Cap 29- La fiesta (Escenas sexuales Third Part)

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Lukas Pov:

El aire entre nosotros se cargó de electricidad nuevamente. Vivian estaba tan cerca que podía sentir su respiración contra mi piel. Mis manos descansaban ligeramente en su cintura, como si estuvieran esperando permiso para moverse, aunque mi mente ya estaba a mil por hora, intentando procesar lo que acababa de suceder.

No podía apartar mi mirada de ella. Sus ojos ámbar, que siempre parecían observar todo, ahora estaban fijos en mí, llenos de algo que no podía identificar del todo. Era deseo, frustración, y quizás algo más profundo, algo que ambos habíamos estado reprimiendo durante demasiado tiempo.

De repente, no hubo más espera. Sin aviso, Vivian volvió a besarme, y esta vez fue diferente. Este beso no era tímido ni lleno de dudas. Era intenso, apasionado, como si todo lo que habíamos sentido, todo lo que habíamos querido decir, estuviera saliendo ahora. Mis manos se movieron por sí solas, rodeándola con firmeza, mientras nuestras respiraciones se entrelazaban en ese momento que se sentía eterno.

Y luego, como si la gravedad misma hubiera cambiado, Vivian se impulsó y terminó sentada sobre mí. Mis espaldas golpearon ligeramente contra la pared, pero no me importó. Sus manos encontraron mi cabello, enredándose en él, y las mías se movieron instintivamente a su espalda, atrayéndola más cerca. Todo en ese momento era un caos perfectamente sincronizado: nuestras bocas explorándose, el calor creciendo entre nosotros, el mundo reduciéndose a nada más que este instante.

Cada beso se volvía más profundo, más hambriento. Sentí cómo sus labios se movían con urgencia contra los míos, y mi corazón latía desbocado, como si fuera a salirse de mi pecho. En un momento, mi boca dejó la suya y descendió hacia su cuello, donde su piel cálida y suave me recibió. Escuché cómo su respiración se aceleraba, casi convertida en pequeños jadeos, y eso solo hizo que mis labios exploraran más. Mi mente estaba nublada, pero no me importaba.

Vivian no hacía nada para detenerme. De hecho, parecía estar completamente perdida en el momento, dejándose llevar por lo que sentíamos. Mis labios se deslizaron por la curva de su cuello, y sentí cómo su cuerpo reaccionaba ante cada pequeño roce. No podía pensar en nada más que en ella. La forma en que su cuerpo se inclinaba hacia el mío, como si necesitáramos estar más cerca de lo que ya estábamos, me volvía loco.

En un instante, me detuve por un segundo, mirando sus ojos. Necesitaba saber. —¿Por qué haces esto? —pregunté con la voz baja, casi en un susurro.

Vivian me miró, sus ojos brillando con algo que parecía una mezcla de desesperación y sinceridad. —Porque no aguanto más, Lukas, —respondió. Su voz tenía un tono quebrado, pero también una fuerza que me desarmó. Su confesión golpeó algo dentro de mí, algo que había estado reprimiendo por demasiado tiempo.

Solté un suspiro que no sabía que estaba conteniendo y respondí con la misma honestidad: —Sinceramente... yo tampoco.

Fue todo lo que necesité decir. En un impulso, me moví. La giré con cuidado, haciendo que su espalda quedara contra la pared, pero manteniendo mis brazos firmemente alrededor de su cintura. La forma en que jadeó suavemente cuando nuestras posiciones cambiaron solo me impulsó a acercarme más. Ahora era yo quien tenía el control, pero no se sentía como una imposición, sino como un acto compartido, como si ambos estuviéramos completamente de acuerdo en lo que estábamos haciendo.

Mis labios encontraron los suyos de nuevo, y esta vez, no había ninguna barrera. Todo lo que sentíamos estaba ahí, en cada beso, en cada caricia. Bajé nuevamente al cuello de Vivian, y su cabeza se inclinó ligeramente hacia un lado, dándome más acceso. Su piel era suave y cálida, y no podía detenerme. Cada pequeño gemido que escapaba de ella me hacía querer más, me hacía perderme más en ella.

Cenizas (HER 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora