Capitulo 8.

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Esa noche no había conciliado el sueño hasta altas horas de la madrugada, la imagen de Sasuke no se borraba de mi mente. Aún no podía creer todo lo que había pasado aquel día, en mi cabeza se repetía una y otra vez lo que me había dicho antes de marcharse fugazmente en su motocicleta. Quería decirle que no era necesario que se alejase de mí, que le extrañaría al igual que él me extrañaría a mi y eso nos haría daño a ambos.

Han pasado días desde que no le veo, para ser más exactos un par de semanas, no se ha presentado ni siquiera al instituto y su rubio amigo estaba preocupado por él, dice que no quiere salir de casa y sólo lo hace para ir por alcohol o cigarrillos, he intentado ir varias veces a verle, pero Naruto me ha dicho que no sería buena idea, que sólo terminaría empeorando las cosas.

Entro al cuarto de baño de mi habitación y me refriego el rostro con agua fría por tercera vez en lo que va de la mañana. Hinata se había levantado después de mi, como de costumbre y se metió a darse una ducha antes de ir al instituto.

Me pongo unos jeans azules rasgados, una blusa a cuadros abotonada roja y negra junto con mis zapatillas converse, amarro mi cabello en un moño alto y me veo por última vez en el espejo. Estaba tan demacrada como me lo imaginaba, bolsas enormes se asomaban debajo de mis ojos y me siento obligada a cubrirlas con maquillaje para que no se viesen demasiado.

—Te ves fatal. —susurra Hinata.

Estaba parada bajo el umbral de la puerta del baño con una bonita y tierna sonrisa en sus labios, su cabello estaba mojado y suelto hasta la cintura, llevaba unos jeans blancos y una blusa púrpura junto con unas converse del mismo color. Se veía bellísima.

—Lo sé, no necesitas recordármelo.

—Deberías... —la interrumpo antes de que termine la frase.

—Lo he intentado, Hinata, he tratado de contactarlo de todas las maneras posibles. Hasta haría señales de humo, pero estoy segura que no las vería y sí lo hace, las ignoraría.

Me muerdo el labio inferior con fuerza para reprimir un sollozo, mis ojos estaban cristalizados y mi amiga ya estaba abrazándome en cuanto notó que mi voz se quebraba.

Y es que tenía que admitir que me estaba doliendo, más de lo que pensaba que dolería. Hinata me acariciaba la espalda, mientras me susurraba palabras de aliento.

—Todo estará bien. —murmura sobre mi cabello.

—Eso espero.

Me limpio única lágrima que había rodado por mi mejilla, me arreglo como puedo el maquillaje y trato de verme lo menos horrible posible.

Salgo  de la casa junto con mi amiga, le tiendo las llaves del auto y ella condujo hasta el instituto. Al llegar noto que todos me veían y murmuraban cosas entre sí, miro confundida a Hinata y ella deja caer los hombros en señal de que tampoco tenía idea de lo que sucedía.

Naruto llega junto a nosotras y me saluda con una sonrisa, mientras que a su chica la recibe con un corto beso en los labios, Hinata se sonroja muchísimo y es que aún no se acostumbra a las muestras de afecto en público.

—¿Qué sucede con todos? —le pregunto al rubio mirando alrededor.

—¿A qué te refieres? —dice Naruto rascándose la nuca con nerviosismo.

—Todos nos están mirando. —comenta Hinata resaltando lo evidente.

Por Dios, incluso me parece ver al profesor Asuma pasar junto a nosotros y observarme con curiosidad. ¿Tengo algo en la cara?

—A nosotros no, a ti sí. —responde Naruto levantando las manos.

—¿Y se puede saber por qué? —digo frunciendo el ceño.

Una pelea contra el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora