Pavel Naret Phoom es un conocido fotógrafo de veintisiete años, que trabaja para Retro, una de las más famosas revistas de moda de Tailandia. Además es un hombre terriblemente guapo pero aunque tiene a muchos seguidores y seguidoras a sus pies, se m...
Luego de tener todo listo en tiempo record, Retro salió a la venta y como voravit había previsto, esta se agotó en todos los puntos de venta de la cuidad en cuestión de días, por lo que una nueva edición tuvo que ser efectuada para saciar tanta demanda.
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El dueño de la revista estuvo tan pletórico que decidió salir a celebrar en la siguiente noche de sábado, cenando en un restaurante junto con sus empleados, invitando por supuesto a Lyn y el modelo veinteañero como los invitados de honor.
A pesar de no querer ir, Pavel no tuvo más remedio que acceder pues tanto sus compañeros, como su jefe insistieron enormemente en que era crucial su asistencia, por ser el creador de tan maravillosas fotografías.
La noche transcurrió incómoda, ya que este tuvo que lidiar con las constantes adulaciones de estos y además de todos los presentes y también con la directa e intimidadora mirada de Pooh, quién ignorando a cada una de sus oportunidades de tener sexo que se le ofrecieron esa noche, no cayó en ninguna de ellas.
A pesar de proponerse no terminar nuevamente borracho, el fotógrafo no pudo cumplirlo pues el alcohol llegó una y otra vez a sus manos, obligándole a beberlo sin poder rechazarlo.
Brindis y más brindis fueron efectuados por los presentes miembros de la revista y aunque en un principio solo mojó sus labios, el líquido diabólico de su vaso fue empujado hacia el interior de su boca una y otra vez.
Pooh por su contra, logró mantenerse sobrio pues en verdad Lyn tuvo mucho que ver en eso al querer protegerle y hacerle beber refrescos y zumos, así como también agua.
En realidad este se sentía tan mal que hubiera querido ahogarse en todo el alcohol que había en el restaurante pero finalmente agradeció haber accedido a la súplica de su madrastra.
En torno a las dos de la madrugada, ya prácticamente al término de la fiesta y con los empleados del restaurante limpiándolo todo para cerrar sus puertas, uno a uno se fueron yendo.
Los más borrachos y los mayores como Vorarit y Lyn se dirigieron a sus casas, mientras que los más jóvenes y todavía en pie, quisieron seguir la celebración en otros lugares.
En cuanto a Pavel, totalmente inconsciente sobre la mesa, ni se imaginó acabar en los brazos del dispuesto Pooh, quién muy servicial se ofreció a llevarle a casa en su flamante coche, regalo de su madratra.
Con ayuda de algunos, el veinteañero consiguió meter a Pavel en su deportivo y a continuación, con una gran sonrisa triunfante puso rumbo al apartamento del dormido fotógrafo.
Tiempo después y tras llegar frente al edificio, el más joven aparcó y acto seguido apagó el motor, entonces se quitó el cinturón de seguridad y el de Pavel.
...-Hey...lindura, ya estás en casa... despierta
-Mmmmm...
La tierna protesta del mayor hizo que Pooh se inclinase para acercarse más e intentar así que abriera los ojos.