Capítulo 8

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Al volver a ser consciente, Felix abrió sus ojos con lentitud y de a poco fue que observó bien a su alrededor, una habitación de madera oscura y de estilo algo.....vikingo a su parecer fue donde se despertó, sentía sus extremidades adormecidas y la garganta seca, observó a un lado de la cama donde se encontraba y miró un vaso de agua, lo bebió pensando que si no lo habían matado a este punto, dudaba que fueran a hacerlo ahora.

Cuando su sed fue saciada se fijó más a detalle en la habitación, habían pieles de animales como alfombras e incluso la cama donde estaba tenía pieles como sábanas para mantenerlo caliente, en la pared habían dos cabezas de alces colgadas y lo hacía ver más antiguo, en las mesas al lado de la cama no había nada más que dos libros de tapa roja, la puerta fue abierta en ese instante y Felix se quedó observando al hermoso hombre frente a él, alto, casi de dos metros y de apariencia irreal, cabello castaño y ojos fríos qué lo veían con hostilidad, a su lado venía una chica de dulce sonrisa y demasiado hermosa, Felix se preguntó si todos ahí lo eran, ella tenía ojos cafés oscuro y cabello castaño largo, curvas voluminosas y una sonrisa amable, se acercó a él a revisar sus heridas y fue donde Felix se percató de las vendas improvisadas y la especie de ungüento de hierbas que las adormecía.

— Que bueno que despertaste, tus heridas estarán bien de aquí a la luna menguante ¿recuerdas algo? ¿Tu nombre?—

Ella le sonrió dulce, todo ella lo era, hasta su olor que raramente olía a frambuesa.

— Lee Felix— contestó seguro — ¿Ustedes me salvaron?—

Preguntó com extrema curiosidad, quería ver si ellos habían matado al lobo o solo lo habían rescatado, sus ojos se desviaron al imponente hombre en la puerta qué lo veía expectante con sus brazos cruzados, Felix no entendía porque lo veía con tanto odio.

— Bien, Felix, yo soy Dulce, la curandera del lugar y él es el Alfa Lee Minho, quien te salvo hace tres lunas—

Felix la miró sorprendido, por la increíble coincidencia que se llamará tal cual la palabra a la que la había asociado y además por la cantidad de días que había pasado inconsciente, el hombre alto frente a él se acercó a la cama a pasos lentos y se detuvo justo a la orilla, aún mirando muy fijamente a Felix con sus ojos dorados llenos de hastío, se dirigió hacia la única mujer en el lugar.

— Déjanos solos, Dulce, necesito hacerle unas preguntas a.....este tipo—

Dulce asintió con una sonrisa y dando una apretón a la mano de Felix se separó de él, fue hasta ese momento que Felix se sintió intimidado más no lo dejó ver.

— Te traeré algo de comer, seguro tienes hambre, no seas tan duro con él, Alfa, recuerda que casi muere ahogado —

Esta vez se dirigió al hombre enorme frente a él, quién simplemente asintió y la dejó partir, el silencio entre ambos era muy incómodo, Felix decidió dejar su mirada en sus manos, mientras que Minho no dejaba de verlo, tratando de descifrar porque la madre Luna había mandado a este humano consigo ¿qué podría hacer él con este humano? Su amor y confianza se habían enterrado con una única persona y no pensaba volver a confiar en alguien más, nunca jamás.

— ¿Qué hacías en esa montaña? Está muy lejos del pueblo más cercano — preguntó primero, acechando al peliazul en su cama

— Yo.....es una larga historia ¡pero te prometo que no era por nada malo! — excusó en seguida, cuando vio que el hombre frente a él gruñó en desacuerdo

— ¿Quién te habló sobre este lugar?—

Absorbió el olor del humano, almendras, manzanilla y coco, sus olores favoritos, también el olor de sus padres en vida, sus olores favoritos era el olor de ambos mezclados, él y su lobo sabían que jamás conseguirían a alguien con esos olores puesto que los lobos nunca repetían olores al nacer en las mismas manadas, por lo que ambos aceptaron el olor de Joseon, y tener ahora a este humano frente a él, solo alteraba los sentidos de ambos, de su lobo y él que no sabían cómo actuar ante este suceso tan irreal.

— Mi madre me habló de él, nunca enserio solo en un cuento de niños, yo solo pensé que no era real y al final llegué ahí —

La voz del chico lo sacó de sus pensamientos y lo miró a detalle, era guapo, pero no al nivel extraordinario en que lo eran los vampiros, ni una belleza más exótica como la tenían los lobos, ni irreal como las hadas, era atractivo solamente, si hubiera nacido en la manada incluso se le dominaría feo, pero para ser un humano era el más guapo que Minho había visto en todos sus años de vida, delgado y con una cintura fina de la que se percató al curar sus heridas y asearlo, ojos azul grisáceos y cabello irónicamente del mismo color, con pecas en su rostro y y torso, para Minho este humano era un enigma y quería resolverlo.

— ¡Di la verdad! ¿Qué demonios hacías ahí? —

Verlo hacía que su lobo se alterara y Minho no podía controlarlo muy bien, Scar era un cascarrabias y pocas veces se controlaba, por lo que no pudo detenerlo cuando se tiró sobre el chico al tomarlo de su camisa holgada y respirar sobre su pelo, para el lobo un momento de engullir su delicioso olor, para el pobre y angustiado Felix, un terror horrible al tener a ese hombre tan intimidante sosteniendo su cuello.

— T-e juro que no fue por nada malo, mamá me habló de ese lugar antes de morir ¡solo quería pedir un deseo!— sollozó al sentir una mordida en su cuello

La puerta se abrió y Minho estuvo fuera en un instante tan rápido que Felix no alcanzó a verlo, estaba agitado y con lo ojos llorosos cuando Dulce se acercó a él con una mirada de disculpa, en sus manos cargaba una charola con una sopa y agua.

— Siento mucho eso, el Alfa aveces es malhumorado, te pido que lo comprendas, nadie puede llegar aquí y tú lo hiciste, el es viudo y reacio con los extraños, pero te juro que no te hará daño—

No lo creo pensó Felix, pero no le dijo nada a la amable chica y solo asintió limpiando sus lágrimas, tomó la bandeja con manos temblorosas y ella sonrió al ver que comía rápido.

— Te dejaré un momento para que comas y te asees, ahí está el baño, luego Hyunjin vendrá a verte, te juro que parece malo pero no lo es—

Al parecer todos aquí parecen malos pero no lo son. Irónico pensó, más solo dijo.

— Está bien, muchas gracias, por todo....por salvarme y por esto—

Sus ojos se llenaron de lágrimas al pensar que tal vez pudo aver muerto en ese lago, Dulce sonrió comprensiva y salió de la habitación, dejando así a Felix con sus tortuosos pensamientos.

¿Qué haré ahora? Pregunta angustiado y el silencio es su respuesta.

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