Capitulo 3.

7.9K 397 36
                                    

Mis ojos estaban cerrados cuando mi mano trata de encontrar el maldito despertador y apagar la molesta alarma que me taladraba los oídos, hasta que después de varios intentos lo conseguí.

Me levanto con pereza de la cama y me miro al espejo. Mi cabello estaba hecho todo un desastre. Tomo el cepillo del tocador y comienzo a desenredarlo cuidadosamente. Mis ojos verdes brillan mirando mi propio reflejo y sonrío.

Hinata había llegado a casa aproximadamente a las siete de la tarde, cuando la salida del Instituto es a las dos, sabía que estaba con Naruto, y eso me tenía más preocupada aún. Suelto una risita. Ése rubio hiperactivo me va a sacar canas verdes.

En cuanto llegó me contó que el idiota la llevó a tomar un helado y a dar un paseo en el parque cerca de un centro comercial. Ella no paraba de sonreír, estaba tan feliz que todo su buen humor me lo transmitió al instante.

—Vamos bella durmiente, levántate ahora, o no verás a tu príncipe azul.

—Oh, cállate Sakura... —murmura.

—Hoy es tu cita con él y no querrás que se arrepienta de haberte invitado a salir por verte mal en la mañana.

Pongo los brazos en jarras y la miro burlona, esperando a que se levante de la cama y comience a vestirse.

—Pero me acompañarás a la pelea. —dice quitándose la sábana de encima.

—Ah no, eso sí que no, ya te había dicho que no iría.

Frunzo el ceño al imaginarme estar ahí de nuevo, entre el olor a tabaco y a borrachos intentando conseguir un poco de sexo. Mi nariz se arruga de sólo pensarlo.

—Venga, estará Ino también. —insiste.

Pone sus ojos como los de un cachorrito y hace pucheros, sus manos se juntan en señal de suplica y me mira aleteando sus pestañas largas.

—Me lo voy a pensar, pero no prometo nada.

—Gracias, gracias, gracias. —sonríe contenta.

Mientras ella se colocaba unos vaqueros ajustados y se pasaba una blusa blanca por la cabeza, yo terminaba de acomodar mis cosas dentro del bolso. A primera hora nos tocaba lenguaje y esa clase no me la pierdo por nada del mundo.

Bajamos al comedor a desayunar, sólo nos servimos un poco de cereal con leche en dos tazones y comenzamos a comerlo en silencio. Se escucharon unas voces en el pasillo y finalmente entraron por la puerta mis padres aún con la ropa de dormir.

—Buenos días, chicas. —dice mamá estirando los brazos.

—Buenos días. —respondemos a unísono.

Mi madre y padre se acercaron y nos saludaron, para después sentarse en el comedor a desayunar, hablamos un rato sobre nuestros nuevos amigos y que hoy iríamos a la sesión de fotografías que teníamos en la empresa de modelaje.

—Tenemos que irnos sí no queremos llegar tarde.

—Es verdad. —concuerda Hinata.

Me levanto con rapidez y tomo mi bolso del perchero, no sin antes darle un beso a mamá y pellizcarle la mejilla a papá.

—Que les vaya bien, estudien mucho y suerte en la sesión. —sonríe mi mamá.

—Gracias mamá, adiós papá.

—Hasta luego, señores Haruno. —se despide Hinata.

Subimos a mi auto, dejo conducir a Hinata esta vez, aún seguía confundida por todo lo que pasó ayer y no quería que influyera en mi al momento de estar al volante.

Una pelea contra el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora