La semana pasó volando sorprendentemente rápido, probablemente ayudado por lo ocupados que estaban. Los chicos habían terminado pasando mucho tiempo con las dos chicas nuevas de primer año, sobre todo por la diferencia de conocimientos. Había varias clases de meditación más avanzadas, por no hablar de cosas como Transfiguraciones y Alquimia, ambas muy por encima de los alumnos de primer año, pero perfectas para los de cuarto. Los alumnos de más edad también se aburrían en las sesiones de meditación dirigida, ya que ellos mismos habían utilizado la práctica durante años. Sin embargo, para los alumnos más jóvenes, especialmente los chicos, era un concepto totalmente extraño y las sesiones dirigidas les resultaban inmensamente útiles para evitar que sus mentes divagaran. Sin duda era algo que Harry quería practicar.
Al principio se había mostrado escéptico ante la idea, pues no entendía cómo aclarar la mente podía ayudarle a aprovechar mejor su magia, pero de lo que no se había dado cuenta era de que ése era sólo el primer paso. Despejar la mente era simplemente una forma de aquietarla, de ganar control sobre sus pensamientos, o eso le había explicado Emir en su segunda sesión. Al hacerlo, podían escuchar mejor los ritmos de su cuerpo su respiración, los latidos de su corazón e incluso el pulso de su magia. La idea era que, una vez que pudieran sentirla, sabrían dónde estaba, dónde se almacenaba en su cuerpo, para poder recurrir a ella más fácilmente cuando la necesitaran. Si podían hacerlo ellos mismos en lugar de depender de sus varitas, eso les ayudaría en el futuro. Por lo visto, también era una buena forma de controlar su núcleo para detectar cualquier cambio, positivo o negativo.
Una mente y un cuerpo sanos solían conducir a un núcleo mágico sano, y un cambio en el núcleo podía ser a menudo un indicio precoz de problemas. Era parte de la razón por la que se fomentaba la práctica en muchas escuelas, incluida Durmstrang, según les habían informado algunos de los alumnos de 2º curso que estaban en las clases básicas con ellos. Sin embargo, las clases de Durmstrang no eran tan exhaustivas como las de Uagadou, o eso les habían dicho, y por eso Juljana y Kari se habían empeñado en volver pronto, ya que siempre habían tenido problemas en clase. Los de segundo año estaban especialmente interesados en las sesiones de la segunda semana, ya que al parecer estaban destinadas a abrir el tercer ojo.
-Yo nunca le he visto sentido a la adivinación-, se burló Malfoy durante el almuerzo del viernes, después de que los chicos terminaran su última sesión. -La adivinación no es más que un montón de basura-.
-No sé-, reflexionó Harry. -El adivino Ráða Rasputín parece estar muy bien considerado por los duendes. Al parecer, lo tienen en una especie de retenedor y él les aconseja sobre las inversiones-.
-Supongo que son suposiciones-, resopló Draco. -No sé cómo alguien puede imaginarse obtener información fiable leyendo hojas de té-.
Ailne se echó a reír. -Si crees que la adivinación consiste en leer hojas de té, entonces eres más tonto de lo que pensaba-.
-¿Qué quieres decir?- preguntó Harry.
-La adivinación consiste en encontrar información-, explicó Heilwig cuando Ailne sólo le había sacado la lengua a Malfoy. -Recuerdo que mi hermano hablaba de ello cuando volvió en Navidad, después de nuestro primer año. No puedo recordarlo todo, pero al parecer nos enseñan sobre las distintas clasificaciones utilizadas para la magia en nuestras clases de Teoría Mágica-.
-¿Quieres decir que no es sólo magia luminosa y oscura?-. Theo rió entre dientes.
-¡Claro que no!- se burló Ailne. -¿Qué significa eso?-.
-Nadie lo sabe-, rió Theo. -Se supone que la magia oscura es maligna, y las maldiciones son lo peor, pero nunca he entendido por qué el petrificus totalus se considera una maldición y, sin embargo, se aconseja su uso cuando nos enfrentamos a criaturas peligrosas-.

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HARRY POTTER: THE DURMSTRANG YEARS
FanficMuchos habían llamado a Igor Karkaroff un hombre débil a lo largo de los años, pero pocos lo llamarían estúpido; egoísta, sí, pero no estúpido. Esa misma naturaleza fue lo que lo llevó a un tranquilo suburbio de Surrey en julio de 1991. Verá, él sab...