Narra JulianaSalgo del baño, sintiéndome un poco más tranquila después de tomar un respiro, pero al regresar al salón, mi corazón da un vuelco. De pie, junto a la mesa, está Leonardo... acompañado de una mujer que jamás pensé volver a ver. Mia. La misma mujer con la que él me fue infiel.
Ella me reconoce al instante, y una sonrisa burlona aparece en su rostro. Sus ojos recorren cada detalle de mi apariencia como si intentara encontrar algo con lo que humillarme.
Leonardo también me mira fijamente, con una mezcla de sorpresa y algo más que no logro descifrar. ¿Asombro? ¿Interés? ¿Arrepentimiento? Apenas han pasado seis meses, pero para él, tal vez, hayan sido suficientes para olvidar lo que una vez fuimos. Mi mente grita que mantenga la compostura, aunque siento cómo el pasado amenaza con apoderarse de mí.
—Juliana... —dice él, como si no pudiera creer que esté ahí. Su voz parece querer decir algo más, pero queda atrapada en el aire.
Alessandro, a mi lado, percibe la tensión al instante y, con curiosidad, interviene:
—¿Se conocen? —pregunta, mirándonos a ambos, buscando respuestas en nuestras expresiones.
Leonardo asiente, esbozando una sonrisa que intenta ser casual pero falla.
—Sí, tenemos una historia juntos... de muchos años —responde, sin apartar la mirada de mí, como si estuviera reviviendo cada momento de nuestro pasado.
Mia, de pie a su lado, entrelaza su brazo con el de Leonardo, y su mirada venenosa se posa sobre mí.
—Bueno, una historia que ya es cosa del pasado, ¿no, amor? —dice, con un tono cargado de suficiencia.
Mi garganta se cierra, pero no dejo que lo noten. Trago con fuerza y me esfuerzo por mantener una postura firme, profesional. No puedo permitirme que vean cómo me afecta, y menos ahora, con Alessandro observando cada detalle.
—Aquí están las propuestas de menús para la fiesta de compromiso y la boda —digo, extendiéndoles una carpeta con una sonrisa neutra—. Podemos adaptar los sabores a sus preferencias.
Mia, por supuesto, no planea dejarme en paz. Se inclina hacia mí con una sonrisa cargada de sarcasmo.
—No sabía que trabajabas aquí, Juliana. Me sorprende verte... adaptándote tan bien a este tipo de ambientes.
Su comentario es un disparo directo. Respiro hondo antes de responder.
—El trabajo aquí es desafiante, pero estoy a la altura —le digo, manteniendo mi mirada firme en la suya.
Leonardo sigue observándome, sus ojos llenos de preguntas que no quiero responder. Su silencio es casi tan pesado como sus miradas.
Alessandro, por su parte, parece inquieto. Su mandíbula está tensa, y su mirada va de Leonardo a mí, intentando leer lo que sucede.
—¿Han decidido celebrar el compromiso y la boda con tan poco tiempo de diferencia? —pregunta Alessandro, rompiendo la tensión por un momento.
Mia se ríe, pero su risa suena demasiado dulce, casi artificial.
—Oh, claro. Es que estamos esperando un bebé —dice, mirando directamente hacia mí.
La noticia me golpea como un balde de agua helada. Siento un nudo en la garganta, pero no dejo que mi rostro lo delate.
—Felicitaciones —respondo con la voz más neutral que puedo reunir, enfocándome en los detalles del evento.
Alessandro parece captar algo en mi expresión porque me mira con un destello de preocupación.
—Si me disculpan, necesito salir un momento —digo, levantándome con calma.
Camino hacia el baño, sintiendo el peso de los recuerdos aplastándome. Una vez dentro, me apoyo en el lavamanos y respiro profundamente. No voy a dejar que me vean afectada, no delante de ellos.
Al regresar, Alessandro está esperándome. Toma mi brazo suavemente y me guía fuera del restaurante.
—Juliana, ¿podemos hablar un momento a solas? —pregunta en voz baja.
Cuando estamos fuera, me mira con una mezcla de preocupación y algo más que no puedo descifrar.
—¿Estás bien? —pregunta, estudiando mi rostro.
—Sí —respondo, intentando sonar convincente.
Él me observa en silencio por un momento, como si intentara decidir si debe insistir. Finalmente, habla:
—Ese hombre... ¿es el mismo que mencionaste? ¿El que te hizo cambiar... tu forma de vestir?
Desvío la mirada. No quiero hablar de esto, y mucho menos con él.
—Alessandro, no tengo por qué hablar de esto contigo.
Él asiente, pero su mandíbula se tensa. Puedo ver que está molesto, aunque intenta no mostrarlo.
Regresamos a la mesa en silencio. Leonardo nos observa, y su expresión combina celos y preguntas.
—Juliana, ¿te gusta este trabajo o es solo algo temporal? —pregunta Leonardo, con una sonrisa irónica.
Levanto la mirada y lo enfrento directamente.
—Leonardo, estoy aquí para hacer mi trabajo, no para hablar de mi vida personal, ni mucho menos del pasado.
Alessandro sigue la interacción en silencio, pero puedo sentir la tensión acumulándose en él. Parece molesto, incómodo... no entiendo su actitud.
Al terminar la reunión, di gracias al cielo, ya quería acabar con esta noche, pero pasó algo que me dejó helada, Alessandro me tomó de la mano, Leonardo miró nuestras manos entrelazadas y no dudo ni un segundo en preguntar.
— ¿Ustedes son algo?—
Ahí lo supe, sabía que esta noche no iba a quedar ahí y que como siempre Alessandro se iba a hacer notar de alguna manera...
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A mi me huele ¿a Celos? Jajaj... en el siguiente capítulo vamos a ver qué pedo con Alessandro!!!A ti que estás aquí gracias por leerme, dame un voto para que mi historia pueda ser vista por más personas. ❤️
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TikTok: luna_literaria.Apapachos y bonito día 😘
ESTÁS LEYENDO
Amor a la Juliana
RomanceCuando Juliana Ferrer, una chef con un talento nato y una lengua afilada, entra a trabajar en el prestigioso restaurante de Alessandro Fieri, el chef italiano conocido por su carácter indomable y una sonrisa que derrite corazones, jamás imagina la r...