Cap 30- Resacas y semana de fiestas

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23 de Agosto

Lukas Pov:

El sol se filtraba perezosamente a través de las cortinas, iluminando la sala como si estuviera intentando disimular el caos de la noche anterior. El lugar olía a una mezcla de cerveza, papas fritas y algo que no podía identificar. Por todas partes había vasos vacíos, cojines fuera de lugar, y hasta un zapato que no sabía a quién pertenecía.

Yo estaba medio despierto, pero con un peso encima que me mantenía pegado al mueble. Al bajar la mirada, me di cuenta de que era Vivian, acurrucada contra mi pecho, con su cabello desordenado y su respiración tranquila. Mi cabeza latía como si estuviera siendo golpeada con un martillo, pero aun así no pude evitar sonreír ligeramente al verla tan pacífica. "Qué desastre," pensé, pero no sabía si lo decía por el estado de la sala o por lo que habíamos hecho la noche anterior.

El momento de paz no duró mucho.

De repente, un estruendo ensordecedor rompió el silencio. Un golpe metálico, como si un tren hubiera chocado contra un camión lleno de sartenes.

¡Despiértense, inútiles! —gritó Carlitos, sosteniendo una olla en una mano y una cuchara de madera en la otra. A su lado estaba Alan, riendo como si aquello fuera lo más gracioso del mundo, golpeando otra olla con una cuchara de metal.

El sonido me hizo dar un salto, o al menos intentarlo, porque Vivian seguía encima de mí y casi me caigo del mueble. Ella se despertó de golpe también, con los ojos entrecerrados y claramente confundida.

¿Qué demonios...? —dije, llevándome las manos a la cabeza para intentar calmar el dolor.

Si supieran lo que hicieron ayer... —dijo Carlitos, sonriendo como un niño travieso que acaba de descubrir el mayor secreto del universo.

Vivian levantó la cabeza lentamente, con su rostro entre molesto y avergonzado.

¿Qué hicimos? —preguntó, su voz todavía ronca por el sueño.

Alan se carcajeó, dejando la olla a un lado y señalándonos con un dedo acusador.

¿Qué no hicieron, mejor dicho? —respondió, mientras Carlitos fingía un suspiro dramático.

Yo me pasé una mano por la cara, tratando de recordar algo más allá del momento en que bajamos de su cuarto. Todo era un borrón de música, risas, y... mierda.

No se hagan los inocentes, porque anoche estaban muy bien metidos en su burbuja. —Carlitos hizo comillas en el aire al decir "burbuja".

Vivian me miró y luego volvió a mirar a los otros dos, su cara poniéndose roja como un tomate.

Carlitos, no empieces... —dije, aunque sabía que era inútil.

¿No empiece? Hermano, tengo suficientes historias de anoche como para escribir un libro. —Carlitos se dejó caer en el sillón frente a nosotros, todavía sonriendo. —Desde que bajaron de las escaleras hasta que desaparecieron como a las dos de la mañana...

¡Cállate! —dijo Vivian, enterrando su rostro en mi pecho.

Yo no dije nada, solo miré al techo, deseando que me tragara. Carlitos y Alan seguían riendo, y mientras golpeaban las ollas una vez más para fastidiarnos, solo pude pensar una cosa: "Esto va a ser un día muy, muy largo."

El ambiente en la sala estaba cargado de una mezcla de incomodidad y pura vergüenza, mientras Carlitos se acomodaba en el sillón, de una manera que solo él sabía hacer, relajado, con una sonrisa traviesa en el rostro. Alan, a su lado, estaba casi a punto de reventar de la risa, sin preocuparse lo más mínimo por el desastre que acababan de causar con su "revelación".

Vivian, que parecía estar en un estado de semi-desmayo debido al sueño y la confusión, levantó la cabeza de mi pecho y me miró con los ojos muy abiertos, claramente aterrada por lo que acababa de escuchar. Yo, por otro lado, estaba completamente atónito, con la mente aún luchando por procesar lo que Carlitos acababa de decir. ¿Relaciones? ¿Tuvimos relaciones? ¿Anoche? ¿De verdad?

