Pavel Naret Phoom es un conocido fotógrafo de veintisiete años, que trabaja para Retro, una de las más famosas revistas de moda de Tailandia. Además es un hombre terriblemente guapo pero aunque tiene a muchos seguidores y seguidoras a sus pies, se m...
Luego de no descansar prácticamente nada en toda la semana, debido a todo lo sucedido con Dome, Pavel realmente parecía un zombie, ya que caminaba y respiraba pero apenas era cosciente de ello.
En todo ese tiempo, tan solo había acudido a su trabajo y al terminar se había encerrado en su apartamento, donde todavía Dome no se había llevado todas sus cosas.
La soledad y el silencio le eran un tormento pero prefería eso, a tener que responder a las miles de preguntas de la gente de su alrededor y sobre todo de sus amigos.
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Entre maldiciones y lágrimas se había pasado horas juntando todas las pertenencias olvidadas del enfermero y luego las había metido en una caja, aunque nuevamente en días posteriores las había sacado y revisado docenas de veces.
En verdad no sabía si lo que buscabas era martirizarse para espirar la culpa que lo carcomía o solo buscaba sentir un alivio, al no tener que mentir más.
Tampoco estaba seguro de que no fueran remordimientos por haber sido tan débil y no pensarse las cosas dos veces antes de romper sus propias reglas.
Pudiera ser que fuese una mezcla de todo eso pero lo cierto es que le estresaba muchísimo el no poder hacer nada al derecho y seguir adelante, después de que el enfermero se había ido de su vida.
Deseaba saber cómo estaba pero aunque en muchas ocasiones había tenido su número delante, no había tenido la valentía de marcarle para no poder mas en la gran herida que sabía que le había causado.
Incluso no había ido por el restaurante de Sailub, a pesar de que este le había llamado muy contento por haberse entendido finalmente con su ayudante y necesitaba contarle los detalles.
Tampoco había acedido a aparecer por el gimnasio, cuando su amigo policía le había llamado varias veces también para volver juntos por allí, ansiando además, conversar sobre algo que no le quiso adelantar por teléfono.
Finalmente, fueron el cocinero y el policía, quiénes acudieron a verlo en la tarde de lunes pues estaban bastante preocupados por él.
...-Oye, ¿quieres darse prisa y abrirnos?- Habló Sailub cansado de esperar, tras haber tocado el timbre del apartamento varias veces-¿Se puede saber qué estás haciendo, Pavel?, sabemos que estás ahí dentro
Finalmente luego de un tiempo, el fotógrafo les abrió.
-Maldita sea, ¿Qué queréis?
-¿Has estado llorando?- preguntó entonces Benz al verle los ojos totalmente rojos.
-Déjame tranquilo, ¿Quieres?- le replicó Pavel molesto- no he dormido nada en días...¿Qué hacéis aquí?