Capítulo 32

2.2K 135 27
                                    

Mis ojos se abren lentamente, me sentía en las nubes. La cama estaba deliciosa, y el aroma de Sasuke impregnado en la almohada me hacía sentir más relajada y feliz de lo normal.

Sasuke estaba parado bajo el umbral de la puerta, recargando su cabeza en su brazo mientras me observaba. Se veía malditamente sexy, no llevaba camisa y esos pantalones de chandal que traía puestos le caían peligrosamente por las caderas.

—Sigues siendo igual de hermosa cuando duermes. —murmura sonriendo.

Se acerca a mi y me besa con ternura. Yo le sonrío y estiro los brazos con pereza.

—Buenos días, esposo. —susurro sobre sus labios.

—Buenos días, señora Uchiha. —sonríe radiante.

Nunca lo había visto sonreír tan ampliamente.

El día anterior habíamos llegado a la isla Sakura poco antes del anochecer, Sasuke me había levantado en brazos y cruzó el umbral de la puerta de la casa argumentando que era una tradición que no podía dejar pasar desapercibida.

Hicimos el amor hasta perder la noción del tiempo, disfrutando nuestra primera noche como marido y mujer, perdiéndonos en la piel del otro. Sintiéndonos como nunca, y amándonos como siempre.

—Te hubiera traído el desayuno a la cama, pero los chicos están esperándonos en el comedor. —dice sonriendo con suavidad.

—Entonces vamos. —asiento levantándome de la cama y poniéndome algo de ropa encima.

Justo como Sasuke lo había dicho, Hinata y Naruto nos estaban esperando para desayunar. Bolt intentaba subirse a la silla, pero sus piernitas cortas no se lo permitían.

—Ya te ayudo, cariño. —le digo alzándolo en brazos y acomodándolo en la silla junto a su padre.

Hinata me observa con detenimiento y después suelta una risita burlona.

—El matrimonio te sienta bien. —dice asintiendo.

—Eso es verdad, te ves radiante, Sakura. Hay algo en ti que luce diferente. —comenta Naruto achicando los ojos para analizarme.

Pongo los ojos en blanco. Naruto siempre ha sido un exagerado.

—Sería genial ir a dar un paseo, quizá podamos ir al pueblo. —digo mirando al rubio.

—Es una gran idea. —asiente echándole una mirada a Sasuke.

—Iremos después de desayunar. —se limita a decir él.

(...)

Entro al baño para darme una ducha mientras los demás se preparan también para irnos. Sasuke y Naruto habían salido de la casa, con la excusa de resolver unos negocios antes de dedicarnos el día completo, mientras tanto Hinata cambiaba de ropa a Bolt y se arreglaba para salir.

Me miro en el espejo, mis mejillas están un poco sonrosadas y mi piel ligeramente tostada por el sol. Me agradaba la sensación que causaba el matrimonio en mi.

Mis ojos se desvían hasta mi neceser, mientras pensaba distraídamente y eso me hizo recordar algo tan de repente que mis piernas temblaron.

—¡Sakura! —grita Hinata detrás de la puerta.

No me da tiempo de contestar porque abre la puerta y entra como un torbellino.

—¿Estás de broma? Estuve a punto de desnudarme y tú no tocas la puerta —digo poniendo los ojos en blanco.

—Creo que Naruto está engañándome... —dice con los ojos llorosos.

—¿Qué dices? ¡Por supuesto que no! Naruto te ama. —le digo tomándola de los hombros.

Una pelea contra el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora