Capítulo cuarenta y nueve

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Pavel se había quedado totalmente paralizado al escuchar la voz de Pooh a su espalda pero tras lograr girarse, su boca y ojos se abrieron con asombro.

Los músculos marcados del más joven eran muy visibles, los cuales había adquirido al cambiar la lucha libre por las pesas y demás máquinas para ejercitar.

Pooh no se dió cuenta de su presencia, hasta que terminó su videollamada con Lyn y guardó su móvil nuevamente en el bolsillo.

-Hola, ¿Qué tal?

-Ho-Hola... Emm... to-todo bien- balbuceó el mayor.

-Entonces...¿Has vuelto a venir al gym?

-Si, he estado viniendo últimamente. Es gratificante

-Oh vaya eso es genial. Yo recién empiezo a venir los viernes a esta hora- habló Pooh rodando los ojos- Prefiero no tener a los chicos alrededor

-¿Los chicos?

-Mis amigos. Están un poco pesados últimamente

-Ah ya. Si, esta hora es más tranquila

-Bueno pues me alegro de que todo vaya bien, Pavel. Voy a seguir con los ejercicios

-Si, claro

El fotógrafo le echó un último vistazo y a continuación caminó hasta las bicicletas, donde tras subirse a una de ellas, comenzó a pedalear aún en shock, hasta que un tiempo después, decidió concentrarse en el ejecicio y hacer como que no había visto al más joven pues probablemente su novio aparecería en cualquier momento.

Sin embargo, un tiempo después, ya algo cansado, Pooh comenzó a emitir jadeos y gruñidos cada vez que levantaba nuevamente el peso con sus brazos, rompiendo la burbuja del mayor y haciendo que inevitablemente el interior de este se estremeciera.

Los ojos de Pavel no cesaron entonces de buscarlo con insistencia, a pesar de que se exigió no hacerlo, hasta que finalmente se detuvo y tras bajarse, caminó hasta las cintas andadoras, un poco más alejadas.

Durante unos diez minutos eso le funcionó pero entonces Pooh se cambió a una máquina de ejercitar la espalda, en la que debía estar sentado de cara a esa zona, por lo que Pavel casi se cae de la cinta al ver su piel sudada, húmeda y brillante, mientras sus músculos se marcaban todavía más.

Finalmente tuvo que parar y buscar otra cosa en la que concentrarse, entonces se puso en una máquina de remo, aunque no sabía muy bien como usarla.

Tras colocarse lo intentó varias veces pero no fue capaz de hacer nada a derechas, por lo comenzaron las maldiciones.

...-Maldita sea, ¿Cómo rayos va esto?

A esa hora tan solo había un monitor y este estaba ocupado explicando el funcionamiento de otra máquina a un nuevo cliente, por lo que Pavel finalmente se frustró todavía más.

-Esto es una mierda... maldito cacharro

-¿Te ayudo?- escuchó un minuto después hablar al más joven.

-No, tranquilo. No quiero molestar. No puede ser tan difícil

-No es molestia. Solo me llevará un momento pero si no quieres - dijo Pooh dándose la vuelta.

-Si ..si, quiero...es decir...si, enséñame

Pooh asintió y tras agacharse, le colocó bien los pies en los lugares indicados y también los brazos y a continuación le mostró como debía hacerlo.

-Oh vaya...¿Era tan fácil?

-Es habitual no saber usar alguna de estas máquinas la primera vez. Es más maña que fuerza

9. Buen chico -PoohPavelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora