Habían pasado ya 3 semanas desde que Alondra hizo galletas con su tío y conmigo, no había visto a Alessandro ni los viernes. Laura al no estar el jefe relajó un poco la pelvis y le bajó a su intensidad, esperaba que fuera así de ahora en adelante porque que mujer tan intensa.
Estoy haciendo unos pedidos para esta tarde cuando mi iPad suena para avisarme que me llegó un correo corporativo, era de Alessandro, me informaba que mañana tenemos que ir juntos a una reunión importante, al parecer unos clientes importantes harán su celebración de compromiso en el restaurante y querían discutir los detalles como también el pastel y la mesa de dulces tanto para el compromiso como el de bodas, porque también requerían el servicio de catering completo, la reunión sería en otro restaurante en horas de la tarde, por lo cual indica que no vaya en la mañana a trabajar para ponerme "presentable", dejando en claro que nada de mala presencia y que me arreglara porque no iba a pasar vergüenza con mi estilo "corriente".
Provoca responderle que cada vez que me dice corriente me lo imagino como osmel Sousa... idiota ya va a ver. Recojo mis cosas porque ya terminó mi jornada y me voy a casa.
Al día siguiente llegué al restaurante citado con el uniforme de chef impecable, el cabello recogido y un poco de maquillaje suave. No había necesidad de más. Después de todo, estaba en mi jornada de trabajo y, para mí, el uniforme era lo suficientemente presentable. Pero en cuanto Alessandro me vio, sus ojos se entrecerraron, y su expresión pasó de sorpresa a desagrado en menos de un segundo.
—¿Así piensas ir a la reunión? —me espetó, mirándome de arriba abajo con una mezcla de impaciencia y disgusto.
—Estoy en mi horario de trabajo, Alessandro. Y considero que el uniforme es completamente presentable —le respondí, manteniendo mi tono firme. ¿Desde cuándo una reunión con un cliente significaba cambiar quién era yo?
Él soltó un suspiro exagerado y me miró como si acabara de decir la cosa más absurda del mundo.
—Esta reunión es para organizar un evento importante. No voy a pasar vergüenza con alguien que parece... —hizo una pausa, escaneándome con desdén— que va a nadar dentro de una "talla triple x".
Sentí cómo el calor subía a mis mejillas, pero no iba a darle el gusto de verme afectada.
—Alessandro, con todo respeto, esta no es una cita romántica. Estoy aquí como profesional, no para recibir lecciones sobre mi apariencia —repliqué, con una calma que apenas lograba sostener.
Su mirada se volvió burlona, y su tono adquirió un matiz de condescendencia que me revolvió el estómago.
—Muy profesional, ¿eh? Con un uniforme que te queda como una carpa de circo. ¿Qué es lo que estás escondiendo, Juliana? —preguntó, con una sonrisa ladina, como si hubiese dicho la broma más ingeniosa del día.
Me quedé en silencio, pero por dentro me hervía la sangre. ¿Quién se creía para hacer ese tipo de comentarios? Mantuve mi postura rígida y me forcé a mirarlo a los ojos sin titubear.
—Eso, Alessandro, no es de tu incumbencia.
Noté cómo una ceja se alzaba en su rostro, divertido.
—A lo mejor algún trauma debes tener para vestirte de esa manera. De cara estás decente, pero no entiendo por qué esa manía de cubrirte con esa... tienda de campaña.
Las palabras golpearon como un eco amargo. En el fondo, sabía que había algo de verdad en su observación, pero no iba a admitirlo ante él. Todo lo que pensaba de mí o cómo me veía no tenía valor. ¿Desde cuándo me importaba la opinión de un hombre como él?
—Me importa un cacahuate tu opinión, Alessandro. Y menos viniendo de alguien como tú.
Sus ojos se endurecieron, y su sonrisa burlona desapareció. Parecía que había tocado una fibra sensible.
—No te creas tan importante, Juliana. Ya quisieras que un hombre como yo se dignara a voltear a verte.
Las palabras brotaron antes de que pudiera detenerme.
—Alguna vez estuve con un hombre como tú, y gracias a eso, hoy uso mis "trapos de circo".
Por un segundo, noté algo que parecía curiosidad en su mirada. Él no dijo nada, pero pude ver la interrogante formándose en sus ojos, como si mi comentario hubiese removido algo en su interior. Sin decir nada más, me di la vuelta, intentando controlar el temblor en mis manos.
—Voy al baño —murmuré, deseando escapar de esa conversación que había llegado demasiado lejos.
Mientras caminaba hacia la puerta, sentí cómo sus ojos me seguían, pero me negué a mirarlo de nuevo. Me quedé en el baño unos minutos, respirando profundamente, tratando de calmar el torbellino de emociones que había desatado. ¿Qué estaba pasando conmigo? ¿Desde cuándo me afectaban tanto los comentarios de alguien como Alessandro?
Cuando regresé, mi corazón se detuvo al ver quiénes habían llegado al restaurante. Ahí, de pie junto a Alessandro, con su prometida tomada de la mano, estaba Leonardo mi antiguo amor, el causante de mis heridas y la razón por la cual ahora soy lo que soy. La mirada que me lanzó al verme... era una mezcla de asombro e interés, tan clara que todos en la habitación podrían haberla notado.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.Uhhh se prendió esta misa 🤪🔥 que salada está nuestra Juli se encuentra con su Exnovio alias el CUCARACHO en esas fachas y de paso con el jefe que quiere matarla 🫣.
Instagram: lunaliteraria2024
TikTok: Luna_literariaHay buenos Spoilers 🔥
De donde me leen? Por cierto....Gracias por estar aquí ❤️🩹 este es mi primer bebé! Y me siento feliz que estés disfrutando tanto como yo esta historia 🫶🫶🫶
ESTÁS LEYENDO
Amor a la Juliana
RomansaCuando Juliana Ferrer, una chef con un talento nato y una lengua afilada, entra a trabajar en el prestigioso restaurante de Alessandro Fieri, el chef italiano conocido por su carácter indomable y una sonrisa que derrite corazones, jamás imagina la r...