Capítulo 23.

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Me negaba rotundamente a aceptar que mis piernas temblaban debajo del escritorio y que mis manos sudaban reposadas en mi muslo izquierdo. No quería que el hombre sentado frente a mi se diera cuenta del efecto que causa en mi sólo con su imponente presencia. Si, porque eso era lo que es ahora, un hombre.

Un hombre exitoso de veintitrés años, con un futuro brillante. Evito de todas las maneras de soltar un suspiro al verlo ahí sentado detrás de su escritorio, con su traje impecable y su sonrisa radiante dirigida hacía Bolt.

—Tía Sakura bonita, ¿a que sí? —pregunta Bolt mirándolo.

—Lo es. —responde levantando el rostro para verme.

Siento mis mejillas arder, ¿por qué demonios no puedo contener los nervios que se disparan como fuegos artificiales dentro de mi? Se supone que ya era inmune a los encantos de los hombres atractivos, incluso aprendí con el tiempo a tomarle poca importancia a los piropos llenos de majaderías que gritaban por las calles.

—Creo que es mejor que nos vayamos, Bolt, seguramente Sasuke está muy ocupado. —atino a decir arrastrando las palabras.

—¡No! Quedemonos un poco más, por favor. Tío Sasuke me cae bien. —pidió Boruto haciendo un puchero.

—No siempre fue así con los niños, Bolt, lo recuerdo bastante gruñón, de hecho. —murmuro recordando el momento en el que durante nuestro viaje a Bora bora conocimos a la pequeña Sara.

Sasuke frunció el ceño, y después una sonrisa amplía se extendió en su rostro. Quizá se hace una idea de lo que ha pasado por mi cabeza. Fue un viaje sensacional, aunque aún duele pensar que las cosas terminaron demasiado pronto. Mi pequeño rubio soltó una carcajada y se lleva sus manitas a la boca. Era tan tierno.

—Ven aquí, te prometo llevarte a comer un helado, pero ahora dejemos a Sasuke tranquilo, debe tener mucho trabajo. —le digo extendiendo los brazos.

—En realidad, tengo la tarde libre, puedo llevarlos a comer y luego por ese helado. —dijo él mirando a Boruto.

—¡Si! —grita el niño.

—¡No! Digo, no es necesario, yo puedo llevarlo y... —él me interrumpe.

—He dicho que los llevaría, punto. —dijo Sasuke con firmeza.

Algo que no había cambiado era justo eso, la manera en la que ejerce el control sobre las personas. Siempre consigue salirse con la suya. ¡Dios mío! Yo misma me juré que no quería volver a verlo, y vaya la redundancia, ahora estoy sentada frente a él.

—¡Por favor, tía Sakura! —insiste Boruto haciendo un morrito bastante mono.

—Está bien. —acepto resignada.

Sasuke me mira con una sonrisa enorme y me guiña un ojo. Bolt salta a mis brazos emocionado. El azabache Inmediatamente se pone de pie y abre la puerta para darme el paso. Ino se levanta de su asiento al vernos salir de la oficina.

—¿Vas a salir? —le pregunta a Sasuke.

—Si. —se limita a decir tomando su saco del perchero.

—Pero tienes un par de reuniones y una revisión a...

—Cancela todo, llevaré a Sakura y Boruto a comer. —dijo tajante.

Ino asiente con rapidez y anota en una libreta. Cuando levanta la vista, se acerca a mi y me abraza con fuerza.

—Suerte. —susurra bajito.

—Gracias, supongo. Te llamo luego. —respondo confundida.

Ella asiente y vuelve a su puesto de trabajo, tomando el teléfono y comenzando a marcar un número. Sasuke se vuelve a vernos y nos guía hasta el ascensor.

Una pelea contra el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora