Pavel Naret Phoom es un conocido fotógrafo de veintisiete años, que trabaja para Retro, una de las más famosas revistas de moda de Tailandia. Además es un hombre terriblemente guapo pero aunque tiene a muchos seguidores y seguidoras a sus pies, se m...
Como siempre hacía al terminar sus clases en la universidad, Pavel se subió a su motocicleta para poner rumbo a casa, donde pensaba que seguramente su madre estaría impaciente por saber cómo le había ido el examen.
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Ciertamente no le había salido muy bien y no porque no hubiera estudiado mucho, sino porque realmente la ingeniería no era lo suyo.
Sin embargo había hecho una promesa a su moribundo padre y finalmente se había matriculado en esa carrera, cuando en realidad lo que le gustaba era la fotografía.
Desde muy niño siempre le había atraído inmortalizar momentos de las personas y también de los paisajes naturales, incluso había obtenido varias cámaras de fotos de todo tipo como regalo de cumpleaños y demás, aunque sus padres siempre le habían dicho que como hobby era genial pero para ganar dinero y mantener a una familia, debía estudiar una carrera de peso, como ingeniería, abogacía o empresariales.
Estaba muy molesto y también agotado, por eso tan solo deseaba llegar a casa para tomar una ducha, acostarse en la cama y dormir todo el fin de semana, más que nada porque aunque solía salir a tomar unas copas con Sailub, su mejor amigo, en verdad no le llamaba la atención especialmente estar rodeado de parejas besándose y ver a otros muchos ligar cada noche con una persona diferente.
Era muy consciente de lo guapo que se veía pues todo el tiempo tenía oportunidades de irse a la cama con quien quisiera, tanto del sexo femenino, como masculino pero eso le estaba aburriendo demasiado últimamente.
Pavel se sentía ya cansado de tener relaciones cortas de un mes, de una semana o incluso de una sola noche pero la gente que había conocido así lo había querido pues en cuanto se había puesto serio y les había hablado de amor y compromiso, acabaron huyendo de su lado.
Todos esos pensamientos vinieron a su mente a pocos metros de llegar a su calle y aturdido no se dio cuenta cuando un coche se saltó el semáforo y terminó llevándoselo por delante.
Pavel no se despertó hasta pasados dos días, luego de que una ambulancia lo había llevado volando al Hospital General y allí lo habían operado de urgencia pues tenía la pierna casi destrozada y la cabeza le sangraba pues su casco se había roto con el fortuito choque.
Extrañado se la tocó al notar el vendaje pues le dolía enormemente y con el ceño fruncido se miró también el gran vendaje de su pierna derecha.
-Joder...maldita sea
Molesto y preocupado por su moto, miró entonces hacia el sofá donde su madre dormía totalmente agotada.
-Pobre mujer, está rendida. Le has hecho pasar muchos nervios, muchacho. Menos mal que al fin te has despertado- escuchó hablar a una sonriente enfermera, que entraba en ese momento por la puerta, para ponerle una nueva bolsa de suero.
