Cap.- 32

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—¡Hey! Oye, ¡detente! —gritó Hong, su voz llena de urgencia mientras se acercaba rápidamente a una figura que se escabullía entre la multitud. Sin embargo, al notar que Hong caminaba directamente hacia él, el chico comenzó a huir, desapareciendo en un instante entre los cuerpos que se movían en todas direcciones — Oye, ¿quién eres? —preguntaba Hong, su corazón latiendo con fuerza. Sentía una extraña mezcla de curiosidad y preocupación, pero cuando estaba a punto de alcanzar al chico, este se desvaneció por completo en la multitud.

Hong se quedó quieto un momento, mirando hacia el lugar donde había estado la figura, tratando de discernir entre la gente si podía encontrar algún indicio de él, pero todo lo que quedó fue el murmullo de la multitud y el eco de su propia decepción. Resignado, dio media vuelta y regresó a la pastelería.

Habían pasado alrededor de tres horas desde que abrió, y aún había gente en el local. La pastelería, ubicada en la planta baja de una importante empresa, era un lugar de paso para muchos, y Hong había decidido que cerraría a las 8 de la noche. Era un lugar grande y concurrido, y sentía que era el momento perfecto para dejar su huella en el mundo de los negocios.

—Hong, ¿por qué este día solo han venido cinco personas? —preguntó San, con una expresión de preocupación mientras revisaba el libro de pedidos.

—Porque dos de ellas se irán a la otra pastelería —respondió Hong, con un suspiro—. Pero creo que no será suficiente si los demás días están como hoy.

Aproximadamente a las 6:30, sus amigos aparecieron en la puerta, trayendo consigo una ráfaga de energía y alivio.

—Disculpa si no nos presentamos antes, pero hemos tenido demasiado trabajo —mencionó Yeosang, con una sonrisa disculpándose por su tardanza.

—No se preocupen, gracias por estar aquí —respondió Hong, aliviado de ver caras conocidas que lo apoyaban.

—¡Wow! ¡Pero qué impresionante! —exclamó Jongho, sus ojos brillando de admiración— Nuestro amigo ya es todo un empresario.

—¿Quieren tomar o comer algo? —preguntó San, tratando de animar el ambiente.

—Claro, lo que ustedes nos recomienden —respondió Yunho, con una sonrisa que iluminaba su rostro.

—Mark, por favor, ayúdame —dijo San, acercándose a un ayudante para pedirles bebidas y algo de comer. Mientras tanto, los chicos se acomodaron en una mesa junto a Hong.

Después de unos minutos, San y Mark regresaron con las bebidas y una bandeja de deliciosos pasteles.

—¡Esto está delicioso! —mencionó Yeosang, tomando un bocado del pastel de frutas. Su expresión de satisfacción hizo que Hong sonriera.

Mientras conversaban y compartían risas, Hong no pudo evitar sentir una punzada de nostalgia. La pastelería era su sueño hecho realidad, pero aún había un vacío que no podía llenar. Sus amigos lo rodeaban, brindándole apoyo y compañía, pero en el fondo, la búsqueda del chico que había desaparecido lo mantenía inquieto.

Paso aproximadamente media hora más con Hong hablando, compartiendo risas y anécdotas que hacían que el tiempo se desvaneciera.

Hong disfrutaba de cada minuto, pero la realidad inminente de cerrar el local pronto se hizo presente.

Al acercarse las ocho, Hong se dirigió a los pocos clientes que aún quedaban en la pastelería. Con una sonrisa amable, les informó: —En diez minutos cerraremos, así que, por favor, terminen sus bebidas.

Las personas, al escuchar su aviso, se apresuraron a disfrutar de lo que quedaba en sus tazas, el murmullo de conversaciones y risas disminuyó gradualmente. Con el paso de la tarde, el personal había estado limpiando, y ahora el local brillaba, listo para el cierre, las mesas estaban ordenadas, las sillas alineadas, y el ambiente se sentía acogedor.

No termino (+18) MinjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora