sonrió. "Solo vine a ver las estrellas. Mi mamá siempre decía que las estrellas nos recuerdan que, aunque la oscuridad sea grande, siempre hay luz, por pequeña que sea."
Kota frunció el ceño, pero su expresión mostró un atisbo de curiosidad. "¿No te da miedo morir? Los héroes mueren todo el tiempo."
Izuku suspiró. "Sí, a veces da miedo, pero no soy héroe solo para ser fuerte o famoso. Lo hago para proteger a los que amo y dar esperanza a los que creen en nosotros."
Kota lo miró en silencio. "No entiendo a los héroes, pero... tú pareces diferente."
Izuku sonrió y le puso una mano en el hombro. "Ser héroe no siempre es fácil, Kota, pero cada uno de nosotros tiene una razón para hacer lo que hace. Y cuando encuentres la tuya, sea cual sea, te apoyaré."
Con esa promesa, Izuku dejó que Kota reflexionara en sus palabras, plantando la semilla de la comprensión y dejando una luz de esperanza para el futuro.
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El Dios del Sol
FantasyEn un mundo donde la mayoría de las personas poseen superpoderes, Izuku Midoriya es un niño que lucha por encontrar su lugar como "sin quirks". A medida que su sufrimiento aumenta debido a las burlas de sus compañeros, un encuentro inesperado con Ap...