Cap 5- The Supermarket!

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11 de Julio

Lukas Pov:

A la mañana siguiente, la tensión seguía palpable. Estaba agotado, tanto física como emocionalmente. La noche anterior, había sido más larga de lo que nunca hubiera imaginado. Los gritos de Vivian, el constante esfuerzo por calmarla, las horas interminables de dolor, todo eso me había drenado de manera que no tenía palabras ni fuerzas para explicarlo. Sin embargo, había algo en mí que no me permitía mostrarme débil, sobre todo cuando todo lo que quería era que Vivian descansara, aunque no pudiera evitar sentirme completamente derrotado por la situación.

Alan, de alguna manera, nos había sacado del baño, una acción que solo incrementó mi frustración. No se le veía arrepentido por habernos dejado encerrados en ese maldito cuarto durante horas, pero tampoco tenía ganas de discutir. Sabía que lo que acababa de suceder, lo que había vivido Vivian, no merecía más tensión. No lo necesitaba. Así que, cuando me miró, su mirada de cierta forma retorcida, su gesto de superioridad... algo en mí explotó. Sin pensarlo, me acerqué rápidamente y le lancé un golpe que lo hizo caer al suelo. Alan se quedó allí, tirado, y en ese momento, no me importó. No le dije nada. No necesitaba decirle nada.

La rabia, el cansancio, la impotencia, todo se había acumulado dentro de mí, y ese golpe, aunque no era lo que normalmente haría, fue el reflejo de la desesperación que sentía al ver cómo las cosas se escapaban de mis manos. No podía lidiar más con su indiferencia.

Sin mirar atrás, caminé hacia la habitación de Vivian. Ella había estado demasiado tiempo soportando esto. La vi acostada, exhausta, con la piel más pálida de lo normal. La recosté con cuidado en su cama, cubriéndola con las sábanas, y me senté junto a ella, vigilando su respiración.

Al darme vuelta para salir de la habitación y dirigirme a la mía, sentí que Alan iba a decir algo, tal vez una palabra, una queja, o lo que fuera. Pero ni siquiera me detuve a escuchar. Cerré la puerta con fuerza, de manera que el sonido resonó en toda la casa.

Me apoyé contra la puerta, respirando pesadamente. La habitación de Vivian estaba en silencio, y yo necesitaba un respiro, un segundo, aunque fuera solo un suspiro. Sin embargo, sabía que no podía dejar que ese día fuera igual al anterior. Estaba agotado, pero no podía parar. Ni siquiera después de todo lo vivido anoche.

Vivian me necesitaba. Y, aunque a veces no pudiera manejarlo, lo haría.

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Vivian Pov:

Desperté antes que Lukas, como siempre, y me quedé en silencio observando el suave movimiento de su respiración. El sol apenas se filtraba por las cortinas, dejando una luz suave y dorada que iluminaba su rostro mientras dormía. Era un contraste tan grande con la tormenta que siempre parecía haber en su mente. Sus ojos, esos ojos tan intensos y llenos de tantas emociones, ahora descansaban en calma, pero yo sabía que no era por mucho tiempo. Porque Lukas nunca descansaba del todo.

Me levanté despacio de la cama, evitando hacer ruido, y me dirigí hacia la mesa donde había dejado el paquete de gomitas que sabía que tanto le gustaban. No sabía por qué, pero siempre me gustaba sorprenderlo con algo pequeño que me recordara lo que a él le hacía feliz, incluso si eso era solo un paquete de gomitas. Caminé de vuelta a su lado, sentándome al borde de la cama y tomando su mano con suavidad, como si temiera que despertara de golpe. Pero no lo hizo.

Miré su rostro, tan relajado en este momento, y sentí una mezcla de gratitud y tristeza. La gratitud por tenerlo, por todo lo que había hecho por mí en los últimos días, por cada esfuerzo, por cada gesto que había hecho sin pensarlo dos veces. Y la tristeza porque yo, en este momento, no era la misma persona que antes. Mis alergias, mis recaídas, mi enfermedad, todo lo que traía consigo, lo había hecho sufrir demasiado. Y aunque él nunca me lo había dicho, podía verlo en sus ojos, en sus gestos. Podía sentirlo en su falta de descanso.

Cenizas (HER 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora