Capítulo 21

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18 años atrás

Una madre desesperada hace todo lo que está en sus manos con tal de salvar a su hijo, eso fue lo que hizo Susan, la joven Australiana con un pasado difícil y un hijo producto de una relación fallida, ya no sabía cómo lograr resolver todos sus problemas.

Su trabajo en el bar no era lo suficientemente bueno para pagar todas las facturas del hospital, sus ahorros de la vida en Australia tampoco ajustaron cuando la Leucemia de Felix fue más en declive, estaba desesperada, asustada y angustiada de poder perder a su único hijo.

Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas ¿no es así? Fue así como Susan empezó la búsqueda de aquel lago mágico del que su abuela solía hablar.

Tuvo que dejar a su pobre Felix solo por algunos días y emprendió camino a donde ella creía que se encontraba aquel sitio, fueron noches duras y días difíciles antes de lograr llegar a aquella montaña, pero cuando lo hizo jamás esperó encontrarse con lo que se encontró.

Un enorme lobo de pelaje café se empezaba a acercar a ella, acorralándola contra la montaña a su espalda, empezó a retroceder, sin querer demostrarle a aquel lobo que le temía, retrocedió y retrocedió.....pero él la siguió asechando.

Un grito se escuchó en aquel pacífico bosque cuando el lobo se tiró a ella, más jamás le llegó a hacer daño, un hombre alto, rubio y de ojos tan claros como estrellas tenía sujeto al lobo por su cuello, apretándolo hasta lograr desmayarlo, lo dejo ahí y fue en busca de aquello que pensó que jamás encontraría, su alma gemela, su pareja destinada.

— ¿Estas bien?— preguntó angustiado, revisándola mientras ella no salía de su estupor

— Si ¿cómo hiciste eso?— preguntó aún asombrada

— Es.....una larga historia, pero te recomiendo que nos vayamos de aquí, hay más como él en este lugar —

Asustada se dejó tomar la mano por él, miró a la montaña con una pesadumbre en su pecho, no podía irse así nada más ¿qué pasaría con su bebito si no hacía un mínimo de esfuerzo en salvarlo?.

— No puedo — negó separándose de su lado y queriendo darse vuelta, pero él le sostuvo el brazo antes de que pudiera hacerlo — Lo siento, pero debo intentarlo....debo pedirle a la luna por mi hijo —

El vampiro asintió comprendiendo, pero tampoco podía dejar que subiera ahí y fuera asesinada por el Alfa Lee o cualquiera de sus hermanos.

— ¿Qué quieres pedir con tu hijo?— preguntó al fin

Ella lo miró sin saber si responder, él daba confianza y no parecía malo, pero nunca se sabía las verdaderas intenciones de las personas, aún así suspiró antes de contestar .

— Tiene Lecucemia, una promesa de unos cuantos meses más de vida, quiero evitar que fallezca — confesó al fin

Él asintió y ambos escucharon el aullido de un lobo, suspirando él la tomó por la mano y de un salto la subió hasta el final de la montaña, justo donde el lago se exponía frente a sus ojos.

— Este el lago, pero jamás te dará lo que pides, nunca se puede entrometer en una vida o alma—

Ella sintió sus ojos escocer ante esa situación, aún lo sabía quién era él o mejor dicho ¿qué era? Ningún ser humano normal tenía la compleción de él y mucho menos sus habilidades, quería saberlo aunque tuviera miedo.

— ¿Qué puedo hacer?— preguntó desesperada

Jeon sabía que los lobos estaban cerca y muy enojados, solo había algo que podría hacer por su pareja aún si eso significaba que jamás podría volver a verla, los bajó a ambos hasta el lobo que dejaron tirado en el inicio y de su bolsillo sacó una navaja, una navaja de palta letal para los lobos.

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