Carlitos no dejó de sonreír ni por un segundo, disfrutando el espectáculo.

Tuvieron relaciones, chicos. —dijo, pronunciando cada sílaba con una exagerada claridad, como si estuviera explicando un hecho histórico a unos niños de primaria. —Re-la-cio-nes. —hizo una pausa, esperando que todo se asentara en nuestras cabezas.

Vivian me miraba, y yo sentía que mi rostro iba a explotar de lo rojo que estaba. No podía hacer otra cosa más que sentarme erguido, tratando de buscar alguna respuesta lógica en medio de la tormenta de pensamientos que me asaltaba. Pero Carlitos no estaba dispuesto a dejarnos en paz. Él parecía haber hecho su tarea y había visto todo con detalles.

Si no se acuerdan, que es obvio que no, les explico. —continuó, con una sonrisa irónica que no se borraba ni un segundo. —Primero, Vivian llevó a Lukas a la cocina, y digamos que tuvieron su rapidín ahí. Y después, en toda la multitud, Vivian estaba sobre Lukas, con ustedes dos bailando como si nada... hasta que se dirigieron a la habitación. Y allí... bueno, allí pasó lo que pasó, se escuchaban ruidos.

Vivian se cubrió el rostro con las manos, y aunque trató de huir de la mirada de Carlitos, no pudo. Estaba completamente roja, igual que yo. No sabía si reírme o seguir enterrándome en el sofá, pero por dentro sentía un pequeño nudo de incredulidad.

Ahora... ¿ya se acordaron? —Carlitos preguntó con una expresión de diversión y triunfo, como si acabara de ganar una batalla.

Yo sentí que el suelo se me caía bajo los pies. No podía creerlo. ¿En serio? Todo parecía una pesadilla. ¿Esto fue de verdad?

Vivian, finalmente, dejó escapar un pequeño suspiro, casi derrotada. Bajó las manos y, sin mirarme, murmuró:

No quiero ni saber más.

Me quedé en silencio, con la cabeza baja, sintiendo una mezcla de vergüenza y confusión. ¿Cómo pudimos llegar a este punto? ¿Cómo fue que todo se salió de control tan rápido?

Carlitos, para ser honesto, no ayudó mucho con su insistente actitud de sabiondo.

Vamos, chicos. —dijo, cruzando los brazos y recargándose hacia atrás. —Sé que el alcohol puede hacerles perder la memoria, pero todo el mundo en la fiesta lo notó. Nadie olvidó lo que pasó.

¡Carlitos, basta! —Vivian le gritó, levantándose rápidamente y mirando hacia la puerta. —¡Ya fue!

Yo solo pude ver cómo la situación empeoraba, pero no sabía qué más hacer. ¿Qué se supone que debía decirle? ¿Perdón por no recordar? ¿O por no haber detenido las cosas cuando se empezaron a complicar?

Carlitos dejó escapar una risa, levantándose finalmente y dando un paso atrás.

Bueno, bueno, ya. No me hagan caso. Solo les quería dar contexto... Aunque, si necesitan un consejo... —dijo, con una sonrisa pícara. —¡Hablen! Hablen entre ustedes antes de que esto se vuelva algo peor!

Y con esas palabras, nos dejó en un silencio incómodo, en el que solo las risas de Alan y Carlitos resonaban en el fondo. Lo único que sabía era que este día estaba lejos de terminar y las repercusiones de anoche recién comenzaban a sentirse.

También, les recuerdo el itinerario, tenemos diez fiestas, tenemos la fiesta de Karla, que es hoy en la noche, la fiesta de Allison que es mañana, la fiesta de Cassie, que es pasado mañana, La fiesta de Lidia, la fiesta de Luis Arturo, la fiesta de los Skabeche, la fiesta de Alan, la fiesta de Max, y por ultima, mi fiesta, y por ultima la fiesta de Fede, que ya técnicamente es la de Vivian— y con eso termino y se sentó de nuevo en el sofá mientras yo me pasaba la mano por el cabello

Hoy seria un largo día

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⏰ Última actualización: 8 hours ago ⏰

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