Capítulo 10.

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Me quedaría a dormir en casa de Sasuke esta noche. Hinata y Naruto llegaron un par de horas después de que saliéramos de aquella habitación en donde estaba el piano y entre todos preparamos la cena, con las quejas del perezoso rubio y los gruñidos por parte de mi ahora novio, logramos cocinar por lo menos algo decente.

Mis padres aún no regresarían de su viaje de negocios hasta después de dos semanas y no me gusta quedarme sola en aquella enorme casa, sé que tengo a mi mejor amiga, pero aún así a ninguna de nosotras nos gusta estar en un hogar vacío, esa fue la razón de irnos a Italia, para que Hinata pudiera pasar una temporada con sus padres, quiénes se la pasaban ausentes casi todos los días, pero por lo menos allá estaban más tiempo con ella y hacían menos viajes.

—Cariño, puedes pasarme el tomate de la encimera, por favor...

Él quien me mira con adoración por haberlo llamado de esa manera, mientras sonreía y me daba lo que le había pedido, además de un corto beso en los labios.

Hinata y el rubio nos miraron con los ojos como platos y la boca ligeramente abierta, pero no dijeron nada en ése momento. Los dos chicos se fueron al comedor para poner la mesa y nosotras terminamos de servir la comida. Mi amiga me sonrió con complicidad y se recargó en la encimera.

—¿Qué fue eso? —preguntó Hinata.

—¿Qué?

—Lo de hace unos minutos.

—Fue beso, ¿no sabes lo que es? Es cuando dos personas...

—Ya se lo que es un beso, pero... ¿por qué tú y él...?

—Somos novios.

Mi amiga soltó un gritillo y comienza a brincar de la emoción, algo no muy propio de ella, usualmente se hubiera sonrojado y estaría jugando con sus dedos mientras me felicitaba discretamente, ¿pero que le ha hecho Naruto a mi tierna y dulce amiga?

Me abraza y dimos unos saltitos emocionadas. Entre risas ambas tomamos la comida para los cuatro y la llevamos a la mesa, el par de tontos estaban tumbados en el sofá de la sala principal, viendo el televisor ambos con cerveza en mano.

Me acerqué a Sasuke por detrás y le quité la lata de cerveza de las manos para después darle un trago, el líquido amargo se deslizó por mi garganta y él me miró con una ceja elevada.

—Es hora de cenar.

Le dije y besé su mejilla, él se levantó sin rechistar y se sentó junto a mi. Hinata y Naruto estaban frente a nosotros al otro lado de la mesa y en cuanto estuvimos todos comenzamos a comer. Naruto jugaba metiéndose los palillos en la nariz para hacer reír a mi amiga, Sasuke se limitó a terminar su ración al igual que yo y Hinata no paraba de sonrojarse por las tonterías que hacía su novio. En cuanto terminamos ellos se dirigieron a la habitación del rubio y cerraron la puerta después de entrar.

Ahora estábamos él y yo solos, la brisa fresca entraba por la ventana de su habitación, su aroma inundaba el lugar haciendo que mi olfato disfrutara su estancia en el mismísimo paraíso, me encanta el olor que él desprendía, su perfume, todo.

Me había colocado una de sus camisas encima, cuando de repente salió del baño recién duchado y solamente vestido con unos pantalones de pijama. Me mordí el labio al verle, se le veía tan sexy de esa manera, su cabello húmedo le caía sobre el rostro haciéndolo ver deseable ante los ojos de cualquier chica.

—¿Te gusta lo que ves, eh? —sonrió.

—Es una buena vista.

—Lo sé.

-—Maldito arrogante.

Lo acerco a mi jalándole por su brazo, y él me abraza por la cintura enterrando su rostro en el hueco de mi hombro mientras yo le besaba lenta y sensualmente en el cuello provocándolo.

Una pelea contra el amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora