Fiel a su palabra, Narcissa organizó cenas con varias familias conocidas. Para alegría de Harry, siempre eran cenas pequeñas, en las que sólo se sentaba con ellos una familia cada vez. Había algunas personas que Harry conocía, como Sam Avery y Theo, pero sobre todo gente que no había visto antes. Estaban los Greengrass con sus dos hijas, Daphne y Astoria. Daphne era bastante franca y al principio Harry se sintió sorprendido por ella, aunque poco a poco llegó a apreciar su actitud franca; Harry nunca tuvo que dudar de lo que pensaba aquella chica. Astoria era casi todo lo contrario a su hermana, muy tímida y apocada. Harry se había encariñado con ella al principio, su naturaleza tranquila lo atraía, aunque, después de un tiempo, el esfuerzo constante que tenía que hacer para tratar de atraerla a la conversación se volvió cansador. Pronto el esfuerzo fue excesivo y Harry acabó por ignorarla. Se sintió un poco mal, sobre todo porque era mucho más joven que ellos, pero eso no bastó para que hiciera lo imposible por complacerla.
A Harry le sorprendía, cuando se sentaba con las invitadas, la frecuencia con que se hablaba de matrimonio. Parecía extraño, sobre todo teniendo en cuenta lo jóvenes que eran todas, pero Draco le informó de que era bastante normal en el mundo mágico británico.
-Aquí hay una especie de expectativa sobre los mágicos de propagar la población mágica, quieren que tengamos tantos hijos como sea posible, así que la gente se ve empujada a casarse lo antes posible-.
Harry frunció el ceño. -Sin embargo, la gente que he conocido no parece tener muchos hijos-.
-Eso se debe en parte a la guerra-, explicó Draco, -aunque algunas familias optan por tener menos hijos incluso las fortunas más grandes menguan cuando se siguen dividiendo varias veces, sobre todo cuando aún quedan varias generaciones-.
-Sí, vivir con tu abuelo me parece una locura-, se rió Harry. -No me imagino añadiendo un montón de tías, tíos y primos a la mezcla, aunque tu casa sea enorme-.
-Por eso cada vez más familias optan por tener menos hijos-, se rió Draco. -Tiene sus ventajas, seguro, aunque también tiene sus inconvenientes. Hay más riesgo de que una línea familiar se extinga si ocurre algo y, por lo tanto, más presión sobre los hijos para que se casen y continúen la línea. En generaciones pasadas, algunos miembros de la familia podían rehuir la idea del matrimonio e ir a divertirse. Hoy en día eso no es una opción-.
Harry miró a Draco con una punzada de simpatía. -Ya veo. Lo siento, es mucha responsabilidad. No podría imaginarme lidiar con eso a nuestra edad-.
-Técnicamente tú también la tienes-, señaló Draco. -Por lo que dicen, eres el último de tu estirpe-.
Harry frunció el ceño. -Supongo que sí. Los duendes también decían eso. Aunque, por extraño que parezca, no siento ningún tipo de presión. Quiero decir, no es que el apellido signifique algo para mí. Es sólo mi apellido, no una especie de legado-.
-Definitivamente pega diferente cuando has crecido oyendo historias de las hazañas de tus antepasados-, convino Draco, con una sonrisa irónica. -Pero dale tiempo. Estoy seguro de que oirás más cosas sobre los Potter ahora que estás en Inglaterra, cuando la gente te busque, queriendo relacionarse con tu ilustre linaje-.
-Razón de más para pasar menos tiempo en Inglaterra-, hizo Harry una mueca.
Posiblemente era una buena idea para el futuro se dio cuenta Harry, mientras paseaba por el Baile de Yule de los Malfoy. A Harry le recordaba un poco a las fiestas de Navidad que su tía solía organizar de vez en cuando, sólo que a una escala mucho mayor. Por lo que Draco le había contado, muchas familias las organizaban durante la temporada, hasta el Año Nuevo, y había una especie de jerarquía social sobre a quién le tocaba organizar una en cada día.
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HARRY POTTER: THE DURMSTRANG YEARS
FanfictionMuchos habían llamado a Igor Karkaroff un hombre débil a lo largo de los años, pero pocos lo llamarían estúpido; egoísta, sí, pero no estúpido. Esa misma naturaleza fue lo que lo llevó a un tranquilo suburbio de Surrey en julio de 1991. Verá, él sab...