Capítulo 24: The Tower of Vindir

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Después de pociones, el grupo había hecho una parada en los invernaderos para dejar el abono antes de subir a la Fortaleza para su clase de Historia de la Magia. Sin duda era diferente comparado con el día anterior, cuando habían podido quedarse en la Fortaleza durante el breve descanso, y Harry se encontró trotando un poco para intentar llegar a tiempo a la clase cuando oyó el primer timbre, que señalaba el final del descanso, antes de que sonara el segundo, que indicaba el comienzo de la siguiente lección. Al menos la clase se había movido con bastante regularidad como grupo, así que, si llegaban tarde, desde luego no sería el único. Sólo se preguntaba cómo harían el trayecto cuando hacía mal tiempo y pensó que tal vez sería una buena idea aumentar su velocidad al caminar en el futuro. Siempre se había preguntado por qué los alumnos mayores parecían ir tan de un lado para otro y ahora se daba cuenta de por qué.

Su profesor de Historia de la Magia, Ráða Gevorgyan, era un hombre de aspecto muy extraño: bastante bajo y delgado, con orejas ligeramente puntiagudas y ojos grandes que parecían sobresalir detrás de sus gruesas gafas. Sin embargo, tenía un porte muy amable, casi apaciguador, que tranquilizaba al instante a la clase.

-Durmstrang es un lugar muy implacable para los nuevos estudiantes- explicó. -Muchas asignaturas exigen mucha resistencia, tanto física como mágica. Lo sé porque yo también estudié allí y me costaba mucho seguir el ritmo. Los libros eran mi refugio en todo aquello, donde iba a desconectar de los rigores del resto del día, y eso es lo que quiero ofrecerte aquí. Por eso te ofrezco la oportunidad de sentarte y relajarte mientras te hablo de días pasados-.

-¿Pero no necesitamos este tema para nuestros O.W.Ls?- preguntó Alrik.

-Sí-, sonrió Ráða Gevorgyan, -pero la historia no cambia, aunque nuestra comprensión de ella pueda variar a veces. Todavía quedan cuatro años después de éste para intentar aprender los hechos pertinentes para tus exámenes, por no hablar de que puedes coger los libros en cualquier momento. Lo que puede que no tengas, sobre todo este año, es mucho tiempo para recargar pilas, por eso se los ofrezco aquí, con la esperanza de que anime a más de ustedes a aguantar-.

-No pienso ir a ninguna parte-, resopló Macmillan. -Al menos, no por mi cuenta-.

-Puede que ahora se sienta así, señor Macmillan, pero puede que en Navidad se sienta muy diferente-, le aseguró Ráða Gevorgyan.

La lección en sí había sido bastante interesante desde la perspectiva de Harry y aparentemente bastante sorprendente a los ojos del resto de la clase. Ráða Gevorgyan había hablado de los antiguos romanos, lo que había provocado el rechazo de Ailne, que dijo que nunca habría nada sobre ellos en el examen de Selectividad. Ráða Gevorgyan estuvo de acuerdo, pero le recordó que ése no era el objetivo de las clases de aquel año. También dijo que el estudio sería una buena base para muchos de sus estudios de historia en el futuro, ya que los romanos dejaron una gran huella en toda Europa. No ayudó mucho al ánimo de Ailne que Giancinta consiguiera explicar muchas de esas cosas, lo que le valió los elogios de Ráða Gevorgyan. Ailne era la única alumna que salía de la clase con una mala opinión de su profesora. Harry trató de suavizar las cosas diciendo que Blaise también se había ganado elogios, pero fue inútil; su mente estaba fijada y Harry se preguntaba si habría algo que le permitiera cambiar.

Después de Historia hubo una rápida carrera a través de la multitud hasta el primer piso para su lección de Defensa Contra las Artes Oscuras. Fue una clase muy interesante, por no decir otra cosa. Resultó que Ráða Berdize era en realidad una squib, lo que llevó a varios de los alumnos a cuestionarse por completo cómo podía impartir la lección. Macmillan era, como era de esperar, uno de dichos estudiantes y Ráða Berdize lo había llamado para que hiciera una demostración e intentara derribarla usando cualquier hechizo que él conociera. El duelo duró unos diez segundos, en los que Ráða Berdize dejó a Macmillan con el culo al aire y explicó a la clase que todos los hechizos del mundo no significaban nada si no podías lanzarlos y que la mejor defensa contra cualquier hechizo era no ser golpeado en primer lugar.

HARRY POTTER: THE DURMSTRANG YEARS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